21 pesetas por minuto
Tres horas, tres, se pas¨® Phil Collins en Las Ventas. Interpret¨® 26 canciones en un recital maratoniano, descanso inclu¨ªdo, que estuvo a punto de hacer agua en algunos momentos. Y es que 180 minutos de Phil Collins es mucho Collins.El brit¨¢nico cuida sus espect¨¢culos con mimo e imaginaci¨®n. En su anterior visita plant¨® en el escenario un gigantesco tiovivo; ahora utiliza el mecanotubo, la imaginer¨ªa realista, los decorados m¨®viles... Un dineral en producci¨®n que Collins acerca al p¨²blico con una normalidad que le diferencia de las estrellas del rock, situ¨¢ndole en una esfera casi familiar.
T¨ªo Phil comenz¨®, sentado a la bater¨ªa, con Don't care anymore., Buen sonido, voz algo met¨¢lica y m¨²sicos de lujo a su vera. A la segunda canci¨®n -Don't loose my number, otro de sus ¨¦xitos-, el guitarrista Daryl Stuermer ya destap¨® las esencias que apuntaba cuando acompa?aba al violinista Jean Luc Ponty; a la tercera -Everyday- la sombra de James Taylor plane¨® por el coso. Y as¨ª, mezclando canciones mediocres con baladas que se han convertido en ¨¦xitos -Paradise, One more night...-, Collins acab¨® la primera parte con Both sides, tema estrella de su ¨²ltimo disco. Resumen: precisi¨®n, profesionalidad, carisma, esquemas repetitivos y cierta monoton¨ªa. El p¨²blico encantado.
Phil Collins
Phil Collins (voz, percusi¨®n, teclados),Daryl Mark Stuermer (guitarra), Nathan Harrel East (bajo, coros), Bradley Cole (teclados), Ricky Lawson (bater¨ªa), Amy Elizabeth Keys y Arnold McCuller (coros), Daniel Robert Fornero, Harry Dixon Kim, Arturo Valenzuela y Andrew P. WooltoIk (metales). 16.000 personas. Precio: 3.800 pesetas. Plaza de toros de Las Ventas. Madrid, 5 de mayo.
La segunda parte fue bien diferente; un guateque animado por su gran pasi¨®n: el soul de los ¨²ltimos 60 y primeros 70. Aparecieron las trompetas y los saxos y todo fue m¨¢s alegre, luminoso, r¨ªtmico, bailable y rico en arreglos. Resumen: m¨¢s negro.
Con Can't hurry love (de las Supremes), puso la plaza boca abajo y la fiesta ya no ces¨® hasta Sussudio, adornado con serpentinas y confeti. Phil Collins hab¨ªa apostado por el baile y gan¨®. A pesar de la reiteraci¨®n de sus canciones y de la monoton¨ªa r¨ªtmica; de la linealidad interpretativa y de la falta de est¨ªmulos nuevos. Collins es un cl¨¢sico y, como tal, una inversi¨®n segura. A 21 pesetas por minuto. No est¨¢ mal para los tiempos que corren.
Babelia
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