El suicidio de Grossouvre, agente secreto y amigo de Mitterrand, ahonda el enigma del presidente franc¨¦s
![Enric Gonz¨¢lez](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2Fe19959f9-1b77-4fa4-b4c9-ad9c27d18ec2.png?auth=cc48cfeca3c4fa713d7e16fc9e97f765f78a2bc782edcbaf28750ab1efa9f6c0&width=100&height=100&smart=true)
Fran?ois de Grossouvre no dej¨® ninguna nota, ninguna explicaci¨®n, bast¨® el lugar elegido para descerrajarse un tiro en la cabeza, el palacio presidencial del El¨ªseo, para dejar claro que el suicidio ten¨ªa que ver, poco o mucho, con Fran?ois Mitterrand. De Grossouvre fue fiel a Mitterrand durante 30 a?os. Fue su confidente, su mensajero y, sobre todo, su agente secreto. Desde 1991. la relaci¨®n entre ambos hombres se enfri¨®. Dolido por el alejamiento del presidente, De Grossouvre decidi¨® acabar con todo el jueves por la noche, a los 76 a?os, en su despacho del El¨ªseo.
Nadie oy¨® el disparo, pese a ser producido por un enorme rev¨®lver 357 Magnum. Mitterrand estaba cenando en su comedor privado Y decenas de empleados permanec¨ªan a esa hora, en torno a las siete de la tarde, en el edificio, pero la detonaci¨®n qued¨® extra?amente ahogada. Fueron el ch¨®fer y el guardaespaldas de De Grossouvre quienes, inquietos por la tardanza de ¨¦ste, acudieron a su despacho y descubrieron el cad¨¢ver hacia las ocho. El viejo aventurero, que hizo del secreto y el misterio una segunda identidad, aferraba a¨²n el arma. Un portavoz policial afirm¨® ayer que no hab¨ªa ninguna raz¨®n para dudar de que se tratara de un suicidio. La muerte de Fran?ois de. Grossouvre deja a Mitterrand m¨¢s solo que nunca en los 12 meses que le faltan para completar su segundo, y sin duda ¨²ltimo, septenato. Imposible saber qu¨¦ impresi¨®n le caus¨® la noticia al presidente franc¨¦s, quien se limit¨® a emitir el jueves por la noche un comunicado oficial escueto y de extrema frialdad. Imposible saber cu¨¢les eran, en las semanas previas al pistoletazo, los sentimientos entre los dos hombres, juntos durante m¨¢s de tres d¨¦cadas y ¨²ltimamente alejados por razones que ninguno de los dos quiso nunca concretar.
Elecci¨®n del escenario
S¨ª est¨¢ claro que De Grossouvre eligi¨® con toda intenci¨®n el lugar de su muerte. Ya no iba casi nunca a su despacho del El¨ªseo, que conservaba gracias a un cargo puramente protocolario, y s¨ª lo hizo el jueves fue expresamente para suicidarse. A mediod¨ªa hab¨ªa comido con buen apetito en un restaurante. Luego pas¨® brevemente por su apartamento y se dirigi¨® al palacio presidencial. Fue una muerte digna del aventurero misterioso que siempre fue, hijo de banquero, m¨¦dico e industrial, adinerado, gran conocedor de ?frica y Oriente Pr¨®ximo, seductor infatigable y meticuloso tejedor de intrigas. Desde 1991, De Grossouvre no ocultaba su creciente distanciamiento respecto a Mitterrand. Despotricaba contra otros amigos del presidente, como Roger-Patrice Pelat, y contra su hijo natural, Jean-Christophe Mitterrand; profer¨ªa frases herm¨¦ticas sobre el presidente ("el dinero y la muerte, ?es que no hay nada m¨¢s que le interese?", le dijo en 1993, refiri¨¦ndose a Mitterrand, a un periodista del diario Le Monde); y afirmaba constantemente "que estaba escribiendo unas memorias sinceras sobre las misiones secretas que le hab¨ªa confiado su antiguo amigo. El atentado de los servicios secretos contra Greenpeace, las maniobras diplom¨¢ticas en pa¨ªses como L¨ªbano y Chad, los contactos con organizaciones extremistas ¨¢rabes... todo era potencialmente material de esas hipot¨¦ticas memorias. Pero, nadie las vio nunca. Ni siquiera se sabe si De Grossouvre lleg¨® realmente a empezarlas.
En febrero pasado le coment¨® a Edwy Plenel, de Le Monde, que Mitterrand le hab¨ªa propuesto en 1993 que depositara sus archivos personales en el El¨ªseo. De Grossouvre, seg¨²n el testimonio period¨ªstico, se neg¨® a ello. Quer¨ªa mantener sus papeles "en lugar seguro", lejos del alcance del presidente. El emplazamiento de ese lugar seguro es por ahora, como gran parte de la biograf¨ªa de De Grossouvre, un gran misterio.
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