Sin bandera
EL DIAGN?STICO elaborado por 12 expertos de la industria del transporte a¨¦reo por encargo de la Comisi¨®n Europea recomienda que el sector a¨¦reo se someta totalmente a las reglas del mercado y desaparezca as¨ª el protagonismo dirigista de los Estados, lo que supondr¨¢ a la larga el fin de las compa?¨ªas a¨¦reas de bandera como tales. Algunas quiz¨¢ podr¨¢n seguir existiendo en el futuro, pero lo que es seguro es que ya nunca m¨¢s ser¨¢n los portaestandartes de un pa¨ªs determinado. Iberia ya no ser¨¢ sin¨®nimo de Espa?a, ni Lufthansa de Alemania o Air France de Francia. Una ¨¦poca entera de la aviaci¨®n comercial, la de un cierto nacionalismo a¨¦reo, quedar¨¢ cerrada.Estas compa?¨ªas de bandera se han convertido en empresas en muchos casos altamente deficitarias, que han entrado en una crisis estructural al pasar de un sistema de trabajo basado en el cartel de todas las compa?¨ªas, que se repart¨ªan arm¨®nicamente las rutas europeas y evitaban as¨ª las guerras de precios, a un sistema de abierta competencia entre ellas. As¨ª, Iberia ha acumulado unas p¨¦rdidas de casi 825 millones de d¨®lares (115.000 millones de pesetas) entre 1990 y 1992; Air France, 870 millones de d¨®lares; Lufthansa, 500 millones de d¨®lares, etc¨¦tera.
En la misma l¨ªnea moderada y pragm¨¢tica, los expertos sugieren la necesidad de autorizar un nuevo y ¨²ltimo paquete de ayudas estatales a las compa?¨ªas que presenten planes de reestructuraci¨®n para incorporar el libre mercado a su gesti¨®n. "Una vez, la ¨²ltima vez", dicen los expertos, que reclaman as¨ª, para hacer definitivamente tabla rasa, una ¨²ltima oportunidad para la intervenci¨®n estatal.
No ser¨¢ f¨¢cil la decisi¨®n sobre esta ¨²ltima ayuda, que deber¨¢ contar con el aval un¨¢nime de los Doce. El Reino Unido, por ejemplo, no tiene inter¨¦s alguno en apoyar una medida que suministre un bal¨®n de ox¨ªgeno a las compa?¨ªas competidoras. Un grupo muy nutrido de pa¨ªses, entre los que se cuenta Espa?a, deber¨¢ hacer un esfuerzo para presentar planes viables y cre¨ªbles que permitan aceptar el principio de la ¨²ltima ayuda y no den pie a pensar que es la pen¨²ltima o s¨®lo una m¨¢s. Los sindicatos, que cifran la p¨¦rdida de empleo ocasionada por el plan en 100.000 puestos, presionar¨¢n para que la subvenci¨®n p¨²blica sea lo m¨¢s generosa posible. Los ciudadanos en general, en cambio, deber¨¢n velar para que el dinero p¨²blico se invierta bien y, sobre todo, para que Europa cuente al final de siglo con un sector a¨¦reo eficaz, competitivo y con precios m¨¢s bajos y mejores servicios.
Una prueba de lo que puede aportar el proceso de liberalizaci¨®n se est¨¢ viendo ya en el puente a¨¦reo Madrid-Barcelona, hasta ahora la joya de la corona de Iberia, que se ha visto obligada a reducir sus precios para afrontar la competencia de la compa?¨ªa Spanair. Ciertamente, esta libertad de tarifas obliga tambi¨¦n a los Estados a ser especialmente vigilantes. Por un lado, tal como consagra la normativa comunitaria, para intervenir en el caso de que una guerra de precios en determinados corredores a¨¦reos lleve a una compa?¨ªa a practicar el dumping ofreciendo tarifas reventadas con objeto de expulsar al competidor o, inversamente, cuando una compa?¨ªa aprovecha su situaci¨®n dominante para fijar precios abusivos.
Por el momento, el juego de la libre competencia ha favorecido a los consumidores. A la oferta presentada por Spanair, Iberia ha reaccionado con una rebaja de precios superior en algunos tramos horarios, pero ha mantenido otros por encima de los de su competidor, confiando en la ventaja que le da su mayor capacidad de transporte en las horas punta. Pero, adem¨¢s de velar por el juego limpio tarifario, los Estados deben garantizar el mantenimiento de ciertas rutas que se consideran prioritarias aunque no sean rentables, mediante un tipo de subvenciones que las convierte en apetitosas para la industria privada. En realidad, ser¨ªa de desear que esta dif¨ªcil maniobra, destinada a terminar con una ¨¦poca entera de la aviaci¨®n comercial, condujera a conservar algunas pocas cosas buenas que todav¨ªa tienen sentido -como el mantenimiento de rutas- y a situar a la vez el sector de nuevo en la punta de la competencia mundial.
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