El talento natural

Compa?¨ªa Ana Soler y Arturo Aguilar.El joven Arturo Aguilar tiene un talento nato para el baile espa?ol. Su formaci¨®n se nota amplia y su manera de hacer marca una diferencia de acento que se nota desde que pisa el escenario, aunque su ¨ªmpetu y crispaci¨®n le reste, por momentos, grandeza. Y no hablo de estatura, naturalmente. Aguilar es menudo, con un f¨ªsico fuerte y t¨ªpico que ya sabe manejar.La nueva compa?¨ªa que se present¨® en el Calder¨®n y que hace una gira por la red de teatros de Castilla y Le¨®n, en su modestia, tiene una dignidad que parte de lo aut¨¦ntico y hasta racial de algunos de sus miembros, especialmente Mar¨ªa Carmona, con su bronca voz y su franqueza, su desenfado y sus arranques, donde la espontaneidad no es capaz de opacar la raza.

La primera pieza es un ensayo teatral sobre La casada infiel, de Federico Garc¨ªa Lorca. Ya Antonio Ruiz Soler hab¨ªa hecho su versi¨®n y Mar¨ªa Rosa lo repuso en 1993. Si la historia ha indultado la pieza del gran Antonio es, teatralmente, por su concentraci¨®n. En este caso no sucede as¨ª, pues hay una dispersi¨®n en el tiempo, una ausencia de lectura y dramaturgia que le hace perder sus buenos momentos, que, a pesar, los tiene. En el programa no aparece la palabra coreograf¨ªa, y eso es lo que falta: sentido del espacio, meollo de la invenci¨®n de movimientos.

La segunda parte es una especie de cuadro flamenco al uso donde falta un poco de imaginaci¨®n en las composiciones, aunque de todas formas es bastante mejor que la primera. No se llega a comprender muy bien la selecci¨®n de las danzas y ciertos elementos de vestuario que no casan est¨¦ticamente con el conjunto. Buenas luces y sonido aceptable dieron marco al despliegue de Arturo Aguilar, que evidentemente se siente m¨¢s c¨®modo en ese hecho abstracto, un baile aut¨®nomo, ya sea creativo o tradicional, que insertado en un complejo argumental que no es tal.