El empleo del G-7
POR PRIMERA vez desde su nacimiento como foro de coordinaci¨®n de las pol¨ªticas econ¨®micas de los pa¨ªses m¨¢s ricos del planeta, el Grupo de los Siete (G-7: Estados Unidos, Jap¨®n, Reino Unido, Alemania, Francia, Italia y Canad¨¢) ha incorporado en su agenda, con car¨¢cter pr¨¢cticamente monogr¨¢fico, el problema del desempleo en los pa¨ªses industrializados. En ¨¦sta, como en la mayor¨ªa de esas reuniones, no han existido acuerdos relevantes, m¨¢s all¨¢ de algunas conclusiones y recomendaciones gen¨¦ricas.Desigual es la situaci¨®n del problema en ambos lados del Atl¨¢ntico. Estados Unidos ha venido mostrando un dinamismo y una flexibilidad de su mercado de trabajo inexistente en la generalidad de los pa¨ªses europeos, que se pone de manifiesto en las contrastadas tasas de paro y en la desigual capacidad de creaci¨®n de empleo en los ¨²ltimos a?os: s¨®lo en el ¨²ltimo a?o y medio se han creado dos millones de nuevos puestos de trabajo.
A ello no es ajena la diferenciada evoluci¨®n de los salarios reales en los distintos pa¨ªses. El estancamiento de ¨¦stos y, en todo caso, la existencia de grandes disparidades salariales seg¨²n el grado de cualificaci¨®n de la poblaci¨®n trabajadora es la nota dominante en Estados Unidos (en el periodo 1972-1982, los salarios medios reales cayeron un 101/o), que mantiene importantes bolsas de poblaci¨®n juvenil sin el grado de formaci¨®n m¨ªnimo que facilite el acceso al mercado de trabajo.
Un estudio reciente pone de manifiesto que el 18% de los trabajadores americanos a tiempo completo gana menos de esos 13.091 d¨®lares anuales considerados como la frontera con el nivel de pobreza en aquel pa¨ªs. Una situaci¨®n bien distinta a la que impera en las econom¨ªas europeas y que, en todo caso, otorga relevancia a esa cuesti¨®n con la que el secretario de Trabajo estadounidense, Robert Reich, abr¨ªa la reuni¨®n: ?est¨¢n condenados los ciudadanos de las econom¨ªas avanzadas a elegir entre m¨¢s puestos de trabajo con salarios decrecientes, por un lado, y mejores. puestos de trabajo con elevados niveles de desempleo, por otro?
La superaci¨®n de ese dilema vendr¨ªa de la combinaci¨®n del tipo de inversiones en educaci¨®n y formaci¨®n profesional que se han llevado a cabo en el pasado reciente en algunos pa¨ªses europeos con la movilidad y flexibilidad que ha exhibido el mercado de traba o estadounidense, y, en ambos casos, el apoyo de las pol¨ªticas macroecon¨®micas adecuadas. Un planteamiento, el de Robert Reich, tan sugerente como de dificil alcance en las circunstancias actuales. Los representantes de los pa¨ªses de la Europa comunitaria, con una tasa de paro que en promedio supera ya el 11% de la poblaci¨®n activa, han visto con escepticismo esos ejercicios de voluntarismo de sus colegas norteamericanos, as¨ª como las posibilidades de trasladar algunos de los rasgos de aquel mercado de trabajo. Ello no deber¨ªa impedir que ese primer paso tuviera continuidad en sucesivas reuniones del G-7 y, en todo caso, que la b¨²squeda de soluciones fuera objeto de suficiente particularizaci¨®n en el Viejo Continente.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.