Un concierto fantasma
El Inquilino Comunista y The Breeders
Entradas: 2.300 pesetas. 900 personas. Rev¨®lver Club. Madrid, 29 de abril.
El cartel de la noche del viernes, con las entradas agotadas desde hac¨ªa d¨ªas, trajo a la sala Rev¨®lver a dos de las bandas m¨¢s atractivas del panorama pop reciente: los bilba¨ªnos El Inquilino Comunista, una de las formaciones noveles que m¨¢s ha impactado en los circuitos de la independencia espa?ola, y The Breeders, un cuarteto norteamericano mayoritariamente femenino que ha arrasado con su ¨²ltimo disco, Last splash.
As¨ª que la sala y sus aleda?os se convirtieron en un marasmo de gente que creaba un ambiente festivo como se ven pocos y que transform¨®, inocentemente, la sala en un infierno que nadie se merec¨ªa, sobre todo despu¨¦s de pagar el excesivo precio de la entrada. Con unas condiciones p¨¦simas, el sonido sucio y distorsionado, y las temperaturas m¨¢s propias de una sauna que de una sala presumiblemente adecuada para recibir al p¨²blico, la expectaci¨®n y el inter¨¦s se vieron defraudados.
El Inquilino Comunista, que tras la edici¨®n de su primer disco ha recibido todo tipo de elogios, pas¨® por el escenario como un rayo y s¨®lo durante media hora escasa pudo tocar sus temas, que muchos no vieron ni escucharon por la estupenda desorganizaci¨®n de los horarios. Pero a nadie que consiguiera verlos defraud¨® porque El Inquilino Comunista es un bocado exquisito en nuestro panorama musical, que supo pasar con energ¨ªa el testigo a sus esperados compa?eros de cartel.
Escenario lejano
Pasada la una, aparecieron Kim Deal y su banda sobre un escenario que se hab¨ªa convertido en un lugar muy lejano para la mayor¨ªa. Y all¨¢ a lo lejos, con el sonido rebotando por todas las esquinas, The Breeders se esforz¨® en tocar sus temas y el p¨²blico en comportarse ajeno a las inclemencias absurdas de la sala. El power-pop de la banda caus¨® furor mientras el cuarteto se intercambiaba los instrumentos repasando los temas de su disco, y la interesant¨ªsima ex bajista de los Pixies, Kim Deal, intentaba ha cer o¨ªr su voz, sutil sello de su m¨²sica.
Imaginar lo que hac¨ªa The Breeders sobre el escenario y recordar las canciones tal y como est¨¢n grabadas en el disco, fue la opci¨®n a la que una gran parte del p¨²blico se aferr¨® para pasar la noche de uno de los conciertos m¨¢s esperados y que finalmente pareci¨® esfumarse como si no hubiera ocurrido nada o como si nadie hubiera pasado por el escenario. Poca m¨²sica y mucho calor.
Babelia
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