Campo de estrellas
El a?o de Mir¨® ha sido tambi¨¦n un a?o de crisis e incertidumbre
Este a?o no puede resumirse con alegr¨ªa; pero debe cerrarse con esperanza. En la cat¨¢strofe habitual de horror y desorden, el optimismo de la voluntad encuentra constelaciones de p¨¢jaros y cometas. Aunque el fin del a?o propicie un escenario de ruido y furia, el centenario de Joan Mir¨® ti?e 1993 con una sombra p¨¢lida y l¨ªrica, que redime la tiniebla violenta del a?o acostumbrado.Podr¨ªamos escribir que este a?o circular y cruel se inicia con los ecos de una suspensi¨®n de pagos y se termina con las voces de otra. Si as¨ª fuese, las im¨¢genes arquitect¨®nicas de 1993 ser¨ªan las torres inacabadas de KIO -vendidas finalmente en subasta a los acreedores del grupo inversor kuwait¨ª- y la nunca construida esfera armilar de PSV -cuya primera y ¨²nica piedra cost¨® 1.700 millones a la promotora de viviendas del sindicato UGT-, dos monumentos est¨¦riles a la codicia y a la megaloman¨ªa. P¨¦simas arquitecturas e ingenier¨ªas triviales, las torres inclinadas de la plaza de Castilla y el globo pinchado del pol¨ªgono de Valdebernardo simbolizan, en la capital del pa¨ªs, el fracaso del norte financiero y el sur cooperativo que formaban las dos almas del proyecto modernizador socialista; un proyecto lesionado por la crisis y los esc¨¢ndalos, y que el carisma de Felipe Gonz¨¢lez salv¨® por la campana en las elecciones de junio.
M¨¢s all¨¢ de rosas o sotos, ambos desplomes hablan del brusco despertar de un sue?o que ha dejado tras de s¨ª oficinas vac¨ªas y viviendas de humo. Al caer el tel¨®n y encenderse las luces, la magia se ha desvanecido y otros dos pretidigitadores notorios han mostrado la miseria de su maleta de trucos: L¨®pez de Arriort¨²a, el "Superl¨®pez" de General Motors y Volkswagen, lejos de traer una f¨¢brica a su pueblo, ha despedido a 9.000 se?ores trabajadores en la gesti¨®n de una crisis industrial que ha demediado una de las empresas emblem¨¢ticas del pa¨ªs, Seat; y Mario Conde, el engominado l¨ªder econ¨®mico que fascin¨® a la generaci¨®n del dinero caliente ha arrastrado a uno de los grandes bancos espa?oles, Banesto, a una situaci¨®n dram¨¢tica que no aliviar¨¢ su patronazgo de Indur¨¢in.
Museos fracturados
Sin embargo, 1993 ha sido tambi¨¦n un a?o mironiano y jacobeo, que ha permitido prolongar el ambiente festivo del 92 con las exposiciones del pintor catal¨¢n en Madrid, Barcelona y Nueva York, y con los m¨²ltiples eventos culturales gallegos y el s¨²bito florecimiento cosmopolita de su arquitectura. Si eligi¨¦semos destacar este componente luminoso, los edificios del a?o no ser¨ªan unas oficinas inclinadas y una bola de promesas, sino dos museos fracturados y blancos: la Fundaci¨®n Mir¨® en Palma de Mallorca y el Centro Gallego de Arte Contempor¨¢neo en Santiago de Compostela, dos obras singulares de dos maestros en plena madurez, Rafael Moneo varo Siza.La planta estrellada de la Fundaci¨®n Mir¨®, construida junto al estudio que proyect¨® Sert para el pintor en Son Abrines, enlaza los pasos de Moneo con los de su predecesor en Harvard, y evidencia su talento para los edificios culturales, ya manifestado en el museo madrile?o de la colecci¨®n Thyssen, este a?o tambi¨¦n felizmente noticia por la venta definitiva a Espa?a de los lienzos. Los vol¨²menes inmaculados del museo de Siza, por su parte, son s¨®lo el primer resultado de un generoso desembarco de grandes arquitectos espa?oles y extranjeros que prometen, con su pr¨®xima presencia en Santiago, en La Coru?a, en Vigo o en Pontevedra, hacer del finisterre europeo un destino de peregrinos de la arquitectura, como habr¨¢ de serlo tambi¨¦n la ciudad de Bilbao, embarcada en un ambicioso esfuerzo de remodelaci¨®n.
Pero el a?o ha sido tambi¨¦n teatro de pol¨¦micas, y muchas de ellas en torno a las arquitecturas de la reuni¨®n y el espect¨¢culo. El Teatro Romano de Sagunto, reconstruido por Grassi y Portaceli con decisi¨®n extremista, y paralizado despu¨¦s por los jueces, ha sido el caso m¨¢s notorio; el Palacio de los Deportes de Huesca, una obra de Enric Miralles cuya cubierta se desplom¨® en abril, la m¨¢s preocupante se?al de alarma para la pl¨¢stica inestable de la deconstrucci¨®n. La crisis jur¨ªdica de Sagunto y la crisis f¨ªsica de Huesca han sacudido los cimientos de la profesi¨®n con m¨¢s fuerza que la esperable crisis est¨¦tica de la mayor obra del Ayuntamiento de Madrid, el Palacio de Congresos de Bofill, o la inevitable crisis cronol¨®gica del teatro Real en la misma desafortunada ciudad, donde la obra m¨¢s importante del Ministerio de Cultura ha visto retrasada su apertura hasta 1995.
