Un ultim¨¢tum sin fecha sigue en pie en Sarajevo
En Sarajevo ayer no trabaj¨® casi nadie. Lo que tampoco es mucho decir en una ciudad donde no m¨¢s de 4.000 o 5.000 personas entre 300.000 tienen un sitio fijo al que acudir para realizar una labor regular m¨¢s o menos remunerada. El Gobierno bosnio, en previsi¨®n de que, durante la madrugada, pudieran desatarse los anunciados bombardeos de la OTAN, decidi¨® pedir a los ciudadanos que se quedaran en su casa. La Alianza Atl¨¢ntica finalmente decidi¨® no atacar las posiciones serbias, pero ha hecho una advertencia tajante: la vigilancia sobre la artiller¨ªa pesada se mantiene 24 horas al d¨ªa, y cualquier intento para reactivarla acarrear¨¢ autom¨¢ticamente la respuesta a¨¦rea aliada. Un ultim¨¢tum sin fecha sigue en pie.
"Hemos cumplido con el requerimiento [de la OTAN] para trasladar o poner bajo nuestro control [de la ONU] todas las armas pesadas en la zona de exclusi¨®n de 20 kil¨®metros alrededor de Sarajevo", se?ala un comunicado del m¨¢ximo representante de las Naciones Unidas para la antigua Yugoslavia difundido a primera hora de ayer. Los cascos azules continuaban despleg¨¢ndose ayer por las l¨ªneas del frente de la capital bosnia y observadores militares de las Naciones Unidas lograban acceso a los puestos serbios.La ONU ha pedido otros 3.000 soldados al Consejo de Seguridad y Mosc¨², que ya ha instalado a 400 de sus paracaidistas en Sarajevo, ofreci¨® ayer un nuevo batall¨®n de cascos azules. Los convoyes humanitarios, paralizados durante tres d¨ªas, reanudan hoy su actividad.
Las Naciones Unidas dan virtualmente por concluido el control de los carros de combate, ca?ones, lanzadores m¨²ltiples, morteros y artiller¨ªa antia¨¦rea serbia. La ONU conf¨ªa en los refinados equipos brit¨¢nicos de localizaci¨®n de tiro -Cymbeline es su nombre-, ya desplegados, para identificar en segundos la procedencia de una eventual violaci¨®n del alto el fuego.
Optimismo en la calle
Yasushi Akashi, el enviado especial del secretario general de ONU, atribuye el ¨¦xito de la intimidaci¨®n aliada a la "resoluci¨®n mostrada por la comunidad internacional". Su reflejo es un cierto optimismo en la capital bosnia. Esta alegr¨ªa es m¨¢s acusada entre las fuerzas de las Naciones Unidas y mucho m¨¢s atemperada entre los ciudadanos. Por primera vez en mucho tiempo los habitantes de Sarajevo, en una jornada festiva, vieron ayer cerradas las f¨¢bricas de cerveza que abastecen la ciudad y la de tabaco, gracias a la cual, y a precios astron¨®micos, sobreviven los compulsivos y numerosos fumadores de Sarajevo. El general Michael Rose, comandante en jefe de la ONU, que deambula ocasionalmente por las calles, se?al¨® ayer que ve¨ªa "un nuevo rostro de esperanza en la gente".Para el Gobierno bosnio la decisi¨®n final de la OTAN ha sido una mala noticia. Hasta el ¨²ltimo minuto el presidente Alia Izetbegovic presion¨® al enviado del secretario general de la ONU para que los cazabombarderos aliados dieran escarmiento a los sitiadores serbios. En el peri¨®dico progubernamental Oslobodenje (Liberaci¨®n), que esperaba en la madrugada del lunes la de cisi¨®n de la OTAN para titular su primera p¨¢gina, la alocuci¨®n de Manfred W?rmer, anunciando desde Bruselas que no habr¨ªa bombardeo, supuso una decepci¨®n generalizada.
No fue el caso de los soldados serbios de guarnici¨®n en Grbavica, al sur de la ciudad, donde ya patrullan paracaidistas rusos: ellos brindaron con aguardiente en vasos de pl¨¢stico al conocer en la helada madrugada que sus puestos no ser¨ªan atacados por los Jaguar de la Alianza Atl¨¢ntica.
Sean o no exactas las apreciaciones del comandante en jefe de la ONU en Bosnia sobre las expectativas ciudadanas, lo cierto es que tras 12 d¨ªas de tregua efectiva los habitantes de Sarajevo, rehenes a lo largo de dos a?os de los ca?ones serbios, empiezan a salir a la calle sin preguntarse antes si regresar¨¢n a sus casas. Pero lo conseguido, dicen, es muy fr¨¢gil y no mitiga en nada su penuria de pobladores de un gueto, y, sobre todo, tienen miedo a que el arreglo diplom¨¢tico que ha permitido la tregua acabe en una partici¨®n efectiva de la ciudad sobre criterios ¨¦tnicos: serbios, croatas y musulmanes, cada uno en su zona.
Tanto el m¨¢ximo responsable de la Alianza Atl¨¢ntica, en su declaraci¨®n de madrugada, como el representante plenipotenciario de las Naciones Unidas para la antigua Yugoslavia afirman exactamente lo contrario. W?rner y Akashi han reiterado en las ¨²ltimas horas que las organizaciones que representan est¨¢n m¨¢s decididas que nunca a hacer de Sarajevo una ciudad abierta, en la que la vida comunitaria sea posible.
Si lo conseguido en la capital bosnia con la amenaza del uso de la fuerza se consolida, es decir, si sus habitantes pueden seguir saliendo a la calle sin temor a ser asesinados, la ONU se propone como siguiente paso desmilitarizar la ciudad e intentar desbloquear sus comunicaciones y suministros esenciales, agua, gas, electricidad. Dentro de las perspectivas optimistas se encuentra la disposici¨®n de los serbios a reabrir el aeropuerto de Tuzla, en el centro de Bosnia, para la llegada de vuelos humanitarios. La ONU espera poder abrir el citado aeropuerto el 7 de marzo.
La escalada diplom¨¢tica de los ¨²ltimos d¨ªas alienta esta esperanza. El primer ministro Haris Siladjzic se entrevist¨® ayer en Washington con el secretario de Estado Christopher, probablemente a prop¨®sito de nuevos planes territoriales para Bosnia-Herzegovina.
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