Una brillante clausura

La serie Orquestas del Mundo, de Iberm¨²sica, 1993-94, quedaron clausuradas con la segunda actuaci¨®n madrile?a de la Sinf¨®nica de Londres dirigida por Tilson Thomas. Programa bien distinto al del d¨ªa anterior, se abri¨® con una vivac¨ªsima y brillante versi¨®n de la obertura La urraca ladrona, de Rossini, para continuar, en modo l¨ªrico, con el Adagio, de Samuel Barber (West Chester, Pensilvania, 1910-1981). La atractiva y familiar p¨¢gina puso en evidencia las bell¨ªsimas sonoridades de las cuerdas londinenses.La Sinfon¨ªa en do menor, de Beethoven, la Quinta por antonomasia, llen¨® la segunda parte y obtuvo una interpretaci¨®n clara, fuertemente impulsada y de indudable efecto, pero la obra fue entendida y transmitida con no escasa superficialidad.

Tuvimos lo que actualmente suele denominarse una lectura en la que las palabras y las frases quedaron bien pronunciadas; permaneci¨® ausente, sin embargo, lo esencial, cuanto se esconde detr¨¢s de las notas, la dimensi¨®n trascendente de la m¨²sica.

Lo sensacional de la tarde qued¨® reservado para Sergio Prokofiev y su Concierto en re mayor opus 19, primero de los dos escritos para viol¨ªn por el compositor ruso. Data de 1917 y fue estrenado en Par¨ªs, por Marcel Darrieux y Kusevitzky, en 1923. De esta obra hermos¨ªsima, cordialmente afectiva, ¨ªntimamente l¨ªrica y sustantivamente original; hizo una aut¨¦ntica creaci¨®n Maxim Vengerov (Novosibirsk, Siberia Occidental, 1974), una de las muchas estrellas salidas de las aulas del profesor Zakhar Bron, hoy catedr¨¢tico de la Escuela Reina Sof¨ªa en Madrid.

A los 20 a?os no cabe mayor virtuosismo, ni m¨¢s limpia musicalidad comunicada a trav¨¦s de un sonido precioso ennoblecido por el Stradivarius de 1727 que utiliza Vengerov. La gran lecci¨®n de expresividad honda, de asimilaci¨®n exacta de cuanto el autor traz¨® en sus pentagramas, tuvo prolongaci¨®n altamente espectacular, en una p¨¢gina de Eug¨¨ne Ysaye, y el triunfo puede calificarse de un¨¢nime y clamoroso.