Momentos decisivos para la industria
Estamos asistiendo a situaciones de crisis en el aparato productivo industrial, con una contundencia ni siquiera alcanzada en los peores momentos de la reestructuraci¨®n de los primeros a?os ochenta, que amenaza destruir una parte del tejido industrial regional.Las causas son m¨²ltiples y conocidas. La primera de ellas no es otra que la deficiencia estructural de nuestra industria, de car¨¢cter fundamentalmente finalista, sumamente vulnerable y concentrada en exceso en el abastecimiento del mercado regional. En segundo lugar debemos se?alar la ausencia de pol¨ªticas industriales activas durante la etapa de bonanza econ¨®mica de finales de la d¨¦cada pasada por parte de los Gobiernos central y auton¨®mico. En tercer lugar, la pol¨ªtica monetarista y de enfriamiento econ¨®mico que ha desplazado el centro de gravedad econ¨®mico hacia las inversiones especulativas.
Lo que se est¨¢ destruyendo no es tejido industrial maduro o en declive. Se trata de segmentos instalados en los sectores productivos de bienes de equipo, componentes de automoci¨®n, industria de telecomunicaciones y electr¨®nica de alto valor a?adido, y servicios a la producci¨®n de alta cualificaci¨®n.
Todo ello coincidiendo con la aprobaci¨®n de la reforma laboral en el Parlamento, una reforma que se nos presenta como el gran ung¨¹ento que, junto a mantener la inversi¨®n y el empleo, pretende ser el mejor captador de nuevas inversiones tanto nacionales como extranjeras. Y el problema es que los sindicatos ten¨ªamos raz¨®n: el creciente desempleo en Espa?a no es un problema de legislaci¨®n laboral, sino de insuficiencias econ¨®micas e industriales. Una pol¨ªtica, adem¨¢s, que sigue provocando desindustrializaci¨®n y manos libres para las transnacionales.
?stas, en el ciclo depresivo, ajustan el exceso de capacidad productiva instalada mediante la desinversi¨®n o el cierre puro y simple de sus centros de producci¨®n en Espa?a. As¨ª sucedi¨® con KIO y con Azko, cuya desaparici¨®n fulminante golpe¨® a la ¨²nica empresa madrile?a de importancia en el segmento de las fibras qu¨ªmicas, La Seda; y as¨ª sucede ahora con Suzuki y Volkswagen, Ebro-Kubota, Iveco, Mercedes y SKF en el sector de la automoci¨®n, en el que se pueden producir reducciones de capacidad productiva, con el consiguiente impacto, tambi¨¦n en t¨¦rminos de empleo, en empresas auxiliares.
As¨ª ha sucedido el pasado verano en el sector alimentario con el desplazamiento de la producci¨®n de Frigo a la factor¨ªa de Barcelona, consecuencia de la pol¨ªtica de concentraci¨®n productiva de Unilever tina vez dominado el mercado.
As¨ª sucede id¨¦nticamente en el segmento de la electr¨®nica aplicada a la medicina con la amenaza de cierre sobre General Electric y con los ajustes y desinversiones en el de la electr¨®nica de consumo, en el que el grupo Amper (¨²nico grupo nacional sobreviviente, con mayor¨ªa accionarial de Telef¨®nica y Teneo), cuya liquidaci¨®n constituir¨ªa una aut¨¦ntica verg¨¹enza nacional, y Telyco, cuyos suministros se est¨¢n sustituyendo por masivas importaciones del sureste asi¨¢tico o por la producci¨®n sumergida. O con la desaparici¨®n productiva de Rank Xerox (cuyo principal cliente son las administraciones p¨²blicas), que se pretende deslocalizar a Francia, permaneciendo en nuestro pa¨ªs la actividad comercializadora.
En el segmento de los servicios aplicados y la ingenier¨ªa de sistemas y plantas est¨¢ a puto de producirse el en¨¦simo adelgazamiento de Initec (del grupo Teneo); en el de software aplicado, Eritel (igualmente participada por Telef¨®nica) pierde cartera en beneficio de IBM, mientras que Inisel o Initel no terminan de superar ciertos problemas.
La captaci¨®n de activos industriales hacia otros pa¨ªses y regiones, adem¨¢s de eliminar competidores, permite a las transnacionales deslocalizar aquellos que le interesen para abaratar sus costes en las fases de menor valor a?adido, subordinando sus redes productivas a los intereses de sus centros nacionales.
Todo lo anterior pone de manifiesto las consecuencias de la pol¨ªtica econ¨®mica e industrial aplicada por el Gobierno. Se ha abandonado al mercado el tejido industrial al grito de que "la mejor pol¨ªtica industrial es la que no existe", secundada por el Gobierno regional. El fruto correspondiente se recoge ahora en forma de macabra cosecha de despidos y cierre.
La insuficiente inversi¨®n, d¨¦ficit end¨¦mico de nuestra econom¨ªa, ha evolucionado negativamente en los ¨²ltimos diez a?os. Las inversiones productivas se han remitido a asegurar el mantenimiento de la capacidad de competencia, incrementando la productividad mediante la reducci¨®n de los costes con cargo al empleo neto. El redimensionamiento a la baja de la plantillas reduce a cero la capacidad operativa de las empresas para reactivar su producci¨®n.
La vieja tesis de que el mercado regula la producci¨®n industrial recorre de arriba abajo la Administraci¨®n, contagiando por omisi¨®n al Gobierno regional, que, pese a disponer de un magn¨ªfico instrumento cual es el pacto por la industrial y el empleo, se empe?a en una pasividad que no muestran otros Gobiernos regionales y auton¨®micos.
Aun siendo conscientes del margen de maniobra auton¨®mico-competencial y financiero, el pacto no ha jugado el papel deseado, no se le ha exprimido en sus amplias potencialidades, y no porque sus contenidos est¨¦n caducos y deban ser revisados, sino por un problema de incapacidad en materia de gesti¨®n pol¨ªtica. La comunidad debe abandonar el "digo y no hago"; el momento es decisivo. El futuro de la industria requiere de la intervenci¨®n inmediata de las ad ministraciones, ya que la pasividad, el dejar hacer, juega contra el empleo.
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