El disco de Newton

Si Ram¨®n Oller es el sentimentalismo bien entendido y Cesc Gelabert el concepto del espect¨¢culo, Vicente S¨¢ez es, para la nueva danza espa?ola, la precisi¨®n a toda costa.Iris es un buen montaje que da continuidad expositiva a los planteamientos de Uladi, su anterior creaci¨®n. Si all¨ª fue la arena calimera, aqu¨ª es la luz en su estado puro. El blanco, seg¨²n Newton, contiene todos los colores; para los japoneses es luto; para los asirios, pureza, y para S¨¢ez, veh¨ªculo consciente de aproximaci¨®n a una l¨ªnea clara, sobria, nunca fr¨ªa.

El core¨®grafo sigue fiel a sus principios, es estricto y virtuoso para la organizaci¨®n espacial, y obliga a un baile di¨¢fano donde no hay trucos corporales, sino mucha invenci¨®n de material coreogr¨¢fico, regido por una especie de destino de expansi¨®n diagonal.

Hay un estilo S¨¢ez, un tipo de energ¨ªa manejada de manera original a base de puntos exc¨¦ntricos, giros y frases c¨ªclicas que crean un tejido reconocible en la memoria del espectador. Es, en este caso, el experimento de varios a?os que resulta producto din¨¢mico, y hasta con algo de perverso en las relaciones virtuales de los artistas: deben chocar, retarse, unirse y separarse no a voluntad, sino sobre un plano muy detallado.

Con mucho tino, S¨¢ez se acerca al tap y al folclore afroatl¨¢ntico a trav¨¦s de citas muy puntuales, y hasta la desconcertante escena de humor pop donde se prepara un caf¨¦ instant¨¢neo en vivo y en directo, entra en su l¨®gica.

Iris es un espect¨¢culo solar que habla soterradamente de la b¨²squeda de un color ¨²nico que valga para te?ir el vestido, las ideas y, naturalmente, la danza.

Los bailarines son extraordinarios, especialmente Assumpta Arqu¨¦s, siempre sorprendente con su potencia y magia. La cubana Jeanette Moreno y el valenciano Rafael Linares son las dos ¨²ltimas adquisiciones de S¨¢ez, y en ambos casos ha acertado de lleno.