Lo 'pol¨ªticamente correcto' llega a Europa
La moda norteamericana de un idioma sin terminos sexistas o racistas cunde en el Reino Unido
La prensa regional brit¨¢nica se ha hecho eco recientemente de los apuros de un escritor estadounidense de novelas del Oeste afincado en el pa¨ªs. Sus editores le han rescindido el contrato por utilizar un lenguaje ofensivo. Llamaba indios a los nativos americanos y negros a los afroamericanos. Ambos t¨¦rminos, "pol¨ªticamente incorrectos", convert¨ªan sus libros en ejemplos de las m¨¢s arraigadas tradiciones de la cultura occidental dominada por el hombre blanco. Surgido en Estados Unidos, los efectos del movimiento que promueve formas de expresi¨®n, actitudes y valores "pol¨ªticamente correctos", empiezan a notarse tambi¨¦n en el Reino Unido.Los ejemplos cl¨¢sicos (persona de color es la que no pertenece a la raza blanca; trabajadora del sexo se prefiere a prostituta o desaf¨ªo visual a ceguera) han dado paso al control de pr¨¢cticas sexistas o discriminatorias en escuelas, universidades o empresas.
As¨ª, las directrices acerca del acoso sexual y racial reci¨¦n publicadas por la Universidad de Leicester, en el centro de Inglaterra, son cada vez m¨¢s corrientes en el mundo acad¨¦mico brit¨¢nico. Est¨¢n dirigidas al profesorado y suelen acompa?arse de cursillos para que los docentes sepan c¨®mo actuar en caso de convertirse en testigos o v¨ªctimas de dichos incidentes.
"Fuerza policial"
"Es cierto que movimientos como ¨¦ste ayudan a ser m¨¢s correctos o delicados con el lenguaje. En el fondo, todo lo que somos aparece en nuestra forma de expresarnos. Pero no creo que su influencia sea tan fuerte aqu¨ª como en Estados Unidos. A¨²n no tenemos a nadie que nos diga c¨®mo debemos hablar o comportarnos. No hay una especie de fuerza policial dedicada a imponer el t¨¦rmino adecuado", se?ala Gordon Campbell, profesor de ingl¨¦s en la Universidad de Leicester.S¨ª reconoce, sin embargo, que alguna de sus colegas ha optado por emplear el uso del g¨¦nero femenino sobre el masculino a la hora de dirigirse a sus alumnos. "Lo justifican diciendo que la mayor¨ªa de sus estudiantes son mujeres".
La ola de lo pol¨ªticamente correcto se acerca tambi¨¦n a los consejos de redacci¨®n de diccionarios tan famosos como el Short Oxford-English Dictionary. "Algunas expresiones pueden tener connotaciones muy ofensivas para ciertas comunidades como la hebrea. Si no se incluyen, el diccionario habr¨¢ optado por dictar normas de lenguaje en lugar de describirlo. Una elecci¨®n que puede ser err¨®nea y perjudicial a la larga", agrega Gordon Campbell.
Otro ejemplo m¨¢s: en Oxford y Cambridge, las dos universidades m¨¢s conocidas y respetadas del pa¨ªs, las j¨®venes que ultiman su licenciatura se niegan cada vez con m¨¢s frecuencia a participar en sesiones individuales con sus directores de tesina. No es que crean que exista peligro de acoso sexual. Lo que rechazan es la dominaci¨®n marcada por el g¨¦nero (masculino en este caso, ya que el docente suele ser un hombre mucho mayor que ellas).
El movimiento en pro de lo pol¨ªticamente correcto tiene tambi¨¦n sus cr¨ªticos. A base de considerar err¨®neo cualquier pensamiento u obra emanados de la cultura blanca occidental, pueden desaparecer de colegios y universidades autores esenciales para la comprensi¨®n de la evoluci¨®n humana.
Los versos del poeta brit¨¢nico Philip Larkin fueron suprimidos en 1992 de la lista de libros, obligatorios publicada por el Queen Mary and Westfield College, de la universidad de Londres. La publicaci¨®n de su correspondencia, donde efectuaba comentarios considerados sexistas y racistas, bast¨® para excluir su obra po¨¦tica del departamento de ingl¨¦s. "Los criterios aplicados para ello fueron pol¨ªticos y no literarios. De repente, se dud¨® de la correcci¨®n pol¨ªtica de su poes¨ªa. Algo que me parece inquietante", escribe el polit¨®logo David Morrice en un art¨ªculo titulado Los errores filos¨®ficos de lo pol¨ªticamente correcto.Morrice no s¨®lo considera err¨®neo que la val¨ªa de un texto literario dependa de la identidad o el contexto donde se mueve su autor. "Hay valores universales objetivos y aplaudir o fomentar la diversidad cultural no tiene por qu¨¦ convertirse en una forma arbitraria de sustituirlos por otros".
Para el autor, fomentar lo pol¨ªticamente correcto ayuda a restaurar la dignidad de los que han sido tradicionalmente ofendidos o ignorados. "Pero si trata de interferir en el pensamiento o de controlar comportamientos merece una atenci¨®n mucho m¨¢s cr¨ªtica", concluye.
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