San Ant¨®n
Tengo la suerte, desde hace a?os, de vivir justo al lado de San Ant¨®n. Aunque no soy religioso, me gusta o¨ªr sus campanas los domingos por la ma?ana mientras duermo, y escuchar, al pasar frente a sus puertas, el ¨®rgano en el que empez¨® a tocar El Reverendo, el pianista m¨¢s fordiano de las noches de Madrid. Pero, sobre todo, lo que m¨¢s gusta de San Ant¨®n, ese convent¨®n ajado cuyas tapias se desconchan a pedazos entre las viejas tabernas de la calle de Hortaleza y el interminable tr¨¢fico, es acudir cada 17 de enero -o sea, ma?ana, lunes- a la procesi¨®n de los animales.San Ant¨®n es desde antiguo el patr¨®n de los animales. Antiguamente, cuando Madrid era a¨²n un poblach¨®n labriego, los madrile?os le festejaban engalanando sus yuntas de bueyes, como hac¨ªa San Isidro, y d¨¢ndoles descanso. Pero hace tiempo que Madrid olvid¨® su pasado labriego, y aun a sus propios santos, y desde entonces, los ¨²nicos animales que la habitan son los del zoo de la Casa de Campo y los miles de perros, gatos_y p¨¢jaros que los vecinos guardan en casa. Lo que no impide que cada 17 de enero recuerden a San Ant¨®n llev¨¢ndoselos a bendecir y aprovechando la procesi¨®n . para saludar al santo.
Es una procesi¨®n ins¨®lita. Perdido ya el costumbrismo por su propia condici¨®n de trasnochada (qu¨¦ mayor contrasentido que festejar a los animales en este hongo de asfalto) y privada del sentido religioso que sin duda tuvo un d¨ªa, la procesi¨®n de los animales es una especie de cabalgata en la que ni siquiera faltan, para darle m¨¢s color y consistencia, los caballos de la polic¨ªa e incluso alg¨²n camello tra¨ªdo del zool¨®gico para encabezar la marcha. Pero lo que m¨¢s abundan son, evidentemente, los perros y los gatos, que desfilan muy solemnes al lado de sus due?os y que, al pasar frente a la puerta de la iglesia, reciben de mala gana la bendici¨®n de un cura rollizo que parece el mism¨ªsimo San Ant¨®n, pero sin barba.
Personalmente, detesto, tanto como el costumbrismo, los festejos populares: la tradici¨®n, y m¨¢s en esta ciudad, no es sino la nata rancia de una leche ya cortada. Pero a la procesi¨®n de San Ant¨®n nunca falto. Lo he hecho durante anos y volver¨¦ a hacerlo ma?ana, aunque ya no tengo nada que bendecir ni a nadie que me acompa?e.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.