"La ciencia-ficci¨®n es como el ajo en los guisos", afirma el escritor Brian Aldiss
El brit¨¢nico mantiene el car¨¢cter fant¨¢stico en su novela "Al este de la vida"
Brian Aldiss, uno de los grandes escritores brit¨¢nicos, ha pasado por Madrid para dar un curso en la Universidad de Alcal¨¢ y algunas conferencias. Es un caballero brit¨¢nico de 68 a?os, de porte elegante y coqueto, autor de una treintena de novelas, casi todas de ciencia-ficci¨®n, una veintena de relatos, ensayos y guiones para cine y televisi¨®n. Su novela Al este de la vida mantiene un car¨¢cter fant¨¢stico: "Si en el siglo XXH quisieran saber como somos, tendr¨ªan que leer ciencia-ficci¨®n por el esp¨ªritu que revelan". A?ade que la ficci¨®n cient¨ªfica es "como el ajo en los guisos".
Si a usted le roban 10 a?os de su memoria -esos en los que se ha enamorado, se ha casado y se ha divorciado- y se los cambian de soporte a un v¨ªdeo que se vende en los sex-shop de todo Occidente, entonces usted est¨¢ en el caso de Burnerr, uno de los ¨²ltimos personajes de Brian Aldiss. Usted ver¨¢, como ¨¦l, que lo m¨¢s sagrado de su vida, su amor, su intimidad, se ha convertido en pornograf¨ªa."No es dificil cient¨ªficamente hacer esto", dice Aldiss. "Se podr¨¢n convertir en v¨ªdeo los recuerdos m¨¢s inconfesables, los m¨¢s ¨ªntimos". El objeto de su novela Al este de la vida -en la que el personaje, con esa laguna en su memoria, recorre Europa occidental y alguna rep¨²blica nueva al este del mar Caspio-, es aparentemente doble: de un lado pone de manifiesto lo que est¨¢ pasando entre 1970 y el fin de siglo"; de otro ("el sexo entra en todos los lados", dice con sonrisa p¨ªcara de once de la ma?ana), esa exageraci¨®n fant¨¢stica de la ciencia, que es el g¨¦nero en que se ve inmerso desde el principio de su carrera.
Esp¨ªritu
"No puedo evitar introducir elementos de ciencia-ficci¨®n en mis historias para hacerlas m¨¢s interesantes. Es como el ajo en los guisos", a?ade. "La ciencia-ficci¨®n es muy importante en este siglo. Si en el XXII quisieran saber como somos, tendr¨ªan que leer ciencia-ficci¨®n, y no por las historias narradas, sino por el esp¨ªritu que revelan. Evidentemente, en el g¨¦nero hay cosas de muy poco nivel, y la escritura es el cimiento de la literatura, el que da valor a la construcci¨®n. Yo creo que la actitud del escritor se expresa en dos palabras: inventiva y compasi¨®n".Igual que en Al este de la vida, todas sus novelas hacen una investigaci¨®n muy pegada a la tecnolog¨ªa y la ¨¦tica de su tiempo. Su Informe sobre probabilidad A, que tanto. influy¨® en los novelistas experimentales y que escribi¨® con las t¨¦cnicas literarias del nouveau roman, despert¨® cr¨ªticas furiosas en los seguidores de la ciencia-ficci¨®n, y fue seguida por otra, A cabeza descalza, en la que los personajes trataban de despertar de la alucinaci¨®n colectiva v¨ªa drogas psicod¨¦licas, y en la que, de paso, se estudiaban los cambios de percepci¨®n producidos por ellas. En los ¨²ltimos sesenta eran los temas del d¨ªa, tratados por gente tan solvente como Aldous Huxley; era la preocupaci¨®n y tambi¨¦n la est¨¦tica del siglo. "No crea", dice Aldiss. "Joyce, Proust, dice usted. A?ada El proceso de Kafka y ver¨¢ que, en el primer tercio del siglo se ha escrito toda la gran literatura, como se ha pintado toda la gran pintura contempor¨¢nea".
Toda no. Se afirma el texto literario como creaci¨®n de mundos aut¨®nomos, y ah¨ª est¨¢ Aldiss con su serie Heliconia, un universo con sus mitolog¨ªas y sus humanidades y sus culturas. Se flexibiliza el tiempo desde Bergson y Proust -"y H. G. Wells, que imagin¨® esa m¨¢quina del tiempo, un recurso apasionante aunque incre¨ªble"-, y Aldiss viaja al futuro y tambi¨¦n al pasado, y homenajea los g¨¦neros mixtos: Frankenstein desencadenado, primero; Dr¨¢cula desencadenado, despu¨¦s.
El tiempo
En cualquier caso, su tema es el tiempo flexible e inexorable, que en ¨¦l se vuelve la ilusi¨®n de una mirada en un universo hologr¨¢fico. "Me interesa el tiempo, porque creo que tenemos una percepci¨®n poco apropiada de ¨¦l", dice. "Cont¨¦ la historia de un hombre que vive aprisionado tres minutos adelantado a los hechos. Ahora yo sabr¨ªa que me va a preguntar usted despu¨¦s, incluso qu¨¦ le voy a contestar yo. Pero", dice despu¨¦s de que discutimos la perspectiva, "?a que le produce perplejidad? Nosotros creemos que el universo existe as¨ª, pero no es m¨¢s que una percepci¨®n". Como los personajes de su novela, que se asfixian y viven una felicidad psicod¨¦lica y embellecedora de una vida terminal."En el hombre", dice Aldiss, conviven distintos sistemas temporales que tienen que ver con sus distintas capas cerebrales. La ¨²ltima se corresponde al homo sapiens, pero debajo hay otras prehumanas. Jung defini¨® esos arquetipos que influyen, eternos, fant¨¢sticos, ancestrales, en nuestra conducta, y ah¨ª est¨¢n, exentos de miedo y tiempo, el rey, la chica pura, el pr¨ªncipe convertido en animal, el bueno y el malo que luego aparecer¨¢n en los cuentos de hadas. Ya s¨¦ que no es nada nuevo: simplemente explica que hay otros tiempos, distintas concepciones que poco tienen que ver con el tiempo del hombre. En el universo hay cosas eternas, o casi eternas como la luz".
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