Redondo se explica
ENTRE ASUMIR abiertamente la responsabilidad y negar la evidencia, Nicol¨¢s Redondo se ha quedado en un punto intermedio. Reconoce, algunos errores, pero inmediatamente se indulta a la vista de las atenuantes. Su comportamiento ha sido, pues, el habitual entre los pol¨ªticos cogidos en falta; al menos entre los pol¨ªticos no excesivamente c¨ªnicos. Lo peor de este asunto envenenado de la cooperativa de viviendas auspiciada por UGT es que el esc¨¢ndalo acaba con el primer intento de modernizaci¨®n de esa central en el sentido de convertirla en un sindicato de servicios, al estilo de los m¨¢s desarrollados, como el alem¨¢n. El derrumbe del grupo de empresas ugetista, constituido a partir de 1988 sobre las sociedades de un ex con cejal del PCE, Carlos Sotos, hoy militante socialista, ha atrapado entre sus restos los ahorros -cerca de 46.000 millones de pesetas- de alrededor de 20.000 familias. La cooperativa Promoci¨®n Social de Viviendas (PSV) y su gestora (Iniciativas de Gesti¨®n de Servicios), ambas en suspensi¨®n de pagos, se han salvado a duras penas de la quiebra. S¨®lo la aportaci¨®n de dinero p¨²blico, 9.200 millones de pesetas del Instituto de Cr¨¦dito Oficial (ICO), ha evitado que el proyecto saltara definitivamente por los aires.
Las explicaciones de la direcci¨®n de UGT sobre el esc¨¢ndalo no han sido hasta el momento claras ni afortunadas. Si hay que creer a la direcci¨®n del sindicato, durante los cinco a?os de vida de un proyecto basado en su imagen y en sus siglas, ninguno de sus dirigentes supo realmente cu¨¢l era el estado real de las empresas. Y ello a pesar de que al menos un miembro de su ejecutiva formaba parte de los ¨®rganos de control de la cooperativa. La explicaci¨®n de que el sindicato como tal s¨®lo pose¨ªa el 47% de las acciones de IGS (el otro 53% lo controlaba una fundaci¨®n dirigida por Carlos Sotos) es poco satisfactoria. Un 47% de acciones, una imagen comprometida y los ahorros de 20.000 familias, muchas de ellas cotizantes del sindicato, son razones m¨¢s que suficientes para vigilar la marcha de un proyecto de la envergadura de PSV. No es dif¨ªcil imaginar lo que habr¨ªan dicho ciertos dirigentes de UGT ante intentos de justificar en esos t¨¦rminos otros famosos desastres de los ¨²ltimos a?os.
Redondo s¨®lo ha reconocido el error de haber sido demasiado ingenuo al confiar en gestores como Carlos Sotos. Sin embargo, la decisi¨®n de la direcci¨®n ugetista de hipotecar todo su patrimonio para sostener el proyecto supone la aceptaci¨®n t¨¢cita de que su responsabilidad va m¨¢s all¨¢ de lo que ahora reconoce. Aunque, como ha asegurado el propio Redondo, el sindicato puede no ser legalmente el primer responsable de lo sucedido, no es menos cierto que entre IGS-PSVy el sindicato han existido nexos muy estrechos, algunos de los cuales est¨¢n a¨²n por aclarar. En s¨ª mismos aumentan, varios grados la responsabilidad de la central.
Por ejemplo, est¨¢ a¨²n por detallar cu¨¢l fue el verdadero papel del yerno de Nicol¨¢s Redondo, Ignacio L¨®pez, al frente de la aseguradora del sindicato, Unial, cuyas p¨¦rdidas -2.800 millones de pesetas en 1992- fueron el detonante de la crisis de todo el grupo. Tambi¨¦n requieren una explicaci¨®n los cobros efectuados por el propio sindicato a IGS por diversos conceptos o la relaci¨®n entre las cuentas de IGS y la compra de la sede del sindicato en la calle de Hortaleza de Madrid. S¨®lo si UGT clarifica todos los puntos oscuros tendr¨¢ derecho a pedir cuotas de responsabilidad a los poderes p¨²blicos que facilitaron la conversi¨®n de PSV en un proyecto fa ra¨¦nico, a los pol¨ªticos que han intentado convertir el fracaso de la cooperativa en arma contra UGT y el movimiento sindical en general, y a los banqueros que exigen m¨¢s p¨®lizas de las debidas a un proyecto, como es la construcci¨®n de viviendas sedales, que tiene un indudable inter¨¦s para el conjunto de la sociedad.
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