?No eran los mejores de Europa?
El aficionado madridista, adem¨¢s de estar de luto por las diversas vicisitudes que atraviesa la entidad, no acaba de comprender el fracaso baloncest¨ªstico. Mientras la crisis futbol¨ªstica, alimentada diariamente por el apetito voraz de analistas m¨¢s o menos sesudos, es aparentemente entendible y todo el mundo da la impresi¨®n de conocer a la perfecci¨®n el porqu¨¦ de los problemas de Zamorano y compa?¨ªa, la eliminaci¨®n de la Liga Europea ha dejado muchos interrogantes. ?No era un equipo casi imbatible? ?Sabonis no es el mejor jugador de Europa? ?No fue la derrota ante el Limoges una mera an¨¦cdota, un borr¨®n en una trayectoria que deb¨ªa conducir indefectiblemente al m¨¢ximo t¨ªtulo continental?. ?No estaba el equipo en plena forma hace s¨®lo 15 d¨ªas? Pues no, s¨ª, no, no y no.Desde la llegada de Sabonis y el supuesto reforzamiento de Arlauckas, el Madrid se convirti¨® en un equipo con inmejorable fachada. Tres pivots te¨®ricamente decisivos, dos aleros letales y acostumbrados a asumir la responsabilidad (Biriukov y Kurtinaitis), dos j¨®venes que vienen empujando (Lasa y Santos) y otros dos jugadores (Ant¨²nez y Cargol) que, a pesar de su inconsistencia, pod¨ªan echar una mano. Con estos mimbres, la envidia del continente, se deb¨ªa- hacer una cesta irrompible. Pero faltaba algo. El pegamento neuronal que uniese los mimbres.
La causa principal, que no ¨²nica, es que este equipo no ha conseguido aprender las nociones b¨¢sicas por las que se debe regir las actuaciones de un equipo. Ha de haber jugadores que manden y jugadores que obedezcan. En el Madrid no manda ni el entrenador, y mucho menos los bases. Todos los jugadores de ¨¦lite deben saber tirar, botar, y sobre todo pasar, cualidades que evitan muchos problemas. Es evidente que no ocurre, y el mal aprovechamiento de Sabonis es la primera consecuencia. En los momentos decisivos, el bal¨®n debe ir a unos determinados jugadores, no de forma aleatoria. Hay que jugar con las debilidades del rival por encima de sistemas. Todo esto no tiene que ver con alturas, kilos, m¨²sculos y apariencias. Y lo m¨¢s preocupante de todo: son aspectos de dificil aprendizaje cuando se ha pasado la barrera de los veintipocos a?os.
Por lo tanto, no ha de sorprender que ante equipos que saben sacar petr¨®leo de sus recursos (ll¨¢mese Limoges, ll¨¢mese el Joventut de esta eliminatoria) la superioridad madridista acabe convirti¨¦ndose en inferioridad manifiesta. El Madrid est¨¢ confundido en las cartas que juega. El As de oros no se encuentra en las manos o las piernas. Radica en el cerebro. Y de ah¨ª surgen casi todos los males de un equipo que lo tiene casi todo para que no haya quien le tosa. Salvo aplicar las reglas que surgen de debajo del pelo, no del coraz¨®n.
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