Un inoportuno pistoletazo de salida
Los disparos contra Carlos de Inglaterra amargan el comienzo de su rehabilitaci¨®n como futuro rey
![Enric Gonz¨¢lez](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2Fe19959f9-1b77-4fa4-b4c9-ad9c27d18ec2.png?auth=cc48cfeca3c4fa713d7e16fc9e97f765f78a2bc782edcbaf28750ab1efa9f6c0&width=100&height=100&smart=true)
?ste es el a?o de Carlos, el 25? desde su investidura como pr¨ªncipe de Gales, el de su rehabilitaci¨®n como futuro rey. El viaje a Australia era el primer paso hacia la salida del t¨²nel de la impopularidad, y se prepar¨® con el mayor cuidado. Ten¨ªa que ser un ¨¦xito sonoro. Pero lo m¨¢s sonoro, de momento, han sido los dos balazos de fogueo que un joven de origen camboyano le dispar¨® a bocajarro al pr¨ªncipe, el pasado martes, en Sidney. Con sus dos tiros David Kang dej¨® en muy mal lugar a la polic¨ªa australiana y a los guardaespaldas de Carlos. S¨®lo faltaba Kang para complicar las cosas, justo cuando en Australia debat¨ªan su emancipaci¨®n republicana y la familia real se esforzaba por demostrar su eficiencia. El marat¨®n principesco de 1994 no pod¨ªa tener un pistoletazo de salida m¨¢s inoportuno.Y no es que Carlos saliera mal parado del trance. En las im¨¢genes del falso atentado, constantemente repetidas por las cadenas de televisi¨®n, los brit¨¢nicos pudieron ver a un pr¨ªncipe impert¨¦rrito, con aplomo suficiente como para hablar en p¨²blico segundos despu¨¦s del gran susto. Un pr¨ªncipe valiente es, se supone, mejor que un pr¨ªncipe cobarde. En ese sentido, Carlos volver¨¢ a casa un poco m¨¢s respetado que cuando se march¨®.
Pero las implicaciones del incidente son, en general, negativas, y tardar¨¢n mucho en disiparse. La polic¨ªa australiana culp¨® inmediatamente a "Buckingham", esto es, al propio Carlos, por haberles pedido antes del viaje "que no hubiera fuerzas de seguridad entre el pr¨ªncipe y el p¨²blico". Carlos quer¨ªa darse un ba?o de popularidad, vinieron a decir los portavoces policiales, y estuvo a punto de ahogarse. Desde Buckingham se contradijo rotundamente esa versi¨®n, y se afirm¨® que "no hubo directrices previas" y que "la responsabilidad de la protecci¨®n reca¨ªa por completo en el pa¨ªs anfitri¨®n". El roce no contribuir¨¢ a atenuar las vocaciones republicanas en Australia.Como consecuencia inmediata, Carlos realizar¨¢ el resto de su gira australiana literalmente envuelto en polic¨ªas. Se acabaron la relajaci¨®n, la forzada campechan¨ªa y los ba?os de multitudes. No s¨®lo en Australia, sino en todas partes.
Aunque la princesa Ana, que sobrevivi¨® a un intento de, secuestro (con armas de verdad) en 1974, coment¨® al recibir la noticia que esas cosas eran "inevitables", la burocracia de Buckingham inici¨® ayer mismo una revisi¨®n a fondo de las normas de seguridad para hacerlas m¨¢s estrictas. A los defensores de la monarqu¨ªa a¨²n no les llega la camisa al cuerpo pensando en lo que pod¨ªa haber pasado de haber sido aut¨¦ntica el arma: Diana, como madre del nuevo heredero, se habr¨ªa convertido en la piedra angular de la instituci¨®n.
David Kang, de 23 a?os, compareci¨® ayer ante un juez de Sidney. Kang fue formalmente acusado de siete delitos, entre ellos el de "agresi¨®n contra una personalidad internacionalmente protegida", y se le neg¨® la opci¨®n de quedar libre bajo fianza. Seg¨²n su abogado, el joven no ten¨ªa el menor prop¨®sito de causar da?o, y s¨®lo quer¨ªa llamar la atenci¨®n sobre el mal trato dispensado en Australia a los refugiados camboyanos. De hecho, Kang hab¨ªa escrito al pr¨ªncipe meses antes para que se interesara por el problema, y hab¨ªa recibido una respuesta correcta pero evasiva. De ser condenado por los siete presuntos delitos, David Kang podr¨ªa pasar hasta 17 a?os en prisi¨®n.
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