La reforma constitucional argentina
Parece haber una coincidencia general en que la reforma constitucional aprobada por el Congreso argentino el pasado 28 de diciembre tiene por finalidad el garantizar la reelecci¨®n de Carlos Menem, en 1995. Y no hay duda de que esa aspiraci¨®n fue lo que llev¨® al presidente a pactar con su principal rival y antecesor en el cargo, Ra¨²l Alfons¨ªn, los t¨¦rminos en que deb¨ªan realizarse los cambios en el texto fundacional del Estado.Alfons¨ªn, dando prueba de realismo y de inteligencia pol¨ªtica, y pese a la oposici¨®n de un amplio sector de su propio partido, dio el paso adecuado para evitar la convocatoria de un refer¨¦ndum que Menem hubiese ganado por aplastante mayor¨ªa, y para introducir modificaciones en la Constituci¨®n por las que hab¨ªa venido luchando durante a?os para transformar las estructuras electoral y del Gobierno. Por ende, las interpretaciones de la reforma que apuntan en exclusiva a las ambiciones personales del actual presidente resultan pol¨ªticamente coyunturales e hist¨®ricamente limitadas.
Es cierto que la nueva Constituci¨®n argentina, cuya ratificaci¨®n por el Senado y por la Convenci¨®n Constituyente convocada a tal efecto, instancias en las que el justicialismo gobernante tiene asegurada una c¨®moda mayor¨ªa, permitir¨¢ la reelecci¨®n de Menem. Pero ya no por un periodo de seis a?os, que era hasta ahora el lapso de permanencia en el poder del titular del Ejecutivo, sino por uno de cuatro. Es decir, que se pasa de una ¨²nica etapa de gobierno de seis a?os a la posibilidad de dos de cuatro. A la vez, se introduce una divisi¨®n de funciones en el Ejecutivo que diluye el tono esencialmente presidencialista del sistema de gobierno de los argentinos mediante la creaci¨®n de una nueva figura: la del jefe de Gobierno. El presidente, como en todo r¨¦gimen republicano, posee en Argentina las atribuciones del jefe del Estado. No obstante, hasta la fecha ejerc¨ªa tambi¨¦n todas las funciones de un presidente de Gobierno o un primer ministro. A partir de la reforma, estas ¨²ltimas se repartir¨¢n. Ello, como demuestra la experiencia francesa, es un seguro de estabilidad, cosa important¨ªsima en un pa¨ªs en el que la democracia, al cabo de medio siglo de golpes de Estado, dista a¨²n mucho de gozar de buena salud. Adem¨¢s, es un factor de flexibilizaci¨®n en las relaciones entre partidos, a los cuales impone el consenso en cuestiones b¨¢sicas.
El papel del presidente se ver¨¢ igualmente reducido al limitarse sus poderes en la promulgaci¨®n de decretos de necesidad y de urgencia.
Para reforzar su representatividad, sin embargo, la reforma atiende a aspectos electorales definitorios: por una parte, se pasa de la designaci¨®n del presidente y del vicepresidente por un colegio electoral a la elecci¨®n directa de ambos; por otra, se instituye una segunda vuelta en el caso de que ninguno de los candidatos presentados alcance en la primera el 45% de los votos.
Asimismo, la nueva Constituci¨®n consolida y desarrolla el car¨¢cter federal de la organizaci¨®n del Estado argentino, al aumentar de dos a tres el n¨²mero de senadores por provincia, e incorporar la elecci¨®n directa de los mismos, incrementado y democratizando la representaci¨®n territorial. Tambi¨¦n el cargo de intendente (alcalde) de Buenos Aires -en cuya jurisdicci¨®n vive un importante n¨²cleo de poblaci¨®n, tienen su sede las instituciones del Estado y se desarrolla la casi totalidad de las transacciones comerciales de Argentina-, que era de designaci¨®n presidencial, se convierte en cargo electivo, como lo es en el resto de las ciudades del pa¨ªs. La creaci¨®n de un Consejo de la Magistratura, capacitado para nombrar candidatos a jueces, abre las puertas de la reestructuraci¨®n de un poder judicial enormemente desprestigiado por la corrupci¨®n y la perpetuaci¨®n en sus puestos de magistrados ascendidos durante la dictadura militar.
Por ¨²ltimo, en un gesto de respeto por la realidad de un pa¨ªs fundado en la inmigraci¨®n de gentes de los m¨¢s diversos or¨ªgenes, la reforma deroga el requisito de que el presidente sea cat¨®lico apost¨®lico romano, condici¨®n que ha de haber pesado decisivamente en la conversi¨®n de m¨¢s de un candidato y de m¨¢s de un gobernante: los antepasados de Arturo Frondizi fueron jud¨ªos, y Carlos Menem profes¨® la fe musulmana hasta iniciar su carrera pol¨ªtica.
La reforma constitucional aprobada por los diputados argentinos va, pues, bastante m¨¢s all¨¢ de una simple enmienda destinada a autorizar la permanencia en el poder del actual presidente durante otros cuantos a?os: afecta a la estructura del Estado, y lo hace en un sentido positivo, contemplando las necesidades y la evoluci¨®n de la sociedad.
Esto no convierte a Carlos Menem en un dem¨®crata de raza ni desbarata sus ambiciones: simplemente, fija con una mayor precisi¨®n las reglas del juego democr¨¢tico en Argentina, extendiendo su alcance y reduciendo el margen de impunidad de los cargos p¨²blicos. En los pr¨®ximos a?os, cuando las debilidades de la econom¨ªa mundial y la naturaleza irremediablemente provisional del Plan Cavallo golpeen con fuerza sobre los bolsillos de los argentinos, har¨¢ falta una democracia muy estable, muy asentada en la conciencia c¨ªvica, para que no prosperen las iniciativas de cuartel.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.