Cuando los hombres hicieron el caf¨¦
Las alemanas celebraron el D¨ªa de la Mujer convocando una huelga
El D¨ªa Internacional de la Mujer ha sido la prueba de fuego, o el examen final, para los numerosos hombres que asisten en Alemania a cursos de cocina y hogar. Para los que no disponen de esos conocimientos, el diario popular Bild (con m¨¢s de cuatro millones de lectores) a podido ser de especial ayuda con un consejo desde su primera p¨¢gina: "Se ponen dos cucharadas de caf¨¦ en polvo, se a?ade agua caliente, se revuelve... ?y ya est¨¢!".Hacer caf¨¦ fue una de las tareas que las mujeres alemanas incluyeron en la lista de acciones de huelga del D¨ªa Internacional de la Mujer. Se desconoce el n¨²mero de mujeres que se sumaron a esta acci¨®n, pero, seg¨²n Vera Morgenstern, secretaria para Asuntos de la Mujer del sindicato de trabajadores p¨²blicos (¨® TV), las 930.000 afiliadas a su sindicato participaron en la huelga de mujeres en protesta por la discriminaci¨®n.
La convocatoria hab¨ªa sido apoyada por la Confederaci¨®n de Sindicatos Alemanes (DGB) y organizada desde 85 oficinas de huelga, repartidas por toda Alemania. Sin embargo, dado que las huelgas pol¨ªticas est¨¢n prohibidas, la convocatoria recurri¨® a acciones inusuales, aunque algunas, como la de no sonre¨ªr a los compa?eros de trabajo, tuvo pocas seguidoras.
"Se van a enterar y nos van a o¨ªr", gritaban m¨¢s de 200 funcionarias en la principal calle de acceso al barrio del gobierno en Bonn. De eso se trataba, en definitiva. En unas 400 empresas las trabajadoras invitaron a sus compa?eros a asambleas para explicarles sus problemas. Discriminaci¨®n y acoso sexual son las quejas m¨¢s o¨ªdas entre las trabajadoras alemanas.
En Colonia, no muy lejos de su famosa catedral cat¨®lica, las mujeres se inspiraron en el juda¨ªsmo para dar a conocer sus desventuras. All¨ª se instal¨® un muro de las lamentaciones, donde todo el que quiso o¨ªr pudo enterarse de peque?os y grandes hechos que hacen patente la discriminaci¨®n cotidiana contra las mujeres. En Potsdam, cercade Berl¨ªn., las manifestantes cubrieron los carteles indicadores de las calles, la mayor¨ªa dedicadas a hombres, con nombres de mujeres, provocando un cierto desconcierto entre los repartidores, los carteros y todo el que, por cualquier motivo, tuvo que consultar un callejero. Para cerrar la jornada, en numerosas ciudades las madres salieron en manifestaci¨®n con los cochecitos infantiles, recordando que en casa tambi¨¦n se discrimina.
Las mujeres que ocupan cargos en la pol¨ªtica mostraron su apoyo a la protesta, aunque se distanciaron de la huelga. "Estamos hartas de mendigar para que compartan con nosotras el poder", asegur¨®, Rita S¨¹ssmuth, presidenta del Bundestag, la C¨¢mara baja del Parlamento. "El paro [die Arbeitslocigkeit, en alem¨¢n] es femenino", apuntillaba Ursula Engelen-Kefer, vicepresidenta de la DGB.
Tras la protesta en la oficina, muchas pol¨ªticas acudieron luego a diversas concentraciones en la calle, en las que las mujeres dieron a conocer sus reivindicaciones a ritmo de samba.
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