La cueva de Alcal¨¢ y los artistas
Cuatro escultores instalan su taller en una vieja casona
Alcal¨¢ de Henares, adem¨¢s de un museo al aire libre, esconde otras guaridas de arte, m¨¢s secretas. Una casona antigua y descascarada, que se mantiene en pie conservando a duras penas los ¨²ltimos destellos de su remoto se?or¨ªo, da refugio a cuatro artistas j¨®venes. Donde probablemente hubo alfombras anudadas a mano ahora hay regueros de pintura y trozos de escayola. En lugar de cuadros impresionistas, en las paredes cuelgan bocetos sin retocar y una nota con el tel¨¦fono de alg¨²n servicio de entrega de pizzas a domicilio. Iv¨¢n de Lucas, Jorge Varas, C¨¦sar Rey y Gabriel Perezzan han devuelto la vida y la utilidad a un esqueleto de casa y se han repartido equitativamente las habitaciones para dar rienda suelta a su imaginaci¨®n. Jorge Varas tiene su estudio en el desorden del ¨¦xito. Las cajas vac¨ªas que llevar¨¢n su obra a la ciudad alemana de Stuttgart lo cubren todo. Varas trabaja con distintos materiales: no desperdicia ni un solo trozo de hierro ni de piedra ni de bronce. Sin embargo, sus ¨²ltimas obras son de madera y espejos: extra?as canoas que transmiten la idea inquietante de un viaje final. "A trav¨¦s de estas piezas me interesa dar una idea del tiempo y del viaje a su trav¨¦s. Los espejos son como los ojos del tiempo: ven, pero tambi¨¦n reflejan. Marcan", confiesa el artista.Gabriel Perezzan es quiz¨¢ el que ha desarrollado la obra m¨¢s pict¨®rica. Las habitaciones que ha elegido para trabajar est¨¢n tapizadas de grandes planchas de vidrio tocadas de color.
C¨¦sar Rey parece un profesor de ciencia pol¨ªtica de la California de los a?os setenta. En apariencia es el m¨¢s contracultural del grupo, y lo confirman sus pasiones: jugar al billar y so?ar esculturas. "Trabajo siempre a partir de una idea que engloba el material y la forma. Me obsesiona la idea de los ciclos, la idea de los retornos, el orden del caos". Se dedica en exclusiva a la escultura y sabe que "para poder hacerlo hay que renunciar a muchas cosas".
Se fue con el dinero de un premio, "muy poco dinero", a Nueva York. Cuando quiso regresar a Madrid se dio cuenta de que su apartamento estaba tan lleno de esculturas y de materiales -la mayor¨ªa de ellos encontrados en contenedores de basura, pues trabaja con desechos- que opt¨® por regresar sin nada. En este momento trabaja la madera. De sus manos acaba de salir una canoa tan liviana de forma y esp¨ªritu que no parece una canoa, sino su hueco. Su estudio est¨¢ completamente lleno de piedras.
Iv¨¢n de Lucas es el m¨¢s joven. Todav¨ªa vive en la duda del qu¨¦ hacer, y de momento ha abandonado la escultura en beneficio de los muebles. Ahora es un ebanista. En sus habitaciones hay mesas, sillas y pies de l¨¢mparas.
Iv¨¢n de Lucas pintaba antes de ser seducido por las vetas del palorrojo y la manzonia, dos maderas centroamericanas con las que ahora construye sus muebles. "No he estudiado dise?o. Trabajo con dos ideas b¨¢sicas: la utilidad y la belleza. Siento un placer especial al pensar que el trabajo que a m¨ª me produce placer est¨¦tico tiene, adem¨¢s, una utilidad. Comprendo que reduzco el problema del arte notablemente, a m¨ª se me puede plantear la duda de c¨®mo hacer una mesa, pero para qu¨¦" comenta.
En El Alamillo, una antigua explotaci¨®n agropecuaria, que ahora sirve de refugio a cerrajeros, criadores de palomas, y a unos diminutos huertos para jubilados, trabaja Andr¨¦s Fern¨¢ndez Alc¨¢ntara. All¨ª, en su barrac¨®n, rodeado degubias y alfabetos, trabaja la piedra hasta hacer surgir formas inquietantes. La evoluci¨®n de este artista, ya reconocido, es notable y recoge de manera progresivamente c¨¢lida la infinidad de dibujos nacidos en la soledad de El Alamillo. "Combato el fr¨ªo poni¨¦ndome a trabajar la piedra a primera hora, es un sistema infalible". Sus ¨²ltimas piezas, la serie televisores, llevan a la caliza la radicalidad de su manera de entender el arte.
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