Figuras en rid¨ªculo

El festival fue un ¨¦xito econ¨®mico pero art¨ªsticamente fue un desastre. Dif¨ªcilmente se van a volver a reunir seis novillos m¨¢s chicos, flojos y nobles, para un ramillete de figuras m¨¢s desganadas y desconfiadas, que hicieron el rid¨ªculo.Curro es como el algod¨®n. No enga?a ni al mayordomo. Los dem¨¢s, unos m¨¢s que otros, mintieron. Mucho traje corto, mucho paso de ballet, pero, tambi¨¦n, inhibici¨®n, desgana y comodidad para dar y regalar. Parece que este es el sino de las figuras modernas: abusan del pico, citan al hilo del pit¨®n, bailan y no paran, y se muestran incapaces para hilvanar una labor que emocione. Eso fue, al menos, lo que se vio en M¨¢laga: una triste premonici¨®n de lo que puede ser la temporada.

Lo mejor del festival, Curro Romero. Y lo mejor de Curro, su aspecto. Acaba de cumplir 60 a?os y no los aparenta. Enfundado en un traje impecable, resalta, a¨²n m¨¢s, su porte juvenil y su a?eja torer¨ªa. Curro dio toda una lecci¨®n de pases por la cara. Le molest¨® el viento, el novillo no colabor¨® y todo qued¨® en un atisbo de esencias.

Termin¨® Curro y lleg¨® el desastre. Las figuras navegaron como almas en pena. No se puede estar peor. El novillo de Ortega Cano le permiti¨® un toreo que ¨¦l fue incapaz de interpretar. Pico, mucho pico, desconfianza y rapidez. Le concedieron una oreja, pero se mereci¨® una reprimenda.

A Ojeda se le nota la inactividad. Ha ganado en torpeza. Su novillo derrib¨® al caballo, volte¨® a un banderillero. Cuando cogi¨® la muleta, Ojeda estaba vencido. En la faena de Litri, carente de reposo, sobresali¨® la boyant¨ªa del animal. Finito de C¨®rdoba estuvo fr¨ªo y sin sitio. El novillero Javier Conde ya no es el que quiso ser. Ahora se detiene en la suficiencia, las posturas y la altaner¨ªa. De toreo, poco.