El 'efecto domin¨®'
Como las v¨ªctimas paralizadas por la mirada de las golosas serpientes cuyos rituales de caza Ilustran los documentales de historia natural, el Gobierno socialista parece hipnotizado por los obscenos casos de corrupci¨®n y el acelerado ritmo impreso a los esc¨¢ndalos durante las ¨²ltimas semanas; la huida del ex director general de la Guardia Civil y sus amenazadoras declaraciones a la prensa desde un escondrijo arrecian la tormenta y disminuyen cualquier probabilidad razonable de que la lluvia escampe. La r¨¢pida respuesta dada por el ministro del Interior a la evaporaci¨®n de Luis Rold¨¢n entre una tupida malla de escoltas, vigilantes y esp¨ªas mereci¨® el aplauso generalizado de la opini¨®n p¨²blica, pero tambi¨¦n puso en evidencia la anterior falta de reflejos del presidente del Gobierno -"dos por el precio de uno"- desde que el caso Guerra hiz¨® sonar a comienzos de 1990 todas las alarmas.Por lo dem¨¢s, la dimisi¨®n presentada por Antoni Asuci¨®n el pasado s¨¢bado ha despertado el apetito de nuevas inmolaciones. No s¨®lo PP e IU reiteran la exigencia de que Felipe Gonz¨¢lez deje su puesto; el partido democristiano catal¨¢n coligado con Converg¨¨ncia condiciona su apoyo al Gobierno a que los ex ministros apadrinadores del nombramiento o mantenimiento de Luis Rold¨¢n y Mariano Rubio -es decir, Barrionuevo, Corcuera y Solchaga- asuman sus responsabilidades pol¨ªticas y abandonen su esca?o parlamentario. Abierta esa din¨¢mica, el efecto domin¨®, es decir, la ca¨ªda sucesiva de fichas que arrastra la fila entera hasta no dejar en pie ninguna pieza, alcanzar¨¢ antes o despu¨¦s a Felipe Gonz¨¢lez, abocado a presentar la cuesti¨®n de confianza, a dimitir de su cargo o a disolver las Cortes si no quiere dejar al PSOE y al Gobierno en la m¨¢s completa soledad parlamentaria y social.
?Cu¨¢nto tiempo podr¨ªa aguantar el jefe del Ejecutivo enrocado en su actual posici¨®n ultradefensiva, que le impide cualquier movimiento de ataque y que se deteriora d¨ªa a d¨ªa? Los gobernantes rara vez creen que las lecciones desagradables de la historia resulten aplicables a su caso y siempre conf¨ªan en alg¨²n acontecimiento imprevisto para salir del apuro; sin embargo, los c¨¢lculos de resistencia de los materiales de los ingenieros son m¨¢s fiables que las en so?aciones milagreras de los pol¨ªticos. Por si tronase poco, la convocatoria del 124 estrecha los m¨¢rgenes de maniobra de Felipe Gonz¨¢lez para hacer frente a una crisis situada ya fuera de su control. Si la corrupci¨®n es una cesta de cerezas envenenadas capaz de sorprender cada ma?ana con una nueva ponzo?a a los socialistas, la inminencia de los comicios europeos y andaluces hace directamente inviable o dificulta extraordinariamente la adopci¨®n inmediata de algunas de esas medidas dram¨¢ticas que los porta voces oficiales del Ejecutivo y del PSOE se empe?an en descartar, pero que Felipe Gonz¨¢lez tendr¨¢ que adoptar una vez abiertas las urnas. Si el presidente del Gobierno, atrapado por las fechas de la convocatoria electoral, se mantiene en su puesto de aqu¨ª al 12-J sin plantear siquiera la cuesti¨®n de confianza, ?hasta d¨®nde podr¨ªa llegar su deterioro personal? Santiago de la Vor¨¢gine narra en La leyenda dorada el martirio del di¨¢cono Lorenzo, condenado por el emperador Decio a morir en una parrilla de carbones ardientes; Luis Mart¨ªn Santos -cuyo recuerdo como dirigente del PSOE en la clandestinidad antifranquista ha sido semiolvidado por sus triunfadores disc¨ªpulos- concluye Tiempo de silencio con la sarc¨¢stica evocaci¨®n escurialense de las malas consecuencias que tuvo para el santo un leve comentario sobre el desigual tueste de su cuerpo: "El verdugo le dio la vuelta por una simple cuesti¨®n de simetr¨ªa". Las pr¨®ximas semanas nos permitir¨¢n comprobar si las lentas, largas y dolorosas agon¨ªas son exclusivas de una excesiva fe religiosa en la divina providencia o resultan tambi¨¦n propias de una desmesurada confianza humana en el destino pol¨ªtico.
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