La suerte se al¨ªa con el Bar?a
Iv¨¢n y Amor le dieron la vuelta al marcador y condenaron al Lleida
En L¨¦rida tambi¨¦n se producen milagros y el Barcelona puede dar fe de ello. Cuando ten¨ªa la soga en el cuello y el Lleida se preparaba para accionar la trampilla e iniciar la ejecuci¨®n de uno de los aspirantes al t¨ªtulo de Liga, lleg¨® el telegrama salvador que suspend¨ªa la pena capital y, adem¨¢s, absolv¨ªa al reo. Lo firmaron Iv¨¢n y Amor, en los ¨²ltimos instantes de un partido que el colectivo azulgrana no mereci¨® ganar. El t¨®pico de la suerte de los campeones habr¨¢ que aplic¨¢rselo nuevamente al Bar?a.Oficialmente no existen taumaturgos en la plantilla del Bar?a, pero si alguien se encuentra en situaci¨®n desesperada o hundido en la miseria, que no dude en darse una vuelta por el Camp Nou y espere pacientemente a tocar a alg¨²n jugador o a su t¨¦cnico, Johan Cruyff. Si el invento da resultado quiz¨¢ hasta el presidente Josep Llu¨ªs N¨²?ez podr¨ªa patentarlo y convertir el coliseo azulgrana en un santuario de peregrinaci¨®n.
El Barcelona, nunca mereci¨® m¨¢s que ayer perder un partido. El Lleida se le subi¨® a la chepa desde los primeros instantes y s¨®lo un golpe de fortuna le permiti¨® desprenderse de tan inc¨®modo peso. Fue inferior a su rival en todos los aspectos y dio una impresi¨®n penosa a un p¨²blico que ten¨ªa dividido el coraz¨®n.
El Barcelona sali¨® al campo roto por el espinazo. A Cruyff le dio ayer por inventar, minutos antes de iniciarse el partido. Vio la alineaci¨®n del Lleida, plagada de defensas, y opt¨® por dejar en el banquillo a Koeman para que Stoichkov, Romario y Laudrup volvieran a jugar juntos inicialmente, despu¨¦s de cuatro meses. No fue eso lo peor, sino el sacar de sus posiciones habituales a Bakero -jug¨® de interior izquierda- y a Guardiola, que intercamibi¨® su puesto con Amor.
El Lleida, vestido de Carpanta, el entra?able personaje ideado por el recientemente fallecido dibujante Jos¨¦ Escobar, s¨®lo mendigaba el bocadillo del empate. Se encontr¨® con el manjar del gol de Urbano a los seis minutos y, lejos de atragailtarse, se dedic¨® a saborearlo como un fino gourmet.
Taponando las bandas y. Presionando en el centro del campo hasta la extenuaci¨®n, los hombres de Man¨¦ le secuestraron el cuero al Bar?a, hasta el punto de que se ve¨ªa incapaz de echarlo al pasto por la descoordinaci¨®n total en todas su l¨ªneas y un viento hostil que convert¨ªa el bal¨®n en una especie de liebre a la que no se pod¨ªa ni perseguir ni controlar.Las estad¨ªsticas, tan de moda en estos tiempos, no mienten. El Barcelona tan s¨®lo lanz¨® a puerta en una ocasi¨®n durante todo el primer acto del encuentro. El Lleid¨¢, por el contrario, dispuso de dos ocasiones claras, adem¨¢s de la de Urbano. Andersen y Milinkovic las desperdiciaron con la colaboraci¨®n del discutido Zubizarreta.
Tan negro lo vio Cruyff que, tras el descanso y al comprobar que el panorama no cambiaba, envi¨® precipitadamente a Guardiola a la ducha para situar a Eusebio de interior izquierdo y devolver a Bakero a ese lugar neur¨¢lgico donde hace tanto da?o. Su estrategia mejor¨® la profundidad azulgrana, pero al n¨¢ufrago Romario no le llegaba un bal¨®n en condiciones, y eso que su marcador, Gonzalo, quiz¨¢ pueda presumir de ser el defensa con la cintura m¨¢s dura.
Se vio tan perdido el t¨¦cnico azulgrana, que se agarr¨® al flotador de Koeman, todo un especialista en el lanzamiento de faltas y mucho m¨¢s letal con el viento a favor. A Cruyff no le import¨® sacrificar a Stoichkov, sin espacio para moverse ni hacer sus diabluras en el ¨¢rea con Romario, en plan Zipi y Zape.
Koeman s¨®lo pudo ensayar su mort¨ªfero disparo en una ocasi¨®n y sin resultado positivo. Pero sobre el campo estaba Iv¨¢n, un chaval gris que se est¨¢ haciendo hombre en este Barca, para fabricar un churro que salvaba el apetito azulgrana. Amor lo saci¨® con otro gol que dej¨® al Lleida rumiando su desgracia y pregunt¨¢ndose las razones de una derrota totalmente injusta. La suerte es s¨®lo para los campeones, y el colectivo ilerdense s¨®lo lucha por sobrevivir en un f¨²tbol lleno, de depredadores. Y el Bar?a lo es.
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