Las, grandes orquestas en la ley de la selva
En los pr¨®ximos a?os asistiremos, seg¨²n los expertos, a una verdadera ley de la selva en el mundo de la m¨²sica cl¨¢sica en directo, de ?a que s¨®lo se salvar¨¢n las grandes orquestas. Parece claro que la m¨²sica es siempre una de las primeras perjudicadas durante las crisis econ¨®micas. Es m¨¢s f¨¢cil para los pol¨ªticos cortar el grifo alas orquestas que a otras actividades considerada de primera necesidad. Son las formaciones europeas, que viven casi en su totalidad de las subvenciones p¨²blicas, las que est¨¢n sufriendo con mayor rigor el hundimiento de la econom¨ªa.Exceptuando a las grandes orquestas, con tradici¨®n y recursos asegurados -como las filarm¨®nicas de Viena, Berl¨ªn, la London Simpliony y el Concertgebouw de Amsterdam- los especialistas pronostican un futuro poco prometedor para las formaciones m¨¢s modestas.
Aunque se echen piedras sobre el propio tejado, el empresario musical y buen conocedor de las grandes orquestas filarm¨®nicas Alfonso Aij¨®n es consciente de la crisis de p¨²blico que rodea a los conciertos de m¨²sica cl¨¢sica desde hace ya a?os. ?l lo achaca a la excesiva rigidez y fuerza de los sindicatos de m¨²sicos, que est¨¢ repercutiendo en la calidad de las orquestas. Tambi¨¦n alude a la falta de sentido que supone programar conciertos con dos y tres a?os de anticipaci¨®n. "Maldita la gracia que les hace a los m¨²sicos y al director interpretar unas obras programadas con tanta antelaci¨®n", dice Aij¨®n.
Ni Estados Unidos ni Europa encuentran soluci¨®n a este problema, debatido una y otra vez en las reuniones internacionales. "Los buenos aficionados se dan cuenta de que hay improvisaci¨®n por culpa de los sindicatos, que lo ¨²nico que buscan es ensayar menos y cobrar m¨¢s, y esto, en una orquesta, no es posible. La rutina est¨¢ servida, y escuchar buenos conciertos sinf¨®nicos es cada vez m¨¢s dif¨ªcil, por lo que la gente volver¨¢ a la m¨²sica de c¨¢mara, cansada de tanto ruido bien hecho, o se quedar¨¢ en su casa escuchando una excelente grabaci¨®n en un compact disc", opina Alfonso Aij¨®n.
Dentro de este marem¨¢gnun, la situaci¨®n de las orquestas en Estados Unidos difiere con respecto a la media de Europa. El capitalismo norteamericano, con sus grandes patrocinadores privados, ha conseguido subir los pelda?os de manera r¨¢pida y segura. Partiendo de la base de que la tradici¨®n europea es algo innegable y que marca sin tapujos la manera de interpretar a Mozart o a Beethoven, los norteamericanos han sabido como nadie hacerse un hueco en el panorama musical, tener su propia impronta y extender sus redes a las consideradas segundas orquestas. "Cualquier orquesta de segunda en Estados Unidos [las llamadas five (cinco) son las de Nueva York, Chicago, Filadelfia, Boston y Cleveland] es muy superior a las de segunda europeas", opina Aij¨®n.
El primer refugio que encontraron en Estados Unidos los m¨²sicos jud¨ªos en su huida del nazismo, se extendi¨® despu¨¦s al resto de los m¨²sicos europeos, por las excelentes condiciones tanto econ¨®micas como laborales que ofrec¨ªan y ofrecen a¨²n las orquestas americanas. Los directores europeos han hecho las Am¨¦ricas en busca de mejores sueldos y una menor presi¨®n social y sindical. "Los directores en Estados Unidos s¨®lo se dedican a dirigir y no se les plantea ning¨²n otro problema", se?ala Aij¨®n.
