Las autoridades refuerzan a seguridad en las prisiones venezolanas tras el mot¨ªn
Las fuerzas de seguridad han reforzado los mecanismos de seguridad de todas las c¨¢rceles venezolanas tras el sangriento mot¨ªn en el que murieron 107 reclusos del penal de Maracaibo. La prisi¨®n venezolana de Sanabeta, a 520 kil¨®metros al oeste de Caracas, se convirti¨® el lunes en una infierno, tras el incendio provocado al parecer por los presos de la tribu guajira.
Nadie se atreve a dar una cifra definitiva, pero los muertos superan el centenar. Los equipos de rescate comenzado ayer a recuperar los primeros cad¨¢veres, muchos de ellos calcinados. En los alrededores, grupos de familiares aguardaban noticias de los suyos. Las escenas de tensi¨®n y dolor se suced¨ªan. 54 de los cuerpos han podido ser identificados a duras penas. Muchos presentan horribles mutilaciones.La conflictiva prisi¨®n de Sanabeta, un centro penintenciario dise?ado para 800 reclusos, albergaba en el momento del mot¨ªn a m¨¢s de 3.000. No es la primera vez que esta prisi¨®n, situada en la petrolera ciudad de Maracaibo, es protagonista de un incidente sangriento. En 1993, resultaron muertos 26 presos.
El domingo, a la hora de las visitas, y de forma s¨²bita, estall¨® el mot¨ªn. Los funcionarios no le hiceron frente y optaron por la retirada. Seg¨²n la versi¨®n oficial, dada a conocer por el comisario Eduardo Villalobos, quien dirigi¨® las operaciones policiales, los reclusos se enzarzaron en una cruenta batalla por el control de la prisi¨®n. La lucha entre las bandas se extendi¨® a las tres alas de Sanabeta multiplic¨¢ndose las escenas de crueldad y venganza. Algunos de los reclusos capturados por el grupo rival fueron ahogados en los tanques de agua, otros, simplemente, decapitados a machetazos. La mayor¨ªa de los presos estaban armados con cuchillos y algunos con armas de fuego.
Fuego y p¨¢nico
En la madrugada del lunes, la situaci¨®n qued¨® totalmente fuera de control cuando se desat¨® un incendio en una de las salas, provocado, seg¨²n fuentes de la Guardia Nacional, por presos de la tribu de los indios guarijos, que habitan en la frontera entre Venezuela y Colombia. El fuego se propag¨® con inusitada rapidez, convirtiendo gran parte del penal en una antorcha. Dos de las tres alas, la cocina y la enfermer¨ªa resultaron afectadas. El p¨¢nico, la inhalaci¨®n de humos t¨®xicos y el mismo fuego convirtieron el mot¨ªn en una de las mayores tragedias penitenciarias de la historia venezolana.
Las autoridades de Maracaibo anunciaron ayer el final oficial del mot¨ªn. La Guardia Nacional controlaba la situaci¨®n. El general Jes¨²s Rojas, responsable de este cuerpo, asegur¨®, tras reconocer el lugar de los hechos: "Nunca he visto nada igual". El Gobierno venezolano ha nombrado a un investigador especial, el juez Salvador Cubill¨¢n, quien deber¨¢ presentar un informe sobre lo sucedido. La gobernadora del Estado de Zulia, Lolita Aniyar, orden¨® el traslado de los supervivientes *a otros centros.
Casi coincidiendo con el final de los acontecimientos de la prisi¨®n maracucha de Basaneta, ayer estall¨® un segundo mot¨ªn, esta vez en el penal de Tocoron, en el Estado de Aragua, a 70 kil¨®metros al oeste de Caracas. En esta ocasi¨®n, las fuerzas del orden se hicieron inmediatamente con la situaci¨®n. Seis reclusos resultaron muertos. El director general de prisiones, Dora Bracho reconoci¨® ayer que al menos 40 han logrado escapar de Tocoron a trav¨¦s de t¨²neles.
"Esto no se puede repetir m¨¢s", afirm¨® compungido el obispo Ovidio P¨¦rez Mu?oz, quien visit¨® ayer Sabaneta. "Tiene que buscarse una soluci¨®n". Fuentes independientes consideran el hacinamiento de las c¨¢rceles venezolanas -hay m¨¢s de 30.000 reclusos en 33 centros dise?ados para albergar la mitad- la principal causa de los motines.
Por otra parte, una persona result¨® muerta y otras 20 heridas en el penal de Huancayo, en Per¨², en una reyerta entre presos de la banda mao¨ªsta Sendero Luminoso.
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