"Nadie quiere o¨ªr la palabra guerra"
"La peor palabra, la mala palabra, es guerra. Nadie quiere o¨ªrla en Nicaragua", asegura el ex vicepresidente y actual jefe del grupo parlamentario sandinista, Sergio Ram¨ªrez, de 51 a?os, de paso por Madrid, donde negocia la publicaci¨®n de su ¨²ltima novela, Un baile de m¨¢scaras.Este pol¨ªtico que, "desde la sensibilidad del escritor", persigue la transformaci¨®n de su pa¨ªs y la "renovaci¨®n del sandinismo", est¨¢ convencido de que "cada vez se aleja m¨¢s el peligro de enfrentamiento armado". Primero, porque tan s¨®lo quedan "algunos grupos armados residuales y sin apenas apoyo popular"; segundo, porque desde 1990 "se han recogido m¨¢s de 50.000 armas en manos de civiles"; y tercero, y mucho m¨¢s importante, porque "la guerra no depende de la cantidad de armas, sino de la voluntad de la sociedad, y esa voluntad no existe".
Violeta Chamorro venci¨® a los sandinistas en febrero de 1990 y asumi¨® el poder dos meses m¨¢s tarde, en un caso ins¨®lito de r¨¦gimen revolucionario que entrega pac¨ªficamente un poder perdido en las urnas. Aunque no cedi¨® todo el poder. Chamorro y su yerno, hombre fuerte y ministro de la presidencia, Antonio Lacayo, alcanzaron un pacto con el sandinismo que garantiz¨® un cambio sin traumas, a¨²n a costa de que se rompiera la coalici¨®n opositora, UNO, en la que se apoy¨® Do?a Violeta (as¨ª la llama todo el mundo en Nicaragua) para ganar las elecciones.
"Coparticipaci¨®n"
Ram¨ªrez afirma que "los acuerdos funcionaron muy bien, con resultados espectaculares en cuanto a reducci¨®n dr¨¢stica del Ej¨¦rcito, desmantelamiento de los grupos armados y desarme de civiles". Admite tambi¨¦n que hubo "coparticipaci¨®n", porque los sandinistas estuvieron, y est¨¢n, presentes en el Ej¨¦rcito, en la polic¨ªa, en los tribunales supremo y electoral y en el Parlamento". Sin embargo, niega que haya existido "cogobierno", ya que, por ejemplo, "las decisiones econ¨®micas las ha tomado el Gobierno". Tal vez por ello puede distanciarse claramente de la pol¨ªtica de estos a?os, con consecuencias como "un 60% de desempleo", y que considera ha seguido demasiado "los dictados de los organismos financieros internacionales".
La presencia del general Humberto Ortega, hermano del ex presidente y todav¨ªa l¨ªder sandinista, Daniel Ortega, al frente del Ej¨¦rcito, que conserva por cierto su viejo nombre, es, visto desde el exterior, como el s¨ªmbolo de esa "coparticipaci¨®n" de la que habla Sergio Ram¨ªrez.
El general dejar¨¢ este a?o el cargo -"y ¨¦l est¨¢ dispuesto a ello"- y probablemente sea sustituido por el jefe del Estado Mayor, Joaqu¨ªn Cuadra, otro militar sandinista. Pero lo importante, para el ex vicepresidente, es que, muy pronto, una ley "delimitar¨¢ la sumisi¨®n del poder militar al civil".
Las pruebas de que la posguerra no es un camino de rosas se multiplicaron el a?o pasado: batalla urbana en Estel¨ª (julio, 50 muertos), crisis de los rehenes (Managua y Quilali, agosto) y huelgas sandinistas de olor revolucionario en Managua (septiembre, dos muertos). Pero Ram¨ªrez reconoce que "actualmente hay un Gobierno democr¨¢tico, que funciona al amparo de la Constituci¨®n, con libertades p¨²blicas irrestrictas". Y concluye: "Se ha avanzado m¨¢s en el ¨¢mbito pol¨ªtico-institucional que en el econ¨®mico".
La batalla en la que ahora est¨¢ envuelto el autor de Clave de sol (su ¨²ltima obra publicada, en M¨¦xico, una colecci¨®n de cuentos) es la renovaci¨®n del sandinismo para convertirle en una alternativa real de poder en las elecciones de 1996.
"Las necesidades del pa¨ªs", se?ala, "empujan al Frente hacia una convergencia con el centro del espectro pol¨ªtico" con el objetivo de hacerse con el poder. "En este momento, no tiene viabilidad, como demuestran las elecciones para los consejos auton¨®micos del Atl¨¢ntico, donde perdimos esca?os y votos. Necesitamos llegar a las mayor¨ªas". Por ello, Daniel Ortega y ¨¦l est¨¢n "en posiciones pol¨ªticas opuestas, aunque sin enfrentamiento personal".
La lucha se librar¨¢ el pr¨®ximo mayo, en un congreso del partido que promete ser tormentoso. En opini¨®n de Sergio Ram¨ªrez, la opci¨®n m¨¢s atractiva ser¨ªa "un proyecto de estabilidad nacional que permitiera un despegue de la econom¨ªa y una mejora de la calidad de vida, y no para una coyuntura electoral, sino a largo plazo".
"Lo peor", precisa, "ser¨ªa una lucha de extremos. A un lado una propuesta radical sandinista. Al otro, la propuesta radical, de derechas, de Arnoldo Alem¨¢n, el alcalde de Managua, ganador de los ¨²ltimos comicios auton¨®micos". ?se es el enemigo, opina Ram¨ªrez, el Partido Liberal Constitucionalista de Alem¨¢n, "que se mira en el espejo del viejo partido liberal somocista".
Una fractura del sandinismo, estima, ir¨ªa en contra de esta necesidad esencial. Pese a todo es optimista. ?l no se considera el l¨ªder de una eventual fractura del Frente, sino de una corriente, y se muestra convencido de que "no habr¨¢ divisi¨®n en mayo", sino que "se impondr¨¢ la sensatez y se optar¨¢ por un camino que sit¨²e al sandinismo en una perspectiva pol¨ªtica real".
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