El fuego prende en los ¨²ltimos corrales de Madrid

Eulogio Reguillo Angelina, de 72 a?os, mono azul y mirada gacha, perdi¨® en des horas 75 gallinas, tres conejos, dos codornices y un macho de perdiz. El fuego se llev¨® tambi¨¦n al perro que saltaba como una pelota cuando le llamaban Le¨®n -era, un San Bernardo- y gran parte del huerto de ajos y cebollas. La distracci¨®n de Eulogio ocupaba 100 metros cuadrados de la colonia de San Ferm¨ªn (Villaverde) y qued¨® completamente calcinada en la madrugada de ayer."Desgraciaos", gru?¨ªa por la ma?ana el alba?il jubilado. Con la pala remov¨ªa el cuerpo tieso de Le¨®n; con la mano, una renegrida gallina. ?Cu¨¢l fue la causa del incendio? "Pos no s¨¦, la semana pasada me metieron fuego en la puerta y ahora esto. Por aqu¨ª pasan muchos drogaos, ?sabe?".

Eulogio vive a 100 pasos de los ¨²ltimos corrales de Madrid, un descampado de la colonia de San Ferm¨ªn sobre el que se han plantado unas 50 casetas, un foso de aguas verdes y muchas hortalizas. No es un lugar nuevo. Eulogio lleva all¨ª 30 a?os, calentando sus manos con huevos tibios. Hasta tres docenas ovales y blancos que a¨²n parecen desfilar por sus ojos. "Cuando me jubil¨¦ le dediqu¨¦ m¨¢s tiempo a esto. Era una ayuda para la casa", comentaba mientras miraba a los perros que com¨ªan los restos.

"Ahora tendr¨¦ que volver a vallarlo. Y no he dormido". Cuando a las once de la noche del jueves oy¨® las sirenas de cuatro coches de bomberos, se asust¨®. Corri¨® al huerto y sinti¨® el fuego.

Ayer, los vecinos de los huertos cercanos se arremolinaban alrededor de las maderas quemadas. Hablaban de un yonqui y de una botella de gasolina empotrada contra la caseta de aperos de Eulogio. Con la bata puesta, una mujer se inflamaba al recordarlo.