Toc, toc
Ya se sabe que ¨¦ste es el a?o internacional de los pueblos ind¨ªgenas. Estupenda efem¨¦rides, que est¨¢ siendo convenientemente celebrada a lo largo y lo ancho del planeta. Recordemos, por ejemplo, que en agosto pasado los garimpeiros o buscadores de oro brasile?os descuartizaron a 19 indios yanomami, seis de ellos ni?os. Son carne de ca?¨®n, y silenciosos. Se mueren d¨®cilmente, perdidos en sus selvas y olvidados por la modemidad y por el mundo.Pero hay personas de coraz¨®n diligente que no les olvidan. Por ejemplo, los de Av¨®n. S¨ª, justamente ¨¦sos, los que aporrean puertas. Leo en una revista femenina que las vendedoras de Av¨®n se han ido a la selva del Amazonas a vender sus productos. Incluso vienen fotos: una chica muy fina extendiendo un potingue en la mano de un hombre con penacho de plumas. Los indios est¨¢n sobreviviendo a duras penas a los virus de los blancos y a los garimpeiros asesinos, pero dudo que puedan superar este pringue cosm¨¦tico.
Yo no soy de los que opinan que las tribus ind¨ªgenas deben ser conservadas a machamartillo en sus pr¨ªstinas condiciones de primitivismo, como quien conserva un panda en un zool¨®gico. Eso es imposible (porque el mundo es ya un irreversible mundo tecnol¨®gico) y quiz¨¢ ni tan siquiera sea deseable: pese a los problemas de adaptaci¨®n, todos los ancianos inuit o esquimales a quienes encontr¨¦ en un viaje al polo norte, por ejemplo, dec¨ªan preferir la vida moderna, con su calefacci¨®n y la seguridad en la comida, a su vida tradicional, que era dur¨ªsima. Otra cosa es, claro, que los ind¨ªgenas puedan controlar su desarrollo en lo posible, y mantener la memoria de lo que fueron. Cosa que no creo que se fomente mucho con las chicas de Av¨®n triscando rid¨ªculamente por la jungla. Av¨®n llama a su liana. Bonita forma de terminar el a?o de los pueblos ind¨ªgenas.
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