El futuro Liceo ser¨¢ un teatro p¨²blico
Las administraciones negociar¨¢n con los propietarios la cesi¨®n de sus derechos
El director general del Liceo, Josep Caminal, asegur¨® ayer a este diario que las administraciones est¨¢n decididas a que el nuevo teatro sea de titularidad exclusivamente p¨²blica, lo que modificar¨¢ sustancialmente el papel de los actuales propietarios del teatro. "Estos d¨ªas se ha hecho evidente que el empuje de la sociedad civil es fundamental. Ser¨ªa un error hist¨®rico grav¨ªsimo que los actuales propietarios pretendieran mantener la exclusiva de la representaci¨®n de esta sociedad civil que, es mucho m¨¢s amplia y m¨¢s variada de lo que ellos representan", dijo La Sociedad de Propietarios se reunir¨¢ en los pr¨®ximos d¨ªas para analizar el alcance de la cat¨¢strofe y decidir el destino del importe de la p¨®liza de seguros contra incendios, que asciende a 2.000 millones de pesetas.
Las negociaciones entre propietarios y administraciones, unos y otras integrados en el Consorcio del Liceo, han estado plagadas de tensiones en los ¨²ltimos 10 a?os por diferentes causas. A finales de los noventa, sin embargo, dichas tensiones se ven agudizadas por un proyecto que se abre paso en el horizonte: la ampliaci¨®n del teatro. La cuesti¨®n que se plantea es muy simple: c¨®mo invertir dinero p¨²blico en una obra cuando la titularidad del edificio mantiene su condici¨®n privada.
Hasta el momento de la cat¨¢strofe, los privados, de forma oficiosa, todav¨ªa no refrendada en asamblea, se declaraban dispuestos a ceder dicha titularidad, siempre y cuando las administraciones se comprometieran en firme a realizar la reforma y adem¨¢s estuvieran dispuestas a mantenerles de terminados privilegios —"derechos", desde su punto de vista—, como la preferencia a la hora de escoger los turnos de las funciones y el usufructo de palcos y butacas de su propiedad por un periodo que se negociar¨ªa.
La Sociedad de Propietarios est¨¢ integrada por cerca de 400 personas. Son en parte descendientes de aquella gran burgues¨ªa industrial y financiera que en 1847 fund¨® el Gran Teatro del Liceo, aunque a lo largo de la historia los t¨ªtulos han ido pasando de unas manos a otras a precio de mercado. Los propietarios son los titulares colectivos de todo el edificio, y luego, de manera individual, lo son de determinados palcos y butacas, que representan aproximadamente un 35% del aforo total. Las localidades privadas son b¨¢sicamente palcos de platea y de primero, segundo y tercer piso, y butacas de platea y anfiteatro.
Entre los nombre m¨¢s destacados de este colectivo figuran los del empresario Carlos Ferrer Salat, Eduardo Bueno —ex presidente del Partido Popular de Catalu?a, Antoni Serra Santamans —del grupo Catalana de Occidente-, Manuel Bertrand —cuyo padre, industrial textil, financi¨® los estudios de Montserrat Caball¨¦, — F¨¦lix Millet, —hijo de uno de los fundadores del Banco Popular y ex consejero de Banca Catalana—, F¨¦lix G¨¹elI —descendiente del vizconde de G¨¹elI— y el marqu¨¦s de Alella, Juan Pel¨¢ez.
Red de relaciones Los
Los or¨ªgenes de la propiedad se remontan a la propia construcci¨®n del edificio. Joaquim de Gispert, uno de los socios m¨¢s conspicuos del Liceo Filarm¨®nico-Dram¨¢tico barcelon¨¦s —embri¨®n de la actual sociedad—, movi¨® una tupida red de relaciones sociales para conseguir lo que parec¨ªa un sue?o inalcanzable: que la burgues¨ªa de Barcelona contara con uno de los teatros m¨¢s esplendorosos de toda Europa. En su empe?o, quiso recabar el apoyo de la reina Isabel II, que, sin embargo, fue cicatero, ya que no fue mucho m¨¢s all¨¢ de la mera cesi¨®n del real nombre para adornar a la sociedad. Este hecho motiv¨® que, a la hora de construirlo, el Liceo no contara con palco real: la Reina ocupar¨ªa, por todo privilegio, el central del anfiteatro, pero el aspecto de ¨¦ste no variar¨ªa del de los ricos burgueses situados a sus lados.
Con un ingenios¨ªsimo sistema muy propio de la clase a la que pertenec¨ªa, Gispert consigui¨® financiar el teatro vendiendo como acciones localidades del mismo. Estableci¨® un complejo baremo del valor de las futuras localidades y logr¨® venderlas a cambio de la promesa de espect¨¢culos fastuosos. Los palcos equivaldr¨ªan a un n¨²mero convencional de acciones, dependiendo del lugar m¨¢s o menos privilegiado que ocuparan. De este modo, los propietarios quedaban vinculados no s¨®lo a la construcci¨®n del edificio, sino al desarrollo de las actividades teatrales.
