"Nadie nace sabiendo"
, Manuela Carrasco (Vega de Triana, 1958) naci¨® en patria de alfareros y hombres de mar, en un lugar conocido como el Tejado del Moro. A los pocos a?os su familia se traslad¨® a San Juan de Aznalfarache, a cinco kil¨®metros de Sevilla. Hija del bailaor Jos¨¦ Carrasco, El Sordo, y de Cipriana Salazar Heredia, emparentada con la rancia estirpe de los Camborios, Manuela sube por primera vez a un escenario a los cuatro a?os, en una el desaparecido teatro San Fernando de Sevilla.La primera dificultad que tendr¨ªa que superar fue la oposici¨®n de su padre. "No quer¨ªa que yo bailara. Pensaba que en el mundo del flamenco hab¨ªa que ser muy bueno o dejarlo. Todos los d¨ªas me tiraba los zapatos de baile por la ventana, a la calle. Y yo bajaba a recogerlos". Es proverbial la precocidad gitana para el arte, favorecida por un sentido del ritmo que se transmite desde las pri-
meras horas y se educa a lo largo de toda la vida. Con el aliento de su madre, la peque?a Manuela debuta como profesional en El Jaleo, en Torremolinos (M¨¢laga). Ten¨ªa nueve a?os y su salario consist¨ªa en 275 pesetas y la ropa para bailar.
A los 11 pasa a formar parte del cuadro de La Cochera, tablao sevillano muy frecuentado entonces. Su talento comienza a llamar la atenci¨®n; el bailaor Curro V¨¦lez la contrata para su circuito europeo - por ciudades de Holanda y Alemania. "Estuve cuatro o cinco meses con el espect¨¢culo de Curro, pero me tuve que volver. Mi padre me hab¨ªa dejado a cargo de un amigo de la familia, El Toro. Un d¨ªa se emborrach¨® y se puso a llorar por su mujer y los ni?os, y se volvi¨® a Espa?a. Como mi padre no me dejaba estar sola, me tuve que venir con ¨¦l".
Regresa a La Cochera, y de all¨ª salta a Los Gallos, tablado sevillano que le ofrece otra dimensi¨®n. El car¨¢cter que imprime a su baile comienza a sacarla del cuadro; se convierte en una de las atracciones.
El p¨²blico de Madrid la descubre en Los Canasteros. All¨ª coincide con el guitarrista Joaqu¨ªn Amador, que se convertir¨ªa poco m¨¢s tarde en su marido. "Donde creo que empec¨¦ a subir un poquito fue en Barcelona, en una actuaci¨®n en el Palacio de Deportes, repleto de p¨²blico. Esa noche no se me podr¨¢ olvidar nunca. La gente me segu¨ªa en cada paso que daba, en cada movimiento. Me tiraban las chaquetas al escenario. Fue muy emocionante".
Las distinciones se suceden: revalida su triunfo barcelon¨¦s en el exigente festival de Puebla de Cazalla (Sevilla); gana el Premio Nacional de Baile por Buler¨ªas Pastora Imperio, en elConcurso Nacional de Arte Flamenco de C¨®rdoba, y en 1975 recoge el Premio Internacional de Baile de San Remo. Para el bailar¨ªn Antonio es la reencarnaci¨®n de las gitanas antiguas. "Para m¨ª fue una satisfacci¨®n. Ocurri¨® en una fiesta privada, en la que Antonio no me dej¨® terminar de bailar. Se tir¨® para m¨ª, me abraz¨®, y no me dej¨® hacer m¨¢s".
En 1986 act¨²a durante dos meses en Broadway con el teatro a reventar cada noche; The New York Times le dedica comentarios un d¨ªa s¨ª y otro tambi¨¦n.
Manuela Carrasco tiene en la actualidad dos motivos de preocupaci¨®n. El primero es la enfermedad de su padre; el segundo es su espect¨¢culo La diosa, un montaje que ofrece no pocas dificultades de organizaci¨®n y puesta en escena. "Es la primera vez que hago algo parecido, y la verdad es que me dejo media vida en el escenario. En la sole¨¢, por ejemplo, ya en los saludos llega un momento en que ya no s¨¦ ni d¨®nde estoy, marea¨ªta de los esfuerzos tan grandes que hago. Me llevo gritando desdeque empiezo hasta que termino; me cambio de vestido y me peino en un segundo, y estoy pendiente de todo el mundo, con Joaqu¨ªn en una esquina y yo en la otra. Porque tiene que salir bien. Y con esta tensi¨®n, cuando empiezo a bailar ya estoy agotada. Y no es que tenga desconfianza, -porque todos los que vienen conmigo son estupendos profesionales, pero es una cosa que me duele a m¨ª y estoy ah¨ª, para que salga como tiene que salir. Hago cuatro n¨²meros muy fuertes, y vengo a perder dos kilos por actuaci¨®n".
La direcci¨®n musical corre a cargo de Joaqu¨ªn Amador, sobre gui¨®n y textos de Jos¨¦ Luis Ortiz Nuevo , director de la Bienal de Flameco de Sevilla. Basado en los bailes que le son afines, el concepto de pureza aparece una y otra vez en la conversaci¨®n.
Cuando se le pregunta por sus preferencias personales, ella no duda: "El modelo m¨ªo es todo el que tenga arte y baile bien". Despu¨¦s mira sin pesta?ear con ojos de mujer valiente.
fijo en todos. Siempre procuro juntarme con los m¨¢s flamenquitos, los que se ajusten mejor a m¨ª. Unos tangos, un garrot¨ªn, una guajira no me van; son bailes fr¨ªos para m¨ª. Yo soy muy seria, me va todo lo que sea tragedia y fuerza. Las buler¨ªas, las seguiriyas, la sole¨¢. La alegr¨ªa, porque es muy r¨ªtmico; la ca?a, el taranto. Eso son mis palos. No me creo ni mucho menos la mejor, pero soy consciente de mi fuerza. Me interesan todos aquellos que sean puros, fuertes, r¨¢pidos, sensibles. Es como se debe bailar".
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