Suave como la niebla

El grupo Capercaillie pasa por ser, con 11 a?os de andadura profesional, la banda que mejor adapta el folclor celta a las desconcertantes exigencias de la actualidad musical, rayando insistentemente en el pop sofisticado y la new-age. En su presentaci¨®n en Madrid, la banda mostr¨® ante una rendida audiencia de alrededor de 1.000 personas c¨®mo una m¨²sica, que posee un intr¨ªnseco car¨¢cter festivo, puede ser tambi¨¦n concebida para ser escuchada en calma chicha.Viol¨ªn, flauta y guitarra ac¨²stica, instrumentos se?eros del sonido celta, vi¨¦ronse constantemente arropados por una base r¨ªtmica un tanto est¨¢ndar y algo light. Pero este trueque de intenciones musicales no hizo mella en la atenci¨®n de un p¨²blico que ven¨ªa con casi todo el repertorio -buena parte de ¨¦l en ga¨¦lico, p¨¢smense- bien aprendido. La voz de Karen Matheson conjura a la perfecci¨®n las viejas leyendas de clanes y las dulces palabras de amor, siendo capaz de actualizar melod¨ªas a?ejas sin que la cosa rechine.

Tal es el caso de Coisich a ruin, una canci¨®n de casi 400 a?os y que supone el mayor ¨¦xito comercial del grupo. No obstante, los espectros vocales de Natalie Merchante, incluso, Enya parecieron flotar un instante sobre la vocalista de Capercaillie. Cosa injusta, si tenemos en cuenta que Karen se basta solita para hacer que el combo suene a las mil maravillas. De manera suave, eso s¨ª. Leve, como el flotar de la tradicional niebla escocesa.