Nuria Espert y Mar¨ªa Jes¨²s Vald¨¦s presentan 'El cerco de Leningrado'
Retorno a escena de dos grandes actrices
El cerco de Leningrado supone la vuelta de dos grandes actrices a los escenarios: Nuria Espert, que los hab¨ªa abandonado hace casi un lustro por la direcci¨®n de ¨®peras, y Mar¨ªa Jes¨²s Vald¨¦s, que se retir¨® de manera dr¨¢stica al casarse hace varias d¨¦cadas. Las dos reconocen estar enganchadas con las tablas, y anteayer han empezado a recibir sus dosis en el teatro de Baracaldo con la nueva pieza de uno de los pocos autores contempor¨¢neos espa?oles vivos y prestigiados, Jos¨¦ Sanchis Sinisterra, quien una vez m¨¢s acude a la comedia de reflexi¨®n, en versi¨®n esc¨¦nica del director argentino Omar Grasso.
Espert estaba m¨¢s que satisfecha con la reacci¨®n del p¨²blico de Baracaldo: "No estoy acostumbrada a hacer comedias y pens¨¦ que no se pillar¨ªa todo el humor que encierra la funci¨®n, pero las risas de los espectadores desde el primer cuadro han sido regalos de los dioses". Risas que esperan se repitan en el estreno oficial que se producir¨¢ la semana que viene en Alicante.Mar¨ªa Jes¨²s Vald¨¦s, una de las actrices m¨¢s famosas de Espana en los a?os sesenta, hizo unas desapercibidas representaciones en La dama boba en 1991. Ahora tiene claro que ¨¦sta es su vuelta al teatro: "Anoche sent¨ª como si el tiempo se hubiera detenido 25 a?os y yo nunca hubiera dejado de trabajar". La actriz reconoce que dentro de ella hay dos personalidades. Mientras se dedic¨® a su familia nunca ech¨® de menos la escena.
Sanchis Sinisterra, rompiendo una vieja tradici¨®n teatral, se sent¨® en el patio de butacas en la primera representaci¨®n de su obra. Nada m¨¢s recibir los prolongados aplausos que el p¨²blico dedic¨® tanto a ¨¦l como al resto del equipo coment¨®: "Me ha parecido un trabajo admirable, lleno de amor, entrega, de dedicaci¨®n a desentra?ar un texto; lo que est¨¢ claro es que han puesto mucho m¨¢s de lo que suelen poner director y actores, han hecho un trabajo muy personal y cada uno de ellos ha abordado la obra como si fuera propia". El autor tambi¨¦n tuvo palabras muy elogiosas para el escen¨®grafo Toni Cortes, que ha realizado un curioso y efectista juego con la idea del teatro dentro del teatro.
Sanchis Sinisterra incide con su obra, escrita hace cuatro a?os, en una tema que empieza a ser recurrente en el teatro espa?ol: viejos profesionales de la escena se encuentran encerrados en antiguos teatros, que anta?o fueron s¨ªmbolos, filosofando, rememorando, llevando a la pr¨¢ctica sus utop¨ªas, algo que fue y no es. Los ejemplos m¨¢s recientes se encuentran en El nacional de Albert Boadella con Els Joglars, y Perdonen la tristeza, de Zaranda de Jerez (grupo muy consolidado internacionalmente que el d¨ªa 22 llega al teatro Alfil de Madrid). En la misma l¨ªnea est¨¢ Hoy, ¨²ltima funci¨®n del grupo Carraca del Pa¨ªs Vasco. Sanchis piensa que este hecho es sintom¨¢tico de algo: "El teatro siempre ha sido un espacio de resistencia y en los momentos que se percibe un cierto desmantelamiento de la funci¨®n del teatro en la sociedad, siempre hay algunos n¨¢ufragos que juntamos tablas y construimos un escenario flotante para afirmar nuestro deseo de resistir". En el caso de este autor valenciano el juego del teatro dentro del teatro data de antiguo. De hecho, El cerco de Leningrado es la ¨²ltima parte de una trilog¨ªa en la que se aborda el mismo tema. Las otras dos piezas fueron Naque o de piojos y actores y su popular ?Ay Carmela!.
Sanchis sit¨²a esta vez a las dos actrices en un viejo teatro abandonado desde hace dos d¨¦cadas, menos por las que fueron esposa y amante de su ¨²ltimo director y primer actor, hombre militante de la izquierda muerto en extra?as circunstancias. La obra transita por el campo del teatro pol¨ªtico, del teatro c¨®mico, del teatro de reflexi¨®n, del an¨¢lisis hist¨®rico, de la autocr¨ªtica social.
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