Cuesti¨®n de detalles

A lo largo de la historia, Andaluc¨ªa ha mirado siempre a sus vecinos, tanto nacionales como ex tranjeros, como hermanos mayores y m¨¢s capaces; es decir, con cierto respeto, algo de orgullo (por ser el m¨¢s chiquit¨ªn y ale gre) y un constante sentimiento de inferioridad. No obstante, en los ¨²ltimos a?osl Andaluc¨ªa ha tratado de quitarse esta imagen de encima (m¨¢s de una vez he o¨ªdo decir por la calle "somos europeos, ?sabes?') con mayor o menor grado de ¨¦xito, pero en realidad sigue preocupado por ella. Es m¨¢s, tiene raz¨®n para estarlo, cuando, cada dos por tres, grandes proyectos fracasan por culpa del car¨¢cter chapucero de algunos.

Quiero darles un peque?o pero important¨ªsimo ejemplo de ello. Hace unos d¨ªas, regresando a mi pa¨ªs nativo, not¨¦ que no hab¨ªa horario en la parada de autobuses. Al rato pregunt¨¦ y me informaron que ya no exist¨ªa, que no era suficientemente rentable y que lo hab¨ªan quitado. Hablo del servicio entre Sevilla y el aeropuerto. Ahora, la ¨²nica manera de ir a ese aeropuerto internacional, si no se dispone de un coche o 2.000 pesetas para pagar un taxi, es coger dos autobuses y caminar m¨¢s de un kil¨®metro por la autov¨ªa. ?Acaso despu¨¦s de la Expo el turismo ya no tiene importancia? ?Y los residentes, qu¨¦? ?C¨®mo puede una ciudad de cerca de un mill¨®n de habitantes y capital de una provincia justificar no tener este servicio imprescindible? Si queremos ver grandes cambios habr¨¢ que empezar por los detalles en vez de construir castillos en el aire.-