Cuando el voto de protesta se vuelve peligroso

Acabamos de ser testigos del triunfo electoral de Vlad¨ªmir Zhirinovski y sus neofascistas en Rusia. El a?o pasado, Ross Perot, el millonario outsider, consigui¨® casi el 20% de los votos en las elecciones presidenciales de EE UU. La nieta de Mussolini obtuvo ventaja en la primera vuelta de las elecciones municipales de N¨¢poles. ( ... ) En Canad¨¢, los partidos de extrema derecha y separatistas diezmaron a los conservadores, que gobernaron durante nueve a?os. ( ... )Casi se puede concluir que ¨¦sta es una gran bola de cera que recorre el hemisferio norte, desde Vancouver hasta Vladivostok. ?Pero es as¨ª realmente? Hay, eso es seguro, al menos dos denominadores comunes. Primero, de Canad¨¢ a Rusia, la gente est¨¢ convirtiendo sus papeletas de voto en armas de protesta. (...)

El segundo factor com¨²n es el crecimiento en todo el mundo de un partido sin nombre: el partido de los no votantes. ( ... ) Estos hechos no pueden ser ignorados ( ... ). Pero ?cu¨¢l es su alcance? Probablemente, no mucho: Alesandra Mussolini se hundi¨® finalmente en N¨¢poles; y pese al descalabro sufrido por los conservadores canadienses, el poder cay¨® en manos de los liberales. ( ... ) La moraleja de la historia es que la protesta no hace la revoluci¨®n. ( ... )

Pero ?qu¨¦ ocurre con Rusia, donde Zhirinovski y sus c¨ªnicamente llamados liberal-dem¨®cratas han ganado en las elecciones parlamentarias? ( ... ).

20 de diciembre