La otra cara del nuevo cine espa?ol

Pablo Llorca (Madrid, 1963) ha realizado hasta el momento dos largometrajes y una serie de cortos que no han llegado a tener salida en las salas de exhibici¨®n comercial. La ¨²ltima de sus pel¨ªculas, Jardines colgantes, ha ganado varios premios nacionales e internacionales y ha sido considerada por el New York Post la octava en una lista de las diez mejores pel¨ªculas de 1993. La Filmoteca Espa?ola de Madrid ha decidido dedicar un ciclo -que se desarrolla hasta el jueves 31- a la filmograf¨ªa de este joven cineasta in¨¦dito."Los exhibidores de las llamadas salas de arte y ensayo, el ¨²nico circuito al que podr¨ªa optar con mis pel¨ªculas, prefieren presentar filmes extranjeros (asi¨¢ticos o centroeuropeos) antes que un espa?ol", dice Pablo Llorca. "En estas salas tambi¨¦n se est¨¢n exhibiendo pel¨ªculas que podr¨ªan ir perfectamente a una sala comercial (como Elpiano, por ejemplo) y las tienen durante meses, lo que crea una especie de atasco que desplaza definitivamente a otros filmes que tienen en las salas peque?as su ¨²nico reducto posible".

El primero de los largometrajes de Pablo Llorca, Venecias (1989), fue realizado por su propia productora y solo recibi¨® una subvenci¨®n de cinco millones de pesetas (la m¨¢s peque?a otorgada hasta ahora) una vez terminada la pel¨ªcula. El segundo filme, Jardines colgantes (1993), no obtuvo ning¨²n tipo de subvenci¨®n y para su realizaci¨®n contribuyeron los propios t¨¦cnicos y una peque?a productora asociada. Jardines colgantes, que cuenta con las actuaciones de Iciar Bolla¨ªn y Feodor Atkine, ha obtenido un premio en el Festival de Taormina (Italia), y el primer premio del Festival de Alcal¨¢ de Henares.

"Es dic¨ªfil estrenar los filmes de las productoras independientes en Espa?a. Entiendo que Venecias no haya tenido una f¨¢cil distribuci¨®n porque es una pel¨ªcula algo abstracta, con pocos di¨¢logos, pero Jardines colgantes tiene todos los ingredientes para gustar al p¨²blico. Se ha presentado en una serie de festivales internacionales y ha gustado mucho. No cont¨¢bamos con la difusi¨®n que tendr¨ªa fuerea, pero pensamos que se podr¨ªa estrenar en Espa?a. Todav¨ªa tengo la esperanza", afirma Llorca.

Seg¨²n ¨¦l, no se trata de un caso ¨²nico. "Hay decenas de pel¨ªculas de j¨®venes directores espa?oles que no llegan a estrenarse. Casos como el de Bajo Ulloa, Alex de la Iglesia o Julio Medem son la cara visible de una nueva generaci¨®n de realizadores espa?oles que est¨¢n aportando una nueva forma de hacer y decir las cosas. Ellos han podido darse a conocer porque cuentan con el respaldo de empresas productores m¨¢s s¨®lidas".

La falta de una escuela de cine en Espa?a ha condenado a los nuevos cineastas a ser autodidactas. Llorca tiene especial afici¨®n por el cortometraje, al que llama un "g¨¦nero maldito. "Nuestra escuela son los cortometrajes que logramos hacer con bajo presupuesto y que tampoco tienen cabida en el sistema de distribuci¨®n. Yo sigo haciendo cortos porque considero que no son s¨®lo ensayos o largos frustrados, sino un g¨¦nero v¨¢lido por s¨ª mismo y muy interesante", contin¨²a