El a?o de Calatrava
Por lo dem¨¢s, ¨¦ste ha sido el a?o del valenciano Santiago Calatrava, que ha alcanzado el reconocimiento de una exposici¨®n monogr¨¢fica en el santuario del MOMA neoyorquino; honor en el que s¨®lo hab¨ªa sido precedido por el catal¨¢n Ricardo Bofill, catapultado hoy al firmamento cuch¨¦ de las revistas del coraz¨®n y al cenit cat¨®dico de la ascendente televisi¨®n-basura por la boda de su hijo con Ch¨¢beli Iglesias. El jurado del Pr¨ªncipe de Asturias ha homenajeado la arquitectura en la persona del veterano maestro S¨¢enz de Oiza, primer arquitecto espa?ol que recibe el premio; y los jurados extranjeros han distinguido a nuestros j¨®venes: el Premio Palladio se concedi¨® a los madrile?os Matos y Mart¨ªnez Castillo, y los estudiantes espa?oles, con 13 premios, obtuvieron la primera pla za destacada en el concurso Future Bauhaus, al que concurrieron 350 escuelas europeas. Mientras tanto, la Administraci¨®n espa?ola ha mostrado su desafecto o su ignorancia de la arquitectura con una desafortunada reforma profesional y una a¨²n m¨¢s desconcertante reforma escolar.En el mundo, la galer¨ªa de galardonados del a?o manifiesta una notoria timidez, quiz¨¢ en sinton¨ªa con el retorno a un moderado neomodernismo tras el desprestigio del historicismo posmoderno y el escaso arraigo de las cabriolas deconstructivas. El Premio Pritzker y el de la UIA (Uni¨®n Internacional de Arquitectos) se ha concedido por primera vez a la misma persona, el sensato y ecl¨¦ctico Fumihiko Maki, y los restantes premios de prestigio han ido a parar a septuagenarios que dejaron su obra mejor en los a?os sesenta; el Praemium Imperiale, a Kenzo Tange; la Medalla del norteamericano AIA a Kevin Roche, y la del brit¨¢nico RIBA a Giancarlo de Carlo son galardones tan merecidos como poco novedosos. En otro orden de cosas, 1993 se cobr¨® el peaje habitual de desaparecidos ilustres. El mismo a?o que murieron don Juan de Borb¨®n y Federico Fellini, la arquitectura registr¨® la p¨¦rdida de la brit¨¢nica Alison Smithson, del finland¨¦s Reima Pietila y de nuestro entra?able Ram¨®n V¨¢zquez Molez¨²n.
La arquitectura s¨®lo ha alcanzado los titulares del a?o con las grandes cat¨¢strofes o los templos expiatorios de este siglo violento, que se alumbr¨® con sangre en Sarajevo y agoniza, tambi¨¦n entre dolor y frustraci¨®n, en la misma capital bosnia. El atentado del fundamentalismo isl¨¢mico contra las Torres Gemelas de Nueva York en febrero, la devastaci¨®n por el IRA de la City londinense en abril o el incendio del Parlamento ruso por el golpe de Estado de Yeltsin en octubre hablan de conflictos ¨¦tnicos, religiosos y pol¨ªticos que desgarran el tejido social de las culturas y el tejido f¨ªsico de las ciudades en un mundo simult¨¢neamente m¨¢s integrado por autopistas inform¨¢ticas y acuerdos econ¨®micos, y m¨¢s fragmentado por odios raciales o desacuerdos ling¨¹¨ªsticos.
Aunque algunos conflictos han mostrado se?ales optimistas -como el apret¨®n de manos entre Arafat y Rabin, o la campa?a del lazo azul en el Pa¨ªs Vasco-, lo cierto es que las heridas del mundo est¨¢n casi todas abiertas, y las religiones se enfrentan a ellas con piedad, c¨¢lculo e impotencia. Mientras los templos musulmanes se destruyen en la India y en Bosnia, Hassan II ha construido en Casablanca la mayor mezquita al oeste de La Meca, en un esfuerzo por encauzar el auge isl¨¢mico que est¨¢ arrasando Argelia o Egipto; el cardenal Obando ha construido en la arruinada Managua una catedral frente a los sandinistas y a las sectas protestantes; y los jud¨ªos norteamericanos han financiado un Museo del Holocausto en Washington, que ha sido el acontecimiento arquitect¨®nico del a?o, comparable s¨®lo al entusiasmo cinematogr¨¢fico que ha despertado La lista de Schindler, las tres emocionantes horas en blanco y negro sobre el genocidio jud¨ªo de un Spielberg posjur¨¢sico.
Los holocaustos cotidianos, sin embargo, contin¨²an en un planeta devastado por cat¨¢strofes ecol¨®gicas b¨¦licas, econ¨®micas y sanitarias, que deletrean los signos de ese nuevo desorden internacional que ha gestado la sociedad del malestar. Pero la esperanza habita todav¨ªa en las constelaciones de Mir¨®, con soles y mujeres, caracoles y lunas; o en una estrella de agua transparente y verde al borde del mar. El escultor Alberto pensaba que "el pueblo espa?ol tiene un camino que conduce a una estrella". Quiz¨¢ sea ¨¦sta.
Babelia
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