Nostalgia
Jos¨¦ Luis Corcuera se ha convertido, por aparente arte de birlibirloque, en el pol¨ªtico m¨¢s valorado por los espa?oles, seg¨²n una encuesta encargada, creo, por Tele 5. Casi un 70% de los consultados le valora de manera positiva, el doble de lo cosechado por Felipe, Aznar o Anguita.El agudo observador pol¨ªtico se dar¨¢ cuenta de que este fen¨®meno no es m¨¢s que la repetici¨®n de otros parecidos: Felipe cuando se march¨®, Su¨¢rez cuando le echaron y muchos otros al morirse. Los espa?oles comienzan a querer al pr¨®jimo cuando se marcha, cuando no tiene la menor capacidad de influir en sus vidas. Entonces se pone en marcha un mecanismo de nostalgia tan propio de estas entra?ables fechas. Las familias se re¨²nen al calor del hogar y suspiran recordando los tiempos de Corcuera al ritmo de la cantinela: "Por fin, alguien que tiene la decencia de dimitir".
De lo que se trata es de dimitir para que los ciudadanos est¨¦n contentos, aunque recubiertos de la est¨¦tica de la nostalgia. Si un pol¨ªtico quiere gozar del aprecio de sus ciudadanos debe esperar a ganar unas elecciones, o conseguir un nombramiento de importancia, y dimitir cuanto antes. Casi es imposible imaginar los porcentajes de aprecio que conseguir¨ªa Corcuera si no hubiera puesto en marcha la ley que le llev¨® a la dirnisi¨®n. Sin patada en la puerta, le apreciar¨ªa hasta el propio Federico Trillo. En un ciento por ciento de los hogares espa?oles se sentir¨ªa nostalgia de ese hombre que no hizo nada y tuvo la decencia de marcharse. "?Te acuerdas de cuando Corcuera no hac¨ªa nada?", dir¨ªa alguien en cada cena navidefia. Le amamos todos porque ya no hace nada. Se nos ha olvidado que no nos gustaban sus leyes. Yo, en particular, estoy cogiendo un cari?o excesivo a una pila de muertos de esos que se deja uno en el camino. Su recuerdo me provoca una dulce nostalgia. Melancol¨ªa navide?a.
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