Los antepalcos que ardieron el lunes eran un testimonio vivo de este sistema de divisi¨®n de la propiedad. Cada titular los decor¨® a su gusto y seg¨²n sus propias necesidades. As¨ª, un suntuoso palco de proscenio de segundo piso, que en tiempos perteneci¨® a un grupo de amigos regidos por un reglamento que vetaba expl¨ªcitamente el ingreso a sus leg¨ªtimas esposas, dispon¨ªa de ba?o propio: otro se hallaba decorado con extraordinarios frescos de tem¨¢tica wagneriana; otro a¨²n, situado en el tercer piso, conten¨ªa preciosos grabados con un ¨²nico motivo central: el desnudo femenino. Y es que el tercero era a la saz¨®n el piso de los solteros, que acud¨ªan al teatro movidos por pasiones alejadas de la l¨ªrica.
No s¨®lo los antepalcos respond¨ªan a este sentido de la. privacy. Toda la arquitectura del Liceo refleja la tradicional discreci¨®n burguesa de puertas afuera, y los oropeles m¨¢s suntuosos de puertas adentro. La fachada, que ha permanecido intacta, se ¨ªntegra con la m¨¢xima discreci¨®n en el tejido urbano, rodeada de comercios. Es el reverso de los teatros de corte que ocupan un espacio propio, distanciado de la ciudad, con las paredes expuestas a los cuatro vientos, signo exterior del unicum de la realeza. Por si ello no bastara, el propio espacio interior es compartido con otras instituciones, como el C¨ªrculo del Liceo, un club recreativo de inspiraci¨®n inglesa al que pertenecieron muchos de los fundadores del teatro, pero que org¨¢nicamente nada ha tenido que ver con ¨¦l. O el Conservatorio de M¨²sica. De generaci¨®n en generaci¨®n y de cambio de propiedad en cambio de propiedad, la titularidad privada se ha mantenido hasta hoy.
Decadencia burguesa
Desde 1980, dichos herederos no pudieron ya organizar privadamente sus temporadas, confiadas hasta ese momento a empresarios de su propia elecci¨®n, el ¨²ltimo de los cuales fue Joan Antoni P¨¤mias, que rigi¨® los destinos art¨ªsticos entre 1947 y 1980. En ese a?o se crea el consorcio, en el que participan las administraciones: primero la Generalitat, la Diputaci¨®n y el Ayuntamiento de Barcelona, y desde 1984 el Ministerio de Cultura.
A partir de ese momento, las prerrogativas de los privados fueron quedando progresivamente limitadas hasta la actualidad. Por estatuto, los propietarios estaban obligados a adquirir por lo menos un turno de abono de funciones. Ello ha supuesto para el consorcio un ingreso fijo de cerca de 250 millones de pesetas por temporada, ya que muchos de los titulares se quedaban con m¨¢s de un turno. Su ¨²nico privilegio actual era precisamente ¨¦ste: antes de que se abriera la taquilla al p¨²blico, ten¨ªan derecho a escoger calendario. Sus propiedades quedaban a disposici¨®n del consorcio para el resto de las funciones. Entre sus otras obligaciones, figuran el mantenimiento de los palcos —en los cuales pod¨ªan hasta hace poco efectuar reformas, bajo la supervisi¨®n del consorcio— y el pago del seguro del edificio: 40 millones de pesetas anuales.
Desde su creaci¨®n, el consorcio ha ido adquiriendo localidades, limitando de este, modo el peso de los privados. Pero la cuesti¨®n de la titularidad sigue levantando suspicacias, entremezcladas con un difuso sentimiento nunca del todo precisado: el reconocimiento hist¨®rico hacia unas gentes que hicieron grande Barcelona. Esos propietarios, herederos o no de los antiguos fundadores, consiguieron desde mediados del siglo pasado y hasta 1980 mantener la ¨²nica temporada estable de toda Espa?a. El tacto en las negociaciones entre ellos y las instituciones es uno m¨¢s de los complejos aspectos de la sociedad catalana.
[Ayer, el juez paraliz¨® el desesescombro del teatro para evitar que la retirada de las ruinas perjudiquen la investigaci¨®n. Los vecinos afectados por las expropiaciones que conllevar¨¢ la reconstrucci¨®n del Liceo exigieron una investigaci¨®n a fondo del incendio para esclarecer si fue realmente fortuito. Por otra parte, el presidente de Castilla y Le¨®n. Juan Jos¨¦ Lucas, critic¨® el "agravio comparativo" que supone la reacci¨®n del Ministerio de Cultura ante el desastre del Liceo y el nulo apoyo que ha recibido su comunidad.]
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Ministerio de Cultura
- Fans
- V Legislatura Espa?a
- Restauraci¨®n art¨ªstica
- Subastas arte
- Gobierno de Espa?a
- ?pera
- Obras arte
- Teatro musical
- PSOE
- Incendios
- Comercio arte
- Pop
- Barcelona
- Accidentes
- Estilos musicales
- Ministerios
- Legislaturas pol¨ªticas
- Catalu?a
- Teatro
- Partidos pol¨ªticos
- Artes esc¨¦nicas
- Ayuntamientos
- Patrimonio cultural
- Conservaci¨®n arte