A medias
SI EL objetivo del presidente del Gobierno era tranquilizar a la opini¨®n p¨²blica, seguramente lo consigui¨® a medias con su rueda de prensa de ayer. Por una parte, resolvi¨® con rapidez la crisis, de su Gabinete planteada por las dimisiones de dos ministros. Por otra, Gonz¨¢lez descart¨® cualquier intenci¨®n de dimitir, as¨ª como de convocar elecciones anticipadas. Esto elimina algunas incertidumbres. Pero si la crisis pol¨ªtica est¨¢ planteada en t¨¦rminos de opini¨®n p¨²blica, cuya justificada alarma reconoci¨®, sus explicaciones respecto a los esc¨¢ndalos que la han deteminado resultaron netamente insuficientes.El presidente dijo que no descarta plantear la cuesti¨®n de confianza, pero no la consider¨® necesaria por el momento. Es verdad que es al Gobierno al que corresponde esta iniciativa, pero no es cierto que para plantearla tenga que existir constancia de que no tiene suficientes apoyos parlamentarios. En la medida en que el Parlamento es un reflejo de la sociedad, la profundidad de la crisis pol¨ªtica exige revalidar de manera p¨²blica el respaldo parlamentario del Gobierno. Gonz¨¢lez asegur¨¦ contar con los nacionalistas catalanes, a la vez que neg¨® ser un reh¨¦n de ellos. Pero el hecho de que ayer mismo se entrevistase con Pujol, hasta momentos antes de la rueda de prensa, evidencia el c¨¢racter no incondicional, sometido a negociaci¨®n permanente, de ese apoyo de Converg¨¨ncia i Uni¨®. La sospecha de que es el propio Pujol quien se opone a oficializar su respaldo en, una eventual votaci¨®n de confianza es manifiesta.
Felipe Gonzalez excluy¨® una remodelaci¨®n a fondo de su Gobierno y cubri¨® con rapidez las bajas producidas. Luis Atienza, sucesor de Albero en Agricultura, no es persona de especial relieve pol¨ªtico; antiguo consejero de Econom¨ªa del Gobierno vasco, procede de Industria y se le considera pr¨®ximo al titular de ese departamento. No es Atienza precisamente la respuesta a la solicitud de dentro y fuera del partido socialista de aprovechar la crisis para formar un Gobierno de entidad pol¨ªtica suficiente para los duros tiempos que habr¨¢ de afrontar.
La opci¨®n de poner a Justicia e Interior bajo una direcci¨®n com¨²n es defendible y no es la primera vez que se maneja, aunque en esta circunstancia no parece fruto de un proyecto general de reforma de la Administraci¨®n. Gonz¨¢lez tendr¨¢ que argumentarla en su comparecencia parlamentaria del pr¨®ximo mi¨¦rcoles. La elecci¨®n de Juan Alberto Belloch para esa doble responsabilidad es una decisi¨®n a la vez arriesgada y valerosa. Arriesgada por tratarse de un independiente procedente de la judicatura y con escasa experiencia ministerial; valerosa porque se trata de una persona avalada por una biograf¨ªa de defensa de los derechos humanos y el principio de legalidad, a quien se encomienda sanear un ministerio en grave crisis de credibilidad tras el esc¨¢ndalo Rold¨¢n y necesitado de una reforma -y depuraci¨®n- en profundidad.
El presidente tambi¨¦n dio cuenta de las dimisiones como parlamentarios de los ex ministros Corcuera y Solchaga. Con ellas se alejan del primer plano de la actividad pol¨ªtica dos de los pol¨ªticos m¨¢s influyentes de la ¨²ltima d¨¦cada. La mayor¨ªa de los economistas serios reconocen un balance positivo de la gesti¨®n de Solchaga en Industria y Econom¨ªa en el periodo 19821989, y mucho m¨¢s discutible en la siguiente legislatura. El balance de la gesti¨®n de Corcuera se ve retrospectivamente emborronado por la actual crisis de ese departamento, revelada por el esc¨¢ndalo Rold¨¢n.
G¨®nz¨¢lez adopt¨® un tono sereno, aun para referirse a estos colaboradores tan cercanos que se van del escenario pol¨ªtico por responsabilidades pol¨ªticas en la vigilancia de sus antiguos ministerios. En tono m¨¢s grave, habl¨¦ del bochorno que dijo sentir y que comparten los ciudadanos ante los casos de personas que han aprovechado sus cargos pol¨ªticos para enriquecerse. Pero se ech¨® en falta una actitud m¨¢s autocr¨ªtica respecto a las causas. Es algo que no puede obviar el pr¨®ximo mi¨¦rcoles en el Parlamento.
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