Un Cura denuncia a su hermano por sacar dinero a feligresas para tragaperras
El p¨¢rroco de una iglesia de la zona sur de Madrid est¨¢ amargado. La ludopat¨ªa que, seg¨²n ¨¦l, sufre su hermano (Joaqu¨ªn E. G., de 55 a?os) le est¨¢ costando muchos disgustos; y a sus feligreses, tambi¨¦n.El sacerdote se ausent¨® el pasado mes de diciembre de la parroquia para hacer unas suplencias en Tenerife. Cuando regres¨® supo que su hermano se hab¨ªa inventado ficticias necesidades de la parroquia para recolectar dinero entre los feligreses y gastarlo en m¨¢quinas tragaperras. Mediante sus invenciones, consigui¨® numerosas aportaciones de devotos (fundamentalmente, mujeres de avanzada edad) que rondan entre las 5.000 y las 10.000 pesetas.
Tanta indignaci¨®n sinti¨® el sacerdote que ha decidido llevarle a los tribunales, seg¨²n han informado fuentes policiales. A unas monjas amigas de su hermano les sac¨® 10.000 pesetas argumentando que eran para financiar una obra de teatro religiosa. Otra aportaci¨®n de 5.000 pesetas la obtuvo de una feligresa que regenta un bar cerca de la iglesia. A esta ¨²ltima le dijo que su hermano estaba fuera de la parroquia y que necesitaba dinero para enviarle urgentemente un paquete.
El dinero del pr¨®jimo
La escenificaci¨®n de obras teatrales era su mejor arma para conseguir dinero del pr¨®jimo. De una mujer de 72 a?os, conocida de su hermano, como todas sus v¨ªctimas, obtuvo 30.000 pesetas, en dos veces, para costear "la propaganda" de una supuesta obra teatral que, seg¨²n le cont¨®, quer¨ªa representar en el municipio de Meco.
Joaqu¨ªn E. G. vive en esta localidad, precisamente en una casa propiedad de su hermano sacerdote. Tiene "verbo f¨¢cil" para engatusar a la gente y hacer cre¨ªbles sus falsas historias, seg¨²n reza en la denuncia que su hermano ha presentado contra ¨¦l en una comisar¨ªa madrile?a.
El cura desea recuperar ahora su vivienda, pero no puede. Joaqu¨ªn ha cambiado la cerradura de la puerta y desde hace varios d¨ªas no da se?ales de vida. La polic¨ªa ha estado varias veces en la vivienda, pero nadie contest¨® a sus llamadas. Los vecinos aseguran que no le han visto desde hace varios d¨ªas.
No s¨®lo se ha limitado a conseguir dinero f¨¢cil de los feligreses. El sacerdote le acusa tambi¨¦n de haber sustra¨ªdo dos talones por un importe total de 450.000 pesetas a un t¨ªo de ambos, impedido f¨ªsicamente. Este familiar se qued¨® en casa de Joaqu¨ªn, en Meco, cuando el sacerdote (que es quien habitualmente le cuida) se march¨® a Tenerife. Como est¨¢ impedido, pidi¨® a su hermano Joaqu¨ªn que se hiciera cargo de ¨¦l.
El p¨¢rroco atribuye a la ludopat¨ªa las frecuentes fechor¨ªas que ha cometido su hermano en los ¨²ltimos a?os. Nada se sabe ahora del dinero obtenido por Joaqu¨ªn mediante sus artes. Aunque el sacerdote teme lo peor: que est¨¦ en las rendijas de cualquier m¨¢quina tragaperras.
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