Los amigos de dos v¨ªctimas del cine Bilbao recuerdan la tragedia para combatir el olvido
Monse lucha por reconstruir su vida junto a la ¨²nica hija que le queda
La marquesina del cine Bilbao se desplom¨® porque su estructura estaba en fase de "deterioro progresivo". Incidi¨® tambi¨¦n en su hundimiento el apilamiento de 1.400 kilos de materiales en la parte donde el punto de apoyo de la cornisa era m¨¢s d¨¦bil. De todas formas -"m¨¢s tarde o m¨¢s temprano"-, la marquesina se habr¨ªa venido abajo. Son las principales conclusiones del informe de los peritos nombrados por el juez para esclarecer las causas del siniestro, seg¨²n fuentes jur¨ªdicas. Amigos de las v¨ªctimas se acercaron ayer al cine para combatir el olvido y clamar justicia.
Un a?o despu¨¦s del desastre, alumnos, profesores y padres del colegio La Salle-San Rafael depositaron flores sobre la misma acera donde la marquesina aplasto a seis personas e hiri¨® a otras once el 27 de enero de 1993.El zumbido de la derruida cornisa afect¨® muy especialmente a una familia ligada a este centro: mat¨® a un alumno de diez a?os, Alfredo Morera Sanz, y a su padre. La madre, Monserrat Sanz Alergui, profesora de este colegio, se salv¨® milagrosamente: la cornisa destroz¨® una de sus piernas.
Espoleados por este triste recuerdo, los amigos de Alfredo atravesaron, en silencio, el kil¨®metro que separa el colegio La Salle-San Rafael y el fat¨ªdico portal del cine Bilbao. Quer¨ªan rendir un homenaje p¨®stumo a la v¨ªctimas, y especialmente "a Alfredito", coincidiendo con el primer aniversario del desastre que conmocion¨® a todo Madrid.
Susana, hermana del peque?o, estaba entre ellos. Desde la acera de enfrente, contempl¨® aterrorizada c¨®mo los cascotes de cemento aplastaban a su padre y a su hermano y part¨ªa una pierna a su madre. La muchacha, de 16 a?os, rompi¨® a llorar cuando sus compa?eros cantaron ayer un Padrenuestro en memoria de las v¨ªctimas. Tambi¨¦n se empa?aron de l¨¢grimas otros muchos ojos.
Enmedio de un tremendo silencio, un portavoz de la Asociaci¨®n de los padres ley¨® un comunicado cargado de reivindicaciones y quejas. Ped¨ªan celeridad al juez instructor y protestaban por el olvido y nula ayuda econ¨®mica prestada por las instituciones a las v¨ªctimas.
Con altavoces, los padres plantearon cuatro preguntas: 11 ?Qu¨¦ apoyo psic¨®logico se les ha brindado a los heridos? ?Se han tenido en cuenta las necesidades econ¨®micas que les provoc¨® este suceso? ?Se han preocupado las autoridades competentes de las v¨ªctimas desde que ocurri¨® el suceso hasta ahora? ?Se han interesado sobre si tienen alguna persona que les resuelva sus problemas burocr¨¢ticos?". La respuesta es no, seg¨²n los afectados.
Fuentes del Ayuntamiento de Madrid explicaron que el municipio, como en el caso del incendio de la discoteca Alcal¨¢ 20, s¨®lo facilitar¨¢ ayuda econ¨®mica si los jueces entienden que tiene alg¨²n tipo de responsabilidad.
Pegada a una muleta
Cada ma?ana, al levantarse, las muletas le recuerdan el crujido de la marquesina cayendo sobre su hijo Alfredo, de diez a?os, y sobre su esposo. Pese a su gran entereza, Monserrat Sanz Arlegui, Monse, como la llaman sus amigos, fue incapaz de regresar ayer al lugar de la tragedia, el cine Bilbao. "Sigo estando mal de ¨¢nirnos", confes¨® a El PA?S. Su voz entrecortada resum¨ªa su angustia.No puede apartar de su mente aquella terrible imagen: su pierna aprisionada entre los escombros, a su lado, mucha confusi¨®n, y el cuerpo inerte de su marido. Aquel mal sue?o era, sin embargo, una cruel realidad.
Monserrat Sanz Arlegui, de 40 a?os, sigue a¨²n de baja m¨¦dica. No sabe a¨²n cu¨¢ndo volver¨¢ con sus alumnos, los mismos que se acercaron ayer a las puertas del cine Bilbao para depositar claveles sobre la acera que se inund¨® de cascotes de cemento y seis cuerpos humanos aplastados.
El primer a?o sin su marido y su hijo ha sido un constante trasiego de m¨¦dicos y psic¨®logos; un ir y venir del Gregorio Mara?¨®n. Su hija, Susana (16 a?os), que vio la tragedia desde la acera de enfrente, acude varios d¨ªas a la semana al psic¨®logo; Monse tambi¨¦n lo necesita. Ambas luchan contra la memoria, quieren olvidar -"aunque creo que nunca lo conseguir¨¦", explicaba ayer Monserrat- y reconstruir sus vidas, hechas a?icos por el corro¨ªdo cemento de la cornisa.
Salvo su familia, nadie les ha ayudado, explica. Del alcalde de Madrid, Jos¨¦ Mar¨ªa ?lvarez del Manzano, s¨®lo sabe que estuvo vi¨¦ndola en el Gregorio Mara?¨®n d¨ªas despu¨¦s de la tragedia. Pero de ayuda econ¨®mica, nada.
Como ejemplo de la nula ayuda que han recibido las v¨ªctimas, destaca Monse el caso de otro, v¨ªctima que tambi¨¦n qued¨® aprisionada por la marquesina. Aunque ¨¦sta, por fortuna, logr¨® sobrevivir. "Necesitaba una pr¨®tesis para la pierna; las ¨²ltimas noticias que ten¨ªa de ¨¦l, por su madre, es que a¨²n no se la hab¨ªan puesto".
Casi sedada con f¨¢rmacos para apagar el dolor de su pierna destrozada, Monserrat se quejaba horas despu¨¦s del desastre de que las autoridades s¨®lo se preocupaban cuando suced¨ªa una cat¨¢strofe. Lo cierto es que en los seis meses siguientes a la tragedia, el Ayuntamiento se volc¨® en la inspecci¨®n de edificios.
Los t¨¦cnicos visitaron 8.014 edificios, y observaron anomal¨ªas en 2.279 de ellos. Tal era el estado de conservaci¨®n de algunos de ellos que en 143 ocasiones hubo que acudir a los bomberos para que emitiesen un informe sobre sus condiciones de habitabilidad.
En 77 casos -entre ellos, varios cines- el Ayuntamiento de Madrid tom¨® medidas de forma inmediata. Tan deterioradas estaban las marquesinas de estos locales que los t¨¦cnicos optaron por prohibir el paso de gente bajo ellas y ordenaron su demolici¨®n, seg¨²n explic¨® ayer Fernando Mac¨ªas, responsable del departamento de Protecci¨®n de la Edificaci¨®n.
Antes de la tragedia, el Ayuntamiento ¨²nicamente sol¨ªa inspeccionar cuando se produc¨ªa una denuncia de alguien, pero no de oficio, reconoci¨® Fernando Mac¨ªas.
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