Berlusconi insiste en aliarse con los herederos del fascismo italiano
Silvio Berlusconi debut¨® ayer en pol¨ªtica con un discurso de una hora durante un acto ca¨®tico, porque el local de Roma donde se celebr¨® qued¨® desbordado por el p¨²blico. En ¨¦l asegur¨® que "nadie en Italia tiene m¨¢s credibilidad ni prestigio que quien os habla" para resolver el problema del paro. Pero el ¨²nico aplauso un¨¢nime y prolongado de la sala puesta en pie son¨® cuando el empresario de Fininvest y del primer negocio televisivo privado europeo reiter¨® su voluntad de aliarse con las fuerzas del ex neofascista Gianfranco Fini.
"No cerraremos la puerta a quien haya declarado en voz alta su fe en nuestros mismos principios y presentado programas aut¨¦nticamente liberales, no ideas xen¨®fobas ni racistas, porque ha enterrado en el pasado un periodo que no podr¨¢ volver jam¨¢s" dijo Berlusconi hacia el final de su intervenci¨®n.La frase era un claro llamamiento al neofascista Movimiento Social Italiano (MSI), transformado en ex neofascista hace s¨®lo pocas semanas, cuando su l¨ªder, Gianfranco Fini, lanz¨® una Alianza Nacional, con vocaci¨®n de integrarse en la nueva derecha italiana.
La entusiasta reacci¨®n del p¨²blico a esta propuesta no dej¨® de sorprender, dado que los participantes en el primer acto p¨²blico de Forza Italia eran directivos de esta red de clubes creada por Berlusconi, y no seguidores de Fini. La aglomeraci¨®n de m¨¢s de 3.000 personas en una sala con capacidad para unas 2.000 dificultaba una idea clara de quienes compon¨ªan el aforo.
Empleados de Fininvest y peque?os empresarios relacionados con dicho grupo abundaban en aquella abultada concurrencia, que provoc¨® peleas con los periodistas por el escaso espacio disponible y llamadas a la responsabilidad por parte de los organizadores para que se aliviara la ocupaci¨®n de la sala como ped¨ªan los bomberos. Tambi¨¦n sirvi¨® de coartada final a Berlusconi para anular una conferencia de prensa anunciada previamente.
El acto comenz¨®, por todo ello, con m¨¢s de hora y media de retraso. Un hombre entretuvo la espera narrando su curr¨ªculo de presidente de un club Forza Italia de la provincia de Bari. Ten¨ªa m¨¢s de 50 a?os, era comerciante en muebles, proveedor de Fininvest, se hab¨ªa pagado su propio viaje a Roma -"aunque luego veremos" dijo- y se mostraba disgustado por el caos reinante. "Si los primeros pasos son malos...", coment¨®.
Abri¨® el turno de oradores Giuliano Urbani, profesor de la escuela de administraci¨®n de empresa Bocconi, de Mil¨¢n, presidente de la Fundaci¨®n para la B¨²squeda del Buen Gobierno y polit¨®logo particular de Berlusconi, que dijo que "el problema no es si se debe temer hoy o no al comunismo, sino si hay que temer a las libertades confiscadas por el Estado".
Sigui¨® Tiziana Parenti, la ex magistrada ex comunista que rompi¨® hace pocos meses con sus colegas de la fiscal¨ªa de Mil¨¢n que no aceptaron su propuesta de implicar en un caso de corrupci¨®n al Partido Democr¨¢tico de la Izquierda (PDS), de Achille Occhetto. La candidata Parenti dijo ayer que la reciente evoluci¨®n de la justicia italiana hab¨ªa supuesto la realizaci¨®n de la teor¨ªa leninista de la v¨ªa judicial hacia el socialismo".
750 candidatos
Luego, Forza Italia abri¨® su caja m¨¢gica para presentar por primera vez a otros de sus 750 candidatos a parlamentarios ya seleccionados entre m¨¢s de 4.000 aspirantes: hombres y mujeres desconocidos, en su mayor¨ªa de 30 a 40 a?os, con capacidad de hablar con soltura y buenas tablas para la televisi¨®n, algo muy importante.Sobre un crescendo del himno de Forza Italia, la ¨²nica m¨²sica que anim¨® el acto, el soci¨®logo Gianni Pillo, director de Dyakron, la agencia de sondeos de Fininvest, inform¨® que Berlusconi se ha ganado ya la confianza del 52% de los italianos.
Por fin, a las 12.30 en punto lleg¨® el l¨ªder. Con traje gris cruzado y corbata oscura, impecablemente repeinado y maquillado como siempre, Berlusconi hizo su entrada triunfal sobre el fondo de un sereno cielo azul.
Habl¨® sin papeles, dialogando a menudo con el p¨²blico, como un showman y recorriendo el estrado, micr¨®fono en mano. S¨®lo al hacer propuestas se deten¨ªa y desplegaba sus brazos en torno al podio como un predicador en el p¨²lpito.
Silencios morosos y pausas estudiadas jalonaron un discurso lento y suave, en absoluto agresivo, lleno de generalidades sobre el riesgo de "un futuro liberal" y la necesidad de enderezar Italia "unida de modo indivisible" -seg¨²n dijo Berlusconi a petici¨®n de un espectador-, en tomo a valores como "la libertad, el individuo, la familia, la empresa, la cultura cristiana, la ense?anza libre, la solidaridad, la justicia" y otros.
Un programa econ¨®mico de corte thatcheriano, sin muchas precisiones, que ser¨¢ presentado oficialmente dentro de dos semanas, fue el eje de una intervenci¨®n que resultar¨ªa excesivamente empresarial para el electorado popular al que deber¨¢ dirigirse Berlusconi. Ninguna referencia a la corrupci¨®n, y alguna propuesta parad¨®jica; como la de equilibrar las cuentas p¨²blicas, por parte de un empresario que ha acumulado una importante deuda en sus negocios.
El acto concluy¨® con una invitaci¨®n a cantar Forza Italia, siguiendo el juego del karaoke, impreso sobre la gran pantalla que dominaba el recinto.
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