Turqu¨ªa, amenazada
LAS NOTICIAS que llegan desde Turqu¨ªa en los ¨²ltimos tiempos son fundado motivo de alarma. La explosi¨®n de una bomba en pleno Gran Bazar de Estambul caus¨® ayer la muerte a dos turistas, uno de ellos espa?ol, e hiri¨® a otros 16. Es el tercer atentado con bomba en Estambul en 15 d¨ªas. S¨®lo la. fortuna impidi¨® que se produjera una matanza de proporciones mucho mayores. La responsabilidad de este atentado parece recaer sobre el Partido de los Trabajadores kurdo (PKK), que ya anunci¨® una campa?a contra el turismo similar a la que mantienen los fundamentalistas isl¨¢micos en Argelia y Egipto. Pero la actividad terrorista del PKK, a la que el Ej¨¦rcito turco responde con una represi¨®n y una violencia indiscriminadas contra la poblaci¨®n kurda del sureste del pa¨ªs, no es la ¨²nica amenaza que se cierne sobre Turqu¨ªa.Paralelamente a lo que ya es una brutal guerra abierta contra los kurdos en el sureste, contin¨²a el avance del islamismo militante entre la poblaci¨®n turca, como demostraron los comicios municipales del pasado domingo. Ha causado sorpresa -y seria preocupaci¨®n- entre los aliados de Turqu¨ªa en la OTAN el ¨¦xito de los islamistas, el Partido de la Prosperidad (PP), que gan¨® las alcald¨ªas en 30 de las 76 grandes ciudades del pa¨ªs, y sobre todo en las dos m¨¢s pobladas, Estambul y Ankara, que son las capitales oficial y cultural del pa¨ªs. Nunca los islamistas hab¨ªan tenido resultados semejantes en anteriores consultas. A ello contribuye decisivamente la grave situaci¨®n econ¨®mica, que somete a las capas populares a una merma angustiosa de su nivel de vida, y la incapacidad de los partidos de oposici¨®n de ofrecer una alternativa cre¨ªble a la primera ministra, Tansu Ciller, que pierde constantemente popularidad. En este clima ha prendido la propaganda islamista dedicada a criticar la pol¨ªtica del Estado turco en la sanidad y la educaci¨®n, a exaltar un orden justo vago e indefinido y, sobre todo, a atacar la "depravaci¨®n de Occidente". Muchos rasgos en esta ofensiva contra los principios b¨¢sicos del Estado laico fundado por Kemal se asemejan a los de los islamistas en otros pa¨ªses musulmanes, especialmente en el norte de Africa.
Otro factor que ha ayudado al avance de los islamistas ha sido la ceguera antikurda del Gobierno en la zona del sureste. La represi¨®n contra los kurdos -el mejor motor de reclutamiento del PKK- ha sido apoyada por un fomento de los movimientos religiosos por parte oficial en un intento de hacer de ¨¦stos una eficaz barrera contra el movimiento separatista kurdo. En vez de fomentar una pol¨ªtica de pluralismo cultural, permitiendo un desarrollo del pueblo kurdo dentro de Turqu¨ªa, con una autonom¨ªa moderna, el Gobierno ha ca¨ªdo en la idea funesta de fomentar el islamismo. Con ello s¨®lo crea un enemigo mucho m¨¢s peligroso.
?Qu¨¦ va a ocurrir despu¨¦s de la victoria islamista en las elecciones municipales? El jefe de ¨¦stos, Erbakan, ya anuncia una nueva ofensiva pol¨ªtica ante las pr¨®ximas elecciones pol¨ªticas con el fin de avanzar hacia la transformaci¨®n de Turqu¨ªa. De momento, las posibilidades de imponer el islamismo en los municipios son limitadas. ?stos no tienen ninguna competencia ni en materia educativa ni en sanidad. Pero el problema de fondo es el de si las fuerzas pol¨ªticas del Estado turco -el ¨²nico laico en el mundo musulm¨¢n, con una fuerte tradici¨®n desde tiempos de su fundador, Ataturk, de mantener la religi¨®n al margen de la pol¨ªtica- ser¨¢n capaces de responder a los nuevos retos. Turqu¨ªa, precisamente por esa tradici¨®n laica, est¨¢ empezando a tener una proyecci¨®n interesante en las antiguas rep¨²blicas musulmanas de la Uni¨®n Sovi¨¦tica.
Muchos comentaristas insisten en que los partidos de la tradici¨®n kemalista pierden tiempo y energ¨ªas en luchas marginales. Es probable que, ante la amenaza islamista, se produzca una reacci¨®n hacia la concentraci¨®n en partidos m¨¢s consistentes y dedicados de verdad a conocer los problemas del pueblo y a preparar soluciones. El porvenir pol¨ªtico turco no podr¨¢ limitarse a la afirmaci¨®n de un laicismo inflexible y militarista.
Una Turqu¨ªa moderna necesita evitar dos peligros: cerrarse a las demandas de los creyentes que no son incompatibles con un Estado democr¨¢tico y no empujar a los kurdos al enfrentamiento por incomprensi¨®n de sus leg¨ªtimas demandas culturales. En una palabra, aumentar las dosis de democracia en ese pa¨ªs tan importante para Europa.
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