La prensa de EEUU defiende la cr¨ªtica a los aspirantes a cargos p¨²blicos

La prensa norteamericana ha reaccionado un¨¢nimemente en contra del almirante Bobby Inman y a favor de su derecho a criticar a todas las personas elegidas para cargos p¨²blicos. Inman adujo una conjura en su contra, montada por el columnista William. Safire y otros, para rechazar el cargo de secretario de Defensa. El presidente Bill Clinton se lo ofreci¨® y ha tenido oportunidad para defender a su designado pero no lo ha hecho.Los principales articulistas y reporteros han publicado en los dos ¨²ltimos d¨ªas columnas y cr¨®nicas en las que descalifican a Inman, un militar que hasta ahora gozaba de gran prestigio. Anuncian que, como siempre han hecho, mantendr¨¢n su pluma cargada contra cualquier otro personaje que cobre su sueldo de la Hacienda p¨²blica.

"Nuestros tres m¨¢s grandes presidentes, George Washington, Abraham Lincoln y Franklin Roosevelt, fueron en su d¨ªa sujetos de violentas, salvajes e injustas cr¨ªticas. Si ellos aceptaron esas reglas del juego, ?qui¨¦n es Bobby Inman para hablar de moderno McCarthismo porque tres columnistas escribieron cr¨ªticas contra ¨¦l?", se preguntaba ayer el profesor Arthur Shilesinger.

Safire, el m¨¢s famoso de esos tres columnistas, escribi¨® que, con su renuncia, el almirante lo que ha querido es librarse de las preguntas sobre su participaci¨®n en un turbio negocio de venta de armas en el que particip¨® cuando estaba en activo.

Los periodistas norteamericanos no comprenden la reacci¨®n de Inman porque, de hecho, su designaci¨®n para el cargo hab¨ªa sido bien recibida por los principales medios de comunicaci¨®n. The New York Times, Los Angeles Times, y The Washington Post, entre otros, escribieron el mes pasado art¨ªculos elogiosos sobre Inman cuando fue propuesto para relevar a Les Aspin.

En el c¨ªrculo de la prensa de Washington tiende a imponerse la sospecha de que, con su desmedida reacci¨®n, Inman estaba en realidad tratando de ocultar ciertos apartados de su historial que no quer¨ªa que saliesen a la luz p¨²blica en los siempre dif¨ªciles procesos de ratificaci¨®n en el Congreso.