Populismo
La conjunci¨®n de Mercurio con Marte, quiero decir de los esc¨¢ndalos de corrupci¨®n con los cierres de industrias multinacionales, ha abierto el tarro de las esencias tradicionales. Renacen dos mitos: todo lo malo que le pasa a la patria se debe a la conspiraci¨®n de grupos poderosos; es necesario defender la industria nacional de la competencia extrajera.He intentado durante mi vida montar muchas conspiraciones. Recuerdo el intento de utilizar en febrero de 1956 la entrada de Espa?a en la ONU para reclamar la aplicaci¨®n de la carta de los derechos del hombre y el ciudadano por la dictadura franquista. El grupo de estudiantes formado para conspirar contra el r¨¦gimen fue nucleado por submarinos comunistas, hoy buenos amigos alejados de Marx y Lenin, como M¨²gica y Tamames. Estallaron disturbios inesperados, Franco nos tild¨® en un Consejo de Ministros de "jaraneros y alborotadores", suspendi¨® el Fuero de los Espa?oles, y nuestra inocente conspiraci¨®n juvenil consigui¨® otra cosa de lo que pretend¨ªa: despertaron conciencias, pero tardamos 28 a?os en tener una constituci¨®n democr¨¢tica. Aprend¨ª entonces que la evoluci¨®n social no transcurre al dictado de nadie.
Los empresarios pr¨¢cticos, los sindicalistas combativos y los pol¨ªticos avisados ven la econom¨ªa en t¨¦rminos de relaciones de poder. Su experiencia no les ha ense?ado que, cuando el sistema es libre, todos ganan en un juego econ¨®mico cuya evoluci¨®n es inesperada. Se oyen quejas de que la venta de empresas nacionales al capital extranjero "desplaza los centros de decisi¨®n". Como prueba de ello se mezclan en los calenturientos comentarios populares a los japoneses que piden un socio en Santana, con los americanos que cierran Gillette, en una maniobra del extranjero para dejamos sin industria.
Se representa la liberaci¨®n comercial tra¨ªda por la Comunidad Europea y la esperada con la firma de la Ronda Uruguay del GATT- como un desmantelamiento de las defensas de nuestras empresas m¨¢s d¨¦biles. "No supimos negociar nuestra entrada en la CE", es la exclamaci¨®n general. Se pronostica la transformaci¨®n de Espa?a en "un pa¨ªs de camareros", porque no podremos combatir contra los productos de pa¨ªses del sureste asi¨¢tico "que pagan salarios de hambre". Hay que distinguir lo poco de verdad que hay en estos temores, de lo mucho falso que acarrean. En el juego de la libertad econ¨®mica podemos ganar todos, incluso los conspiradores.
Hablemos de la competencia de los salarios de los pa¨ªses
pobres. En t¨¦rminos generales se paga a un trabajador en Espa?a tres o cuatro veces m¨¢s que en Marruecos, porque la productividad en nuestro pa¨ªs es tres o cuatro veces mayor. Despu¨¦s de todo, los empresarios pagan normalmente un salario equivalente a la productividad marginal de sus empleados. Hay diversos factores que modifican esta predicci¨®n. En especial, est¨¢ la cu?a que las cotizaciones de la Seguridad Social colocan entre el coste de producci¨®n estricto y el precio de venta. Pero el sistema reacciona autom¨¢ticamente para permitir que sigamos vendiendo: se sustituye mano de obra por maquinaria, con el consiguiente aumento de paro y reforzamiento de la productividad. O en ¨²ltima instancia, la moneda se deval¨²a y renacen las exportaciones. Pese a la corrupci¨®n de las inversiones sustitutivas de mano de obra y de las sucesivas devaluaciones, es posible que determinadas producciones resultan cada vez menos f¨¢ciles de exportar, o no puedan combatir los precios de otros pa¨ªses. Eso quiere decir que poco a poco Espa?a se va especializando en actividades m¨¢s complejas y va dejando el terreno de las producciones m¨¢s sencillas a los pa¨ªses que salen de la pobreza.
Sin duda, la transici¨®n ser¨ªa menos traum¨¢tica para los parados si la cu?a de los costes sociales fuese m¨¢s razonable. Pero la culpa es nuestra y no de nuestros competidores. Entretanto, tendr¨¦ que seguir sufriendo el castigo de oir las declaraciones del se?or Ruiz Mateos en la COPE, reclamando nuestra salida del Mercado Com¨²n y del GATT, y pidiendo, con voz del siglo XVII, importaciones baratas de materias primas y arenceles para proteger nuestros productos industriales. De eso no tengo yo la culpa.
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