Y como ejemplos, basten estos pocos: el h¨²ngaro Georges Solti dirigi¨® durante m¨¢s de 20 a?os la Orquesta de Chicago, en la que fue sustituido por el Daniel Baremboin; por la Filarm¨®nica de Nueva York han pasado el franc¨¦s Pierre Boulez, el anglo-indio Zubin Melita y en la actualidad la dirige el alem¨¢n Kurt Masur; el italiano Ricardo Mutti y ahora el alem¨¢n Sawasllich han sido directores de la formaci¨®n de Filadelfia; en Cleveland, el h¨²ngaro Szell fue director durante muchos a?os, cargo en el que fue sustituido por el alem¨¢n Von Donnahyi.
En la orquesta de Los ?ngeles, fue director musical el italiano Carlo Maria Giulini, y en la actualidad lo es el finland¨¦s EsaPekka Salonen. De los grandes directores mundiales, Claudio Abbado (actual titular de la Filarm¨®nica de Berl¨ªn), Nikolaus Harnoncourt y Carlos Kleiber son los ¨²nicos que no se han lanzado a la aventura americana de manera estable.
Hay una an¨¦cdota que circula por los ambientes musicales espa?oles para explicar la diferencia entre las grandes orquestas internacionales y la Orquesta Nacional de Espa?a (ONE). Y es la siguiente: los m¨²sicos espa?oles tocan sus instrumentos con el cuerpo echado para atr¨¢s y la pierna derecha adelantada, mientras que el resto de los europeos y los americanos lo hacen con su pierna derecha hacia atr¨¢s y todo el peso de su cuerpo hacia adelante.
Los conflictos han jalonado la historia de la ONE. El italiano Aldo Ceccato anunci¨® en marzo su intenci¨®n de abandonar la direcci¨®n de la formaci¨®n cuando el mes de septiembre pr¨®ximo se termine su contrato de tres a?os. Antes de que la titularidad de Ceccato fuera acogida favorablemente por los profesores de la orquesta, estos mismos hab¨ªan rechazado a Crist¨®bal Halffter como responsable art¨ªstico. El anterior titular, Jes¨²s L¨®pez Cobos, dimiti¨® en 1988 en medio de un clamoroso enfrentamiento con los m¨²sicos, y m¨¢s recientemente se ha producido la primera huelga de la ONE desde su fundaci¨®n.
Si se levanta la alfombra sobre la que descansan estas situaciones conflictivas, las acusaciones han estado dirigidas a la falta de clarificaci¨®n de competencias y a los numerosos embrollos administrativos, que incluyen el estatuto de funcionariado de sus m¨²sicos, lo que impide que la ONE salga adelante definitivamente. Su gerente, Tom¨¢s Marco, niega que el funcionariado de sus miembros plantee problemas a nivel musical. "Siempre hay fricciones dependiendo del nivel pol¨ªtico o ministerial de cada momento. En el ministerio les tratan como funcionarios, mientras desde aqu¨ª s¨®lo vemos el tema musical", se?ala Marco.
Seg¨²n Marco, la creaci¨®n de peque?as orquestas en las comunidades aut¨®nomas obliga a replantearse la misi¨®n de la ONE. "Ya no hay necesidad de realizar giras por todas las provincias. Tenemos que elegir los sitios muy puntualmente, grabar discos y, sobre todo, estar muy presentes en los medios de comunicaci¨®n, en concreto en TVE", afirma.
El presupuesto de la ONE, que sale de las arcas del Ministerio de Cultura con patrocinios privados simb¨®licos, no s¨®lo engloba a la orquesta propiamente dicha (120 m¨²sicos), sino tambi¨¦n al coro (otros 120). La med¨ªa presupuestaria de los ¨²ltimos a?os ha rondado los 1.300 millones de pesetas, aunque en este ano de 1994 ha descendido a 1.000 millones. Para Tom¨¢s Marco, que afirma que una orquesta sinf¨®nica europea tiene un presupuesto anual de unos 2.000 millones de pesetas, la cifra ideal de la espa?ola estar¨ªa en los 1.500 millones. El sueldo de un reci¨¦n incorporado a la ONE es de 200.000 pesetas, emolumentos que van aumentando en raz¨®n de los trienios o si se trata de solistas. Su r¨¦gimen normal de funcionamiento, cuando no se est¨¢ de gira, es de dos ensayos los mi¨¦rcoles, jueves y viernes, conciertos los s¨¢bados y domingos y descanso los lunes y martes.
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