Espejos enfrentados
Marta C¨¢rdenas (San Sebasti¨¢n,1944) suele acompa?ar sus exposiciones con la inclusi¨®n de textos propios en el cat¨¢logo. Son a veces fragmentos del diario personal que recoge las vicisitudes del trabajo diario, cartas que conf¨ªan a la amistad los gozos y tribulaciones de la intimidad Creativa, invitaciones a adentramos, en compa?¨ªa de la artista, en las perplejidades que ante ella misma abre su labor. Palabras siempre esclarecedoras, lo son a mi juicio, m¨¢s all¨¢ de su di¨¢fana y esforzada sinceridad, por una raz¨®n indirecta que resulta finalmente m¨¢s certera.Siempre he tenido la impresi¨®n de que los textos de la artista donostiarra revelaban el sentido profundo de su pintura, antes por su estilo singular que por su minucioso contenido. En su compulsiva vocaci¨®n de despojarse de toda coartada, en la que busca ella misma comprender, y luego mostramos, la naturaleza de una pr¨¢ctica creativa que debe mucho al dictado de la intuici¨®n, reconocemos fielmente el alma que anima a esas pinturas que persiguen en el paisaje una visi¨®n capaz de extraer la ra¨ªz m¨¢s pura de su mudable identidad. No es, como bien advert¨ªa el compositor Luis de Pablo de una obra cuya g¨¦nesis tan bien conoce, una b¨²squeda trascendente del sentido del mundo tras la piel infinitamente cambiante: de las sensaciones, sino un di¨¢logo personal en el que la artista. busca su propia reconciliaci¨®n ante la sorpresa incesante de la naturaleza mudable. As¨ª lo expresa tambi¨¦n Marta C¨¢rdena en el texto que acompa?a a este ciclo, emocionante y delicado, de telas recientes. En la memoria de la propia obra, de 'los modos sucesivos de traducci¨®n del paisaje, la pintora se sorprende ante su propia identidad siempre cambiante, perpleja ante las distintas personalidades que cada periodo descubre en ella misma.
Marta C¨¢rdenas
Galer¨ªa Soledad Lorenzo. Orfila, 5. Madrid. Hasta el 22 de enero.
El significado del di¨¢logo entre pintura y naturaleza cobra entonces la figura de dos espejos enfrentados que se acechan en el tiempo, devolvi¨¦ndose im¨¢genes que se transfoman sin cesar. Tal es, tambi¨¦n, el secreto suntuoso que esta obra nos brinda en su persecuci¨®n de la infinita y esquiva riqueza que vibra en el motivo: un modelo, una v¨ªa de conocimiento en la que aprenderemos a tientas de la mano de la propia pintora, a intuir la m edida, no menos insondable y f¨¦rtil, de ese otro caudal que acecha en el esp¨ªritu de nuestra especie.
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