Mejoras t¨¦cnicas o retoques desgraciados
"?Ustedes retocan las fotos?", me pregunt¨® un lector el pasado d¨ªa 20. "En absoluto. Est¨¢ prohibido por el Libro de estilo de EL PA?S. S¨®lo se autoriza mejorar t¨¦cnicamente el contraste o la definici¨®n", le contest¨¦ con total convicci¨®n. "Le aconsejo que examine con cuidado una foto publicada ayer en la p¨¢gina 19 del suplemento de Madrid". Examin¨¦ la foto en cuesti¨®n y llegu¨¦ a la misma conclusi¨®n que el lector: estaba raramente retocada.La fotograf¨ªa no es especialmente relevante: ilustra un reportaje sobre un concurso de cortadores de jam¨®n y muestra a un caballero con bata blanca en plena faena. Pero, si se mira con atenci¨®n el pelo del concursante, se observa que se trata de un casquete de negro intenso. Ped¨ª ver el negativo original y comprob¨¦ que, por alg¨²n motivo desconocido, el pelo hab¨ªa sido perfilado, hab¨ªan desaparecido las entradas y el color estaba subido de intensidad.
Una peque?a investigaci¨®n permiti¨® comprobar que no es la primera vez que ocurre algo as¨ª. El 25 de junio de 1993, el Rey apareci¨® tambi¨¦n en una foto con un extra?o casquete y color de pelo. Afortunadamente, en aquella ocasi¨®n alguien percibi¨® el perverso efecto y corrigi¨® el error.
Lo importante, a mi juicio, es que ustedes sepan c¨®mo y por qu¨¦ se hacen esos retoques fotogr¨¢ficos.
Primero, el c¨®mo. Desde hace dos a?os, EL PA?S dispone de un moderno equipo de tratamiento inform¨¢tico de las im¨¢genes. Ya no es necesario positivar las fotos en papel, ni las que hacen nuestros periodistas ni las que env¨ªan las agencias. Todas ellas se procesan por un procedimiento inform¨¢tico y se examinan y cortan a trav¨¦s de una pantalla de ordenador.
Seg¨²n me explica Jos¨¦ Mar¨ªa de Miguel, jefe de preimpresi¨®n de EL PA?S, "se utilizan ordenadores Macintosh, con un programa de retoque denominado Adobe Photoshop".
Los responsables de la secci¨®n de fotograf¨ªa ven y eligen las instant¨¢neas y las editan de acuerdo con criterios period¨ªsticos.
"Editar no quiere decir retocar, sino, simplemente, dar el corte adecuado", afirma el redactor jefe Ra¨²l Cancio. "Los fot¨®grafos", a?ade, "exigimos que se respete el original. Una cosa es que el taller mejore la definici¨®n y el contraste, y otra que se suprima un contraluz, se siluetee una cabeza o se convierta lo rubio en negro".
Cancio advierte que las posibilidades del programa de ordenador son infinitas, pero que la inmensa mayor¨ªa de ellas est¨¢n prohibidas en un peri¨®dico. "Con el sistema antiguo", asegura, "el taller tambi¨¦n pod¨ªa limpiar un fondo oscuro o dar m¨¢s o menos contraste, pero no se pod¨ªan hacer cosas que ahora se hacen en diez segundos".
"Es evidente", prosigue Cancio, "que en el caso de la foto que comentamos se ha perfilado el pelo con el rat¨®n del ordenador, y eso es algo que no se debe hacer".
Jos¨¦ Mar¨ªa de Miguel, por su parte, asegura que "las fotos se retocan en Macintosh de acuerdo, exclusivamente, con par¨¢metros t¨¦cnicos". Por ejemplo, si la foto es muy oscura, se retoca la cara para conseguir mejor definici¨®n o contraste. Tambi¨¦n suelen retocarse partes de la fotograf¨ªa para realzar detalles de la misma, pero siempre con un ¨²nico objetivo: mejorar la definici¨®n.
"Con todo esto", explica De Miguel, "lo que se pretende es que el proceso de impresi¨®n no empaste las zonas oscuras. Todas las rotativas, por definici¨®n, tienden a empastar".
En el caso concreto de la foto del pasado d¨ªa 19, prosigue el jefe de preimpresi¨®n, se sigui¨® el procedimiento normal: "Recuadrar con el rat¨®n el marco de la cara para mejorar el contraste", pero luego el operador olvid¨® aplicar otro filtro para suprimir ese marco. El resultado es que la foto parece retocada.
Las nuevas t¨¦cnicas aplicadas por EL PA?S han permitido algo que, a mi juicio, es muy importante: mejorar la calidad del producto que tiene usted entre manos. EL PA?S est¨¢ hoy d¨ªa mucho mejor impreso que hace dos a?os.
Sin embargo, todas las novedades t¨¦cnicas plantean tambi¨¦n problemas nuevos. El Libro de estilo, que se elabor¨® cuando no exist¨ªa este sistema inform¨¢tico, proh¨ªbe "toda manipulaci¨®n de la fotograf¨ªa que no sea estrictamente t¨¦cnica", y autoriza espec¨ªficamente "la eliminaci¨®n de deterioros o correcci¨®n de defectos de revelado o transmisi¨®n".
La dificultad es saber hasta qu¨¦ punto las nuevas posibilidades "estrictamente t¨¦cnicas" pueden suponer una manipulaci¨®n de mayor alcance. Los fot¨®grafos creen que el tratamiento inform¨¢tico realizado por los t¨¦cnicos llega demasiado lejos y perjudica su trabajo period¨ªstico. Los t¨¦cnicos opinan que, gracias a esa labor, las fotograf¨ªas se mejoran sin perjudicar su valor profesional.
La Defensora del Lector ha planteado el debate a la direcci¨®n: ?qui¨¦n decide mejorar la calidad t¨¦cnica de una foto y hasta d¨®nde se puede llevar esa mejora sin desvirtuar el original?
"El Libro de estilo sigue te
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