El Madrid descarrila en Badalona
El Joventut inflige un severo correctivo a Sabonis y los suyos
El Madrid dej¨® una parte muy ¨ªntima en Badalona. La sensaci¨®n de que se puede quedar a cero. Su reciente fracaso en la Copa se entend¨ªa como un accidente. Ya le ocurri¨® el pasado a?o en la final four ante el Limoges. Pero nunca permiti¨® que la derrota rebajara su respetabilidad. Hasta ayer. Era conocida la posibilidad de ganarle, incluso en toda la regla. Pero no se sospechaba que pudiera quedar al desnudo, lanzar la toalla cuando todav¨ªa quedaba casi medio partido y encajar un correctivo de dimensiones colosales.El Joventut viajar¨¢ a Madrid conociendo esa posibilidad, con el p¨¦rfido convencimiento de haber encontrado los puntos por donde demoler a Sabonis y los suyos. La derrota puede afectar el futuro de la eliminatoria. Pero eso no es m¨¢s que una posibilidad. El Madrid sigue teniendo la ventaja de poder decidir en su pista. Pero es indudable que el Madrid se dej¨® ayer en Badalona su poder intimidador. Desde ayer se podr¨¢ hablar del Madrid con apostillas capciosas: ?El Madrid? ?Qu¨¦ Madrid? ?El que se dej¨® torear por el Joventut, el que lleg¨® a perder por 30 puntos, el que deambul¨® con la mirada perdida?
Los hechos fueron muy simples. El Joventut se empecin¨® en erosionar el poder reboteador de Sabonis, Arlauckas y Mart¨ªn, el mismo que le hizo la vida imposible las dos veces que se encontr¨® este a?o con los madridistas. Y el Madrid no supo c¨®mo responder. No roz¨® siquiera los rebotes. Todos iban a parar a manos de los de verde y negro. No es que Ferr¨¢n o Thompson machacaran precisamente el aro del Madrid. Pero s¨ª recib¨ªan los balones suficientes como para mantener ocupados a Sabonis y Arlauckas y para abrir pasillos por donde Smith, Villacampa o Rafael Jofresa se colaban espor¨¢dicamente hasta la cocina.
El Madrid no ten¨ªa suficiente, como en ocasiones anteriores, con plantar a Sabonis bajo su aro y mandar al resto de sus tropas a presionar sobre los tiradores del Joventut. Santos y Ant¨²nez apenas ve¨ªan a Villacampa y a Rafael Jofresa. Mlke Smith era punto y aparte. Con ¨¦l no pudieron ni Biriukov, ni Cargol, ni Arlauckas. Smith hizo de todo y todo bien. Acab¨® con tantos rebotes (12) como todo el Madrid junto. Desquici¨® a quienes trataron de interferirse en su camino y sum¨® 28 puntos de todas las facturas, triples, tiros libres, entradas a canasta y menci¨®n especial para un canast¨®n tras recoger un rebote a tal velocidad y con un movimiento de abajo hacia arriba para terminar de nuevo en mate que dej¨® congeladas las retinas que lograron captarlo en toda su extensi¨®n.
Sabonis, ausente primero, incomodado despu¨¦s, furioso al fin y desacertado en todo momento, prob¨® que tambi¨¦n es capaz de hacer un partido mediocre y de hacer historia al no capturar un solo rebote en los 27 minutos que estuvo en la pista. Acab¨® viendo desde el banquillo c¨®mo sus compa?eros se debat¨ªan por enderezar el entuerto durante los ¨²ltimos 14 minutos. El Madrid ya se hab¨ªa despedido por entonces de cualquier opci¨®n al triunfo. Luyk entendi¨® que era mejor reservar al gigante lituano para el martes y el jueves de la pr¨®xima semana. Su equipo hab¨ªa sido batido en toda regla, m¨¢s all¨¢ de lo que nadie hubiera podido sospechar que fuera posible.
El Joventut abri¨® brecha con alguna rapidez (13-6) y se fue al descanso con un buen colch¨®n: 43-31. El Madrid recurri¨® a una zona presionante 1-3-1 en toda la pista. Ara?¨®,algunos puntos (47-40) y forz¨® la cuarta falta personal de Ferran. El Joventut naveg¨® por momentos, pero su t¨¦cnico, Obradovic, demostr¨® que le bastaba con un tiempo muerto para adiestrar a los suyos sobre la forma m¨¢s conveniente para superar la ya famosa zona madridista. Las decisiones de Obradovic son m¨¢s r¨¢pidas que la capacidad de sus jugadores para ponerlas en pr¨¢ctica. En el Madrid suele acontecer todo lo contrario.
El Joventut remont¨® el vuelo y acab¨® en festival (74-44). Obradovic, al rev¨¦s que Luyk, apenas introdujo cambios. Quer¨ªa propinar al Madrid el correctivo lo m¨¢s humillante posible. Lo consigui¨®, y con ello dej¨® al Madrid en una postura m¨¢s que inc¨®moda, en una tesitura de consecuencias imprevisibles y con toda la presi¨®n sobre sus espaldas.
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