Con la lecci¨®n bien aprendida
En su segunda visita a Espa?a, Nirvana, el popular tr¨ªo de Seattle consigui¨® eludir la pobre sensaci¨®n causada en el verano de 1992 en plena eclosi¨®n de su sonido. El grupo parec¨ªa tener bien aprendida la lecci¨®n y tapon¨® las v¨ªas que hac¨ªan agua en su anterior gira. M¨¢s hechos a su condici¨®n de estrellas internacionales, aunque sea a su pesar, Nirvana se adapta ahora a los grandes escenarios y sabe salir airoso, esta vez s¨ª, del compromiso ante multitudes.
El Pabell¨®n del Real Madrid registr¨® un lleno pr¨¢cticamente absoluto. Un rayo de luz dentro de una temporada de conciertos que se mueve entre el agobio de la crisis econ¨®mica y la escasez de grandes giras. Aunque las dudas estaban sobre la mesa, el p¨²blico madrile?o respondi¨® plenamente a la convocatoria. Los asistentes contaban, en su mayor¨ªa, con una edad muy juvenil acorde, con ese esp¨ªritu teenager que difund¨ªa la gran pieza de fortuna de Nirvana. En la apertura, el viejo punk de Buzzcocks, otro esp¨ªritu, ¨¦ste del 76, sirvi¨® la nostalgia para los m¨¢s veteranos.
Nirvana
Capilla Real de Madrid. Director: Oscar Gershensohn. Fundaci¨®n Juan March. Madrid, 9 de febrero.
Kurt Cobain (voz, guitarra), Chris
Juan de F¨¦lix: tres pinchazos, estocada atravesada ¡ªaviso¡ª y descabello (silencio); pinchazo y estocada (ovaci¨®n). Miguel Mart¨ªn: pinchazo y estocada ca¨ªda (silencio); estocada ca¨ªda (palmas). El Segoviano: bajonazo (palmas); estocada (aplausos). Plaza de Valdemorillo, 8 de febrero. Quinta corrida de feria.
Novoselic (bajo), Dave Grohl (bater¨ªa),
Madrid, 12 de febrero.
Pat Smear (guitarra)
Pabell¨®n de
Deportes del Real Madrid
4.000
personas
Precio: 3.000 pesetas.
Madrid, 8 de febrero
Tr¨ªo reforzado
En esta oportunidad, Nirvana se presenta como un tr¨ªo reforzado por el guitarrista Pat Smear, que fue integrante del grupo punk norteamericano The Germs. Hay que llenar el escenario y el sonido resultante en este formato de cuarteto est¨¢ m¨¢s acorde con lo que se debe esperar de una formaci¨®n que tuvo que abordar por fuerza mayor los grandes espacios. No hay renuncia a sus planteamientos musicales, simplemente se trata de una cuesti¨®n de adaptaci¨®n imprescindible para crear un bloque compact¨®.
En realidad, a Nirvana le toc¨® una loter¨ªa en la que no participaba. En otras circunstancias su destino hubiera sido fraguarse una lenta pero s¨®lida reputaci¨®n en el circuito de clubes. Pero se cruz¨® en el camino el sentimiento pop de la canci¨®n Smells like a teen spirit y aqu¨ª todo se desorbit¨®. El ¨¦xito multimillonario del disco Nevermind caus¨® sorpresa en todos los estamentos, incluido el de los propios protagonistas. Evidentemente no estaban preparados para lo que se ven¨ªa encima y ya demostraron que la avalancha les superaba ampliamente por muchos flancos.
Nirvana tambi¨¦n ha sido el detonante de la explosi¨®n de grunge que ha barrido el mundo musical en las tres ¨²ltimas temporadas. Es una revoluci¨®n igualmente inesperada en la que el tr¨ªo, parad¨®jicamente, es sujeto paciente pese a que enarbole la bandera que desde el exterior se le ha adjudicado. El m¨¦rito del grupo reside en continuar su camino de la manera m¨¢s honesta posible y, en ese sentido, In Utero, su ¨²ltimo disco y el trabajo presentado en esta gira, es ¨¢spero y rugoso, y ha evitado conscientemente la comercialidad.
En directo el esquema sigue manteniendo la simplicidad: a Nirvana le gusta definirse como grupo punk y cuando aborda la agresividad vive sus momentos de mayor satisfacci¨®n. No obstante, tambi¨¦n hubo lugar para un cierto relajamiento ac¨²stico. El guitarrista Kurt Cobain apenas se dirigi¨® al p¨²blico, salvo al final para agradecerle su entrega. Sesenta minutos despu¨¦s del inicio, un corto bis y luces encendidas. Antes de las 23.30 la ceremonia hab¨ªa concluido. Los de Seattle hicieron olvidar el mal trago de hace a?o y medio.
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