Los amigos
A lo mejor Solchaga es estupendo, no lo s¨¦, no tengo el gusto, pero cultiva unas amistades que horrorizar¨ªan a un honrado padre de familia. 0 sea, que es que desde Boyer a Mariano Rubio, pasando por Mohedano, todos han llenado de d¨ªas de gloria al socialismo espa?ol. Cuando Solchaga se retire, ya que no hay motivos para destituirle fulminantemente, puede montar una empresa de selecci¨®n de personal.Hoy d¨ªa es muy dif¨ªcil dar con la gente adecuada para determinados puestos de trabajo, porque hay aspirantes dispuestos a falsificar hasta el an¨¢lisis de orina con tal de que los contrates. Corcuera y Barrionuevo se quejaban hace poco de que el Rold¨¢n actual no se pareciera al que ellos analizaron. Eso les pasa por no tener un buen jefe de recursos humanos que les entreviste al personal. No s¨¦ qui¨¦n les recomend¨® a Rold¨¢n o a Salanueva, pero merecer¨ªa haber sido Solchaga. Lo malo, con todo, no es ya que vengan mal seleccionados, sino la falta de decisi¨®n a la hora de ponerlos en la calle.
Aqu¨ª el ¨²nico que supo despedir sin contemplaciones fue Sempr¨²n, tambi¨¦n muy amigo de Solchaga. Pero Sempr¨²n no despidi¨® a nadie por meter la mano en la registradora, ni por comprar papel al doble de su precio, que su ministerio no ten¨ªa caja ni papel. Sempr¨²n despidi¨® por razones ideol¨®gicas, o sea, por principios. Durante su ¨¦poca cayeron dos o tres directores generales, as¨ª como una de las mejores cabezas que ha habido al frente del Museo del Prado, porque firmaron un respetuoso papel de desacuerdo con la guerra del Golfo, es decir, por insumisos. Los insumisos son peligros¨ªsimos para el sistema, de ah¨ª que el PSOE los destituyera sin contemplaciones y con publicidad en un Consejo de Ministros que, desde la perspectiva actual, merecer¨ªa pasar a la historia de la infamia.
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