La rosa
Hay un tipo suelto al que la polic¨ªa no busca, ni los jueces persiguen. Un tipo al que, incluso, se asocia Jordi Pujol para un negocio de parques. Tiene uno de los m¨¢s floridos historiales financieros del pa¨ªs: Banca Garriga-Nogu¨¦s (con unas p¨¦rdidas que a¨²n empa?an las juntas de Banesto); KIO, que estuvo a punto de provocar m¨¢s da?os en Kuwait que Sadam Husein, y ahora, Tibigardens.El tipo consolida su fortuna en proporci¨®n inversa a las p¨¦rdidas que su gesti¨®n provoca. Se habla de 30.000 millones de pesetas de patrimonio personal. Se dicen de ¨¦l maravillas. KIO compr¨® pol¨ªticos europeos antes de la guerra Irak-resto del mundo. Y hay alg¨²n pol¨ªtico en Catalu?a muy interesado en que siga al frente de la operaci¨®n que Pujol le ha encargado.
El tipo enga?a con su carita de no haberse comido un rosco en la vida. Pero su curr¨ªculo es tan brillante que m¨¢s de uno se sorprende de que siga obteniendo confianzas p¨²blicas y privadas para generar dineros de esos que se evaporan. La madre m¨¢s ingenua le habr¨ªa dicho a su hijo que no aceptara su compa?¨ªa. Y sigue consiguiendo lo que quiere en los despachos que quiere.
Ahora que la Direcci¨®n General de Tr¨¢fico ha puesto de moda las campa?as preventivas escatol¨®gicas; ahora que nuestro pa¨ªs se ha acostumbrado a erradicar enfermedades a base de prevenci¨®n sanitaria; ahora es el momento de que se muestre en una campa?a institucional (pagada por los bancos) qu¨¦ tipo de riesgos corre quien se asocia con ¨¦l.
Javier de la Rosa es un problema de salud p¨²blica. Pero no s¨¦ si le corresponde a ?ngeles Amador o a Belloch. Pujol, que tiene una buena experiencia financiera (con Banca Catalana), no parece sentirse concernido ni suenan alarmas en la Generalitat. ?O s¨ª se siente concernido?
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