Tainos, una civilizaci¨®n desconocida
Par¨ªs descubre, fascinada, el arte de los escultores Tainos. Esta civilizaci¨®n, a¨²n mal conocida, corresponde a la zona de las Grandes Antillas (Cuba, Puerto Rico, Jamaica) en su etapa precolombina. Los Tainos, escribi¨® Crist¨®bal Col¨®n en 1492, "son gentes de excelente coraz¨®n, llenos de dulzura, y que ignoran la timidez": estas buenas opiniones e incluso unas primeras buenas relaciones por ambas partes no durar¨ªan demasiado. La civilizaci¨®n Taino fue, como tantas otras, diezmada por los conquistadores espa?oles.Su arte, funcional y ritual como el de todos los pueblos mal llamados primitivos, revela unos rasgos distintos a los de la aztecas y mayas: si hemos de calificarla con nuestros vocablos est¨¦ticos occidentales, dir¨ªamos que es un arte m¨¢s expresionista que el de sus vecinos, igualmente potente en sus formas. Tras unos ejemplos de los petroglifos del per¨ªodo rupestre, la muestra exhibe los magn¨ªficos duhos, asientos honor¨ªficos reservados tan s¨®lo a los altos mandatarios, los caciues, behiques y nitainos.
El arte de los escultores Tainos
Obras maestras de las Grandes Antillas precolombinas Petit Palais. Par¨ªs. Hasta el 29 de mayo.
Construidos en una madera dura y oscura (gaiac) tienen la forma de un animal, con cortas patas y una largu¨ªsima cola que hace de asiento; la cabeza, peque?a, tiene los ojos y los dientes de oro. La civilizaci¨®n taino cre¨ªa en un ser supremo, Yucahu Bagua Maorocoti, al que no representaban jam¨¢s, y en m¨²ltiples divinidades polimorfas o Zemis. Las esculturas de zemis pod¨ªan utilizarse como urnas funerarias, o bien pod¨ªan ser im¨¢genes a las cuales se les entregaban ofrendas en la ceremonia religiosa m¨¢s importante de esta cultura, la Cohoba.
Pues bien, estos zemis son impresionantes, especialmente aquellos tallados en madera, cuyas estr¨ªas y horadamientos poseen una gran fuerza pl¨¢stica que el artesano taino sin duda aprovech¨® de forma consciente. Suelen estar arrodillados o en cuclillas, y sus rostros, de bocas abiertas mostrando sus dientes, dan aut¨¦ntico miedo. La cohoba toma el nombre de la droga que los tainos inhalaban, mediante unos instrumentos en forma de Y que colocaban en sus orificios nasales, con su base en un polvo extra¨ªdo de hierbas alucin¨®genas. El estado de trance al que llegaban les pon¨ªa en comunicaci¨®n con los zemis, quienes pod¨ªan de esta guisa transmitirles el resultado de cosechas o de guerras. Y para purificarse ante tales inhalaciones, los tainos se provocaban un v¨®mito mediante unas esp¨¢tulas especiales, de forma curva y bellamente decoradas.
Pero tal vez los objetos m¨¢s impresionantes de toda la exposici¨®n sean los ¨ªdolos de algod¨®n, que sol¨ªan contener cr¨¢neos aut¨¦nticos bajo el sofisticado tejido. El de Tur¨ªn es de una fuerza y calidad comparable al de las mejores esculturas aztecas, mayas o de la Isla de Pascua. Es como una mu?eca de rostro es pantado, con su boca abierta y unos ojo tambi¨¦n desmesuradamente abiertos, hechos de n¨¢car. Los misioneros los interpretaron de inmediato como im¨¢genes demon¨ªacas, y los llevaron al Papa precisamente como s¨ªmbolo de la victoria sobre el paganismo. Im¨¢genes de la muerte, seguramente su sentido final se nos escapa hoy en d¨ªa.
La muestra del Petit Palais posee asimismo el atractivo de ser did¨¢ctica, sin que por ello presuponga ser abrumadora en sus explicaciones, ni por el contrario, simplificadora en sus razonamientos. Uno aprende el sentido de las piedras trigonolitas o de tres puntas, s¨ªmbolos de la fertilidad y que conten¨ªan en s¨ª las formas de ambos sexos, el masculino y el femenino. O bien c¨®mo funcionaba aqu¨ª lo del juego de la pelota, en el que se dejaba participar a las mujeres, y para el que ce?¨ªan unos cinturones de madera o de cuero